miércoles, 14 de abril de 2021

Elecciones 2021: El Perú profundo confronta en las urnas a la derecha tradicional.

Felipe A. Páucar Mariluz*

"El contexto de crisis sanitaria, económica y política es relevante para entender cómo es que Perú ha caído en esta apatía".

 

Pedro Castillo el candidato que ganó la primera vuelta no tiene procesos judiciales pero si el dueño del partido Bladimir Cerrón. Foto cortesía.

En primera vuelta electoral el Perú mostró una polarización entre izquierda y derecha, además la fragmentación de la población votante en 7 agrupaciones políticas a quienes apoyó de manera tal que el ganador el profesor y agricultor Pedro Castillo obtuvo 19% y la segunda Keiko Fujimori heredera del fujimorismo y expresión del status Quo o ‘las cosas como están’, obtuvo un 13%, mientras los candidatos Hernando de Soto, Raúl López Aliaga, Yonhy Lescano, César Acuña, Verónica Mendoza obtuvieron entre 11 y 7%, de apoyo y preferencias respaldo insuficiente para afirmar que nos encontramos ante líderes de la política menuda que intenta gobernarnos.

Sin bien la sorpresa en las elecciones 2021 resultó ser Pedro Castillo que ganó en preferencias  en 16 de las 24 regiones del país, convirtiéndose en el tsunami que logró desplazar en dos semanas a los candidatos favoritos Yonhy Lescano, Keiko Fujimori, Hernando de Soto y Rafael López Aliaga, el respaldo no es contundente, lo que lleva a la incertidumbre de su candidatura que deberá enfrentar en segunda vuelta a la candidata del poder político y económico, poderes que entran en pánico ante la imagen de Venezuela y Cuba o del episodio funesto vivido recientemente como la dolorosa guerra interna entre el terrorismo y contra terrorismo que utilizó como conejillo de indias o chivos expiatorios a la población peruana urbana y rural; imagen y episodios que sin duda utilizaran para decirnos que su candidata Fujimori es la mejor opción como lo hicieron con el entonces candidato Ollanta Humala que terminó siendo como presidente el vasallo de esos poderes. En esta especie de guerra desigual tendrán protagonismo los grandes medios de comunicación y las redes sociales Facebook y Twitter que serán convertidos en la caja de resonancia de la mentira, la calumnia y difamación.

Con estos resultados se evidencia una vez más que somos un país fracturado, dividido, con un Perú profundo de peruanos marginados, ignorados y explotados. Con un centralismo limeño que profundiza la grieta de la desigualdad, un centralismo asfixiante que no atiende los reclamos urgentes por décadas hasta provocar la reacción de rechazo a las eternas promesas olvidadas y dádivas hechas costumbre por quienes lucraron impunemente con el poder y mancillaron el honor de 32 millones de peruanos y peruanas, en mayoría gente honesta y trabajadora que merece comprensión y algo de bienestar.

Hace un año fue el Frepap quien dio  el primer campanazo, esta vez fue Perú Libre de Pedro Castillo, profesor, rondero y campesino. Una novedad para Lima y la clase política que lo conoció en una larga y radical huelga magisterial, sin embargo, es bastante conocido en las provincias, distritos y caseríos; esa población es la que se expresó en las urnas con contundencia y claridad convirtiendo a los otros 17 candidatos en grandes perdedores.

En 16 de las 24 regiones del país tiene más de 30% de votación como: Apurímac, Cajamarca, Huancavelica, Ayacucho, Puno, Huánuco, etc., en mayoría son regiones pobres o extremadamente pobres, con profunda desigualdad histórica y en las que el Estado no ha logrado dotar de mayores oportunidades a sus habitantes, en especial a los pobres extremos que sobreviven en medio del abandono y la indigencia. El periodista Nicolás Lucar en Exitosa radio y televisión aseguró que en estas y otras regiones estamos peor que Venezuela en respuesta a  los tontos útiles de los poderosos que presentan a este país en desgracia por responsabilidad de gobernantes corruptos y autoritarios como el cuco al que debemos temer con un eventual gobierno de Pedro Castillo. Hemos vivido tiempos de grave autoritarismo y corrupción, el mal que heredamos y hoy padecemos es la corrupción y tiene en la candidata Keiko Fujimori Higushi su representante genuina.

Pedro Catillo propone el cambio de Constitución, así como la eliminación del sistema de las AFP. Ha propuesto la elección popular de jueces, fiscales y procuradores y la revisión y renegociación de todos los contratos entre el Estado y las empresas transnacionales. Otra promesa de campaña es la estatización y nacionalización de empresas en sectores estratégicos.

Se ha pronunciado en contra del impuesto a la riqueza y ha mostrado un perfil conservador en relación a la familia, los derechos de la mujer y la educación. En las siguientes ocho semanas debe buscar alianzas y consensos que consoliden su triunfo en la segunda vuelta, deberá enfrentar a las alianzas que pueda lograr Keiko Fujimori de la derecha tradicional que hará lo imposible para derrotarlo en el entendido que él es una amenaza para sus intereses y quizás para el país por sus vínculos no probados con Venezuela, Cuba y el Movadef y que él ha negado reiteradamente.

 

Keiko Fujimori Higushi, la candidata de la derecha tradicional que ocupó el segundo lugar, con el riesgo de volver a la cárcel por presunta corrupción. Foto Poder Judicial.

La profunda crisis de representación política, expresada en la clara fragmentación de la intención de voto que implicó que hasta 5 candidaturas llegaran al día de los comicios con similares probabilidades. Las tendencias registradas en las encuestas quedaron refrendadas en las urnas. La dispersión de las preferencias es de tal magnitud que la suma de los votos otorgados a los tres primeros candidatos alcanza el 43% de los votos válidos, un hecho inédito en la historia de nuestras elecciones democráticas desde 1980.

La fragmentación del país no debe ensombrecer el rasgo principal de los resultados de esta primera vuelta, que es: una franca polarización entre dos modelos de solución a la grave crisis política, económica y social que atraviesa el país, agudizada el 2020 por la pandemia.

La definición de la segunda vuelta dependerá de cómo se estructuren las alianzas políticas que permitan obtener la mayoría absoluta de los votos. La extrema fragmentación de las preferencias electorales, en un contexto de crisis económica, política y moral agravado con la pandemia, dio como resultado el surgimiento de los extremos ideológicos, la aparición de López Aliaga de la extrema derecha fundamentalista en el sistema político, es el indicativo de un electorado que se inclina por opciones que ofrecen salidas dramáticas a la crisis, aunque estas sean difíciles o imposibles de cumplir.

Las soluciones podrán darse si se mejora las estructuras del Estado incapaz y corrupto que heredamos de otros gobiernos por décadas, taras y vicios que se mantuvieron hasta la actualidad, por el cobijo de los gobiernos incompetentes y corruptos que les sucedieron. Estos son aspectos claves y fundamentales que las peruanas y peruanos tendremos que evaluar y tener presente cuando volvamos a las urnas a elegir al nuevo presidente de un gobierno que esperamos sea el inicio de salida del inmenso hoyo en el que nos encontramos atrapados.

 Es hora de preguntarnos: ¿Cómo cayó nuestro país en estas circunstancias?

Estas son cuatro claves para entender de alguna forma este panorama incierto:

Crisis de partidos / Crisis de representación: El Perú viene viviendo una crisis de partidos hace décadas, pero se trata más de una "crisis de representación política". "Los partidos tradicionales, con historia, han dejado de representar a un porcentaje alto del electorado y los partidos más nuevos son tomados por algún político que no tiene partido como vientre de alquiler. Cada elección presenta candidatos diferentes que no se quedan en el partido, lo que le da una imprevisibilidad muy grande al sistema", "Los partidos están en crisis cuando se combina la insatisfacción ciudadana y la falta de liderazgo", sostienen los analistas.

Presidencias débiles: Al problema de los partidos se suma el continuo enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Congreso durante los últimos cinco años. La destitución de Martín Vizcarra en noviembre, por parte del congreso, desató fuertes protestas en Perú, no en defensa del expresidente sino de la fragilidad del cargo presidencial sujeto a apetitos de golpistas de toda clase. La pelea entre el Ejecutivo y el Legislativo se dio con el presidente Pedro Pablo Kuczynski y continuó con  Martín Vizcarra, que también llegó a la presidencia sin mucho apoyo en el Congreso. En septiembre de 2019 disolvió el Parlamento y en noviembre de 2020, el nuevo Parlamento lo destituyó. Manuel Merino, el presidente que lo reemplazó, duró cinco días y finalmente asumió Francisco Sagasti, un mandatario de transición con buen currículo académico y pocas definiciones políticas.

Como el Estado está "en conflicto permanente", hay una "desconfianza de que la política pueda solucionar los problemas del día a día". Las perspectivas para el nuevo gobierno no parecen muy diferentes, ante la alta dispersión del voto. "Con esta elección, Perú afronta dos riesgos concretos: uno, el de la presidencia sin mayoría, con un Congreso muy fragmentado, con una fragmentación mucho mayor a la que hemos tenido históricamente", dijo César Campos a un medio internacional. El segundo riesgo, consecuencia del primero, es que haya problemas de gobernabilidad similares a los que hemos vivido en los últimos cinco años. La amenaza va a estar ahí.

El problema de la corrupción. El mayor problema que ha golpeado las esperanzas que los peruanos es la corrupción. Según el Barómetro de las Américas del Latin American Public Opinion Project, de la Universidad de Vanderbilt, EE.UU., Perú apareció en la edición de 2018-2019 como "el país más preocupado por la corrupción", ya que el 36% de los entrevistados la nombró como el problema más importante del país. También fue el país en el que más encuestados, un 95%, "creen que la mitad o más de los políticos está involucrado en corrupción". Para el 61% de los peruanos, el principal problema es la corrupción, según una encuesta de octubre de 2020 de Ipsos Perú. El efecto de presidentes procesados y encarcelados es que muchos de los partidos se quedaron sin líderes y la gente dejó de confiar en estas opciones políticas.  La corrupción de las últimas décadas ha creado "una sensación de que todos los políticos son iguales, de que la corrupción está presente inevitablemente en la política", por lo que "ha afectado gravemente la confianza en el sistema político".

La candidata Keiko Fujimori encarna la grave corrupción y autoritarismo de la década del fujimorato donde su padre fue presidente y ella en los últimos tramos la primera dama, como si fuera poco, tiene investigaciones por el lavado de 15 millones de soles utilizados en sus dos fallidas campañas electorales anteriores que fueran entregados por Odebrecht, empresarios del ‘Club de la construcción’ y del mundo de las finanzas y negocios a cambio de favores cuando fuera presidenta. Además, están sus presuntos vínculos con el narcotráfico como denunció la prensa independiente y el político Fernando Olivera quien menciona el caso de su hermano Kenyi en cuyo almacén se encontraron 100 kilos de cocaína y algunos de sus dirigentes y aportantes investigados por narcotráfico y lavado de activos, o de ser propietaria de numerosas propiedades a lo largo y ancho del país, entre otras perlas negras.    

Candidatos populistas. La candidatura de Pedro Castillo, del partido Perú Libre del sentenciado Bladimