Felipe A. Páucar Mariluz*
Los salones, festivales y ferias del cacao y café en Perú y el exterior son para la promoción y lograr enlaces comerciales. Foto Leyenda del Huallaga. |
El 15 de setiembre de 1985 con la participación de 4 mil
productores de café y cacao de Huánuco, San Martín y Ucayali, representantes de
la Naciones Unidas, autoridades del gobierno nacional, regional y local, así
como del Congreso de la República, en mi condición de presidente del Consejo de
Administración de la Cooperativa Agraria Industrial Naranjillo presidí la
ceremonia de inauguración de una moderna planta procesadora del cacao de origen
italiano para obtener licor de cacao, manteca de cacao y cocoa, con una
capacidad de procesamiento de 3 mil toneladas de cacao por año y un costo
aproximado 3 millones de dólares, financiados con los aportes de 5 mil socios
cafetaleros y cacaoteros, el Banco Agrario del Perú y una donación de la
Organización de las Naciones Unidas. Fue el primer aporte al desarrollo
alternativo a la coca y a la economía ilegal del narcotráfico. A partir de esa
fecha fui invitado a decenas de ceremonias de inauguración de pequeñas plantas
artesanales productoras de chocolate en varias cuencas cocaleras de la Amazonía
peruana.
En setiembre de este año en el recorrido por un sector del
amplio valle de los ríos Apurimac, Ene y Mantaro, Vraem, visité dos Plantas
Piloto Escuela, procesadoras de cacao y café del CITE Pichari; instalaciones,
maquinarias y equipos con una inversión de 12 millones 800 mil soles, que el 03
de octubre fueron inauguradas por el presidente Pedro Castillo Terrones, aquí
anunció que su gobierno tendrá como tarea promover y apoyar la industrializar
de los productos agrícolas incluido la hoja de coca. También recorrí las
instalaciones productoras de fertilizantes orgánicos, de postcosecha y de
manufactura de la cooperativa Qori Warmi ganadora de premios nacionales e
internacionales por la alta calidad de sus chocolates, su gerente Edgar Isla
Sánchez de amplia experiencia en la producción e industrialización del cacao,
valoró el aporte de sus socias, de la cooperación internacional y de la
municipalidad de Pichari, además opinó sobre las buenas perspectivas para la
industrialización del cacao y café en el VRAEM.
En el Perú hay una red de 46 Centros de Innovación
Tecnológica, conocidas como CITE, de las cuales 27 son públicos y 19 privados,
todos ellos bajo la supervisión del Instituto Tecnológico de la Producción
(ITP), la mayoría destinadas al cacao y café. Uno se encuentra ubicado en el
sector Tulumayo provincia de Leoncio Prado.
Se estima que en el Perú existen aproximadamente 200 mil
hectáreas de cultivos de cacao, que producen 135 mil toneladas de grano
trabajadas por 100 mil familias que en su mayoría están dentro de la
agricultura familiar, que serían apoyados con la segunda reforma agraria que
impulsa el presidente Castillo. El Perú obtiene entre 250 y 300 millones de
dólares al año por la exportación del cacao en grano y derivados.
En el caso del café, las exportaciones en el 2020 fueron de
648.2 millones de dólares, los principales destinos fueron Estados Unidos,
Alemania, Bélgica y España. Para el año 2021 se estima un crecimiento de las
exportaciones del 10%, haciendo un total de 3.8 millones de sacos de 60 kilos,
producidos por 230 mil familias pequeñas y medianas, en mayoría de la
agricultura familiar. Se exporta a 44 mercados del mundo. En este cultivo la industrialización también
es pequeña debido a la poca demanda del subproducto por varios factores, pese a
que el grano aromático es de excelente calidad y se produce en cantidades
importantes desde 1960, venciendo las limitaciones de plagas, falta de
financiamiento, precios bajos, escasa tecnología, excesiva intermediación de la
comercialización, entre otros aspectos que impactan negativamente.
En el periodo 2019-2020 la pandemia tuvo un impacto en la
producción del grano como en la logística de exportación, procesos, estándares
de calidad, formas de comercialización y comunicación, comportamiento del
consumidor, entre otros. El sector cafetalero y cacaotero experimentaron
cambios. La clave fue entender el cambio; logrado a través del estudio de las
tendencias del mercado. La cooperación internacional es importante, porque
desde diversos frentes capacitan, educan, equipan y les enseñan la necesidad de
prácticas para proteger el medio ambiente.
Evaluando calidad de café en taza, catadores de la JNC. Foto cortesía. |
El Perú es uno de los principales lugares originarios del
cacao, posee el 60% de las variedades de cacao del mundo. Ha sido calificado
por la Organización Internacional del Cacao (ICCO) como un país en donde se
produce y se exporta un cacao fino y de aroma, logrando el 36% de la producción
mundial de este tipo.
Según Fitch, el aumento en la producción de cacao de alta
calidad no solo ha ayudado a la reputación internacional de Perú, sino que ha
permitido que el país aumente en 10 veces las exportaciones principalmente a
Bélgica, los Países Bajos, Italia y EE.UU.
Con el objetivo de ayudar a mejorar la producción de los
cultivos alternativos, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin
Drogas (Devida) invirtió S/. 5.8 millones para la entrega de 37 plantas
artesanales procesadoras de café y cacao que beneficiarán según se dijo a 4 mil
familias productoras del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
También apoyan a los productores del Huallaga, Ucayali y otras cuencas
cocaleras donde se produce cacao y café, aunque en varios casos se reportó
problemas de diferente tipo por lo que no estarían funcionando adecuadamente.
La realidad es que la gran mayoría de familias productoras
de cacao y café viven en niveles de pobreza y tienen que realizar otras
actividades para el sustento del hogar. Existen productores que por diversas
circunstancias favorables lograron posicionarse económicamente, ellos deberían
ser estudiados para rescatar las fortalezas y aplicarlas donde hay debilidades.
Quizás lo más importante sea una evaluación profunda de las entidades
nacionales e internacionales que mediante planes y programas usaron millonarios
presupuestos en supuesto beneficio de los agricultores para determinar porqué
fracasaron u obtuvieron pobres resultados que ni remotamente son soluciones
sostenibles en el tiempo.
En el caso de la coca un cultivo de importancia innegable en
su condición legal o ilegal, cuando se examina su ciclo de expansión y caída de
la producción y el comercio legal de la hoja de coca y cocaína que ocurrió en
las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, se debe tener en cuenta
factores como la globalización, los avances tecnológicos, la industrialización
y la publicidad que impulsaron el auge de la coca como materia prima y de la
droga cocaína. Su posterior caída se debió a razones no económicas, sino de
tipo sanitario, religioso, moral y de política internacional. Quienes
resultaron ganadores de esa expansión fueron algunos países desarrollados y un
país andino, el Perú. Bolivia y Colombia también tuvieron participación
marginal de este auge.
Perú obtuvo grandes beneficios del crecimiento del mercado
de la cocaína, no solo por la expansión de cultivos de coca, sino también
gracias a la manufactura de cocaína bruta. A partir de su primer envío, en
1886, este país se convirtió en el único exportador mundial de este producto,
que era comprado casi todo por Alemania. Los envíos de cocaína bruta peruana pasaron
de 1,7 toneladas en 1890 a 10,7 toneladas en 1901, el punto máximo de las
exportaciones, y bajaron a 5-6 toneladas anuales en el periodo 1906-1910, según
informes de investigadores.
El Perú entre las décadas del 80 y 90s llegó a producir
decenas de miles de toneladas de cocaína, solo en 1992 se calculó la existencia
de 245 mil hectáreas de cocales con capacidad para producir 1,500 toneladas de
cocaína ilegal exportadas principalmente a Estados Unidos, (APODESA). Desde
1995 los cultivos de coca fueron abandonados a consecuencia del retiro de las
mafias del narcotráfico principalmente colombianas por la estrategia de
derribar las avionetas donde trasladaban la pasta de cocaína para convertirlas
en clorhidrato en Colombia, es así que en el 2001 existían aproximadamente 31
mil hectáreas de cultivos de coca activos y se estimaba una producción de 250
toneladas de cocaína. Veinte años después la Oficina de Políticas de Drogas de
la Casa Blanca ONDCP da a conocer en su informe que existen 88,200 hectáreas de
coca que producirían 810 toneladas de cocaína, esto a pesar que el CORAH y el
MININTER nos dieron a conocer años tras año la erradicación de más de 200 mil
hectáreas de cocales en este periodo.
A la polémica de si existe o no erradicación de cocales en
el VRAEM, se sumó la reciente difusión de un audio amenazante atribuido por
inteligencia del ejército peruano a Florabel Vargas la supuesta ‘camarada
Vilma’ del MPCP en defensa de los cultivos de coca, lo que en opinión de
dirigentes y autoridades abona la incertidumbre e indefiniciones en torno a la
planta milenaria y a las familias que se dedican a su cultivo.
En consecuencia, tomando como base esta realidad podemos
deducir que la estrategia represiva con la erradicación compulsiva de cultivos
de coca es una estrategia fallida, ya que no logró reducir significativamente
la producción cocalera y de cocaína. Y segundo que el único cultivo que
desarrollo la gran industria agrícola en Perú fue la coca y su derivado cocaína
con la generación de miles de millones de dólares en 100 años de vigencia
primero legal y luego ilegal hasta la actualidad. La otra cosecha es una larga
lista de exfuncionarios improductivos de DEVIDA, Proyectos Especiales, ONGs y
el MININTER, pero con capacidad para cuestionar y presentarse como salvadores
de un conflicto-problema en el que fracasaron pero a la vez fortalecieron sus
economías y posición personal, se trata de los otros cuellos blancos de la
administración pública con acceso a medios de comunicación que usan como caja
de resonancia. Esa es una realidad angustiante que arrastramos cual pesada cruz
y un círculo vicioso de nunca acabar, pero que algunos intentan camuflar,
ocultar o utilizar para sacar ventajas.
• Periodista investigador – Ingeniero Agrónomo.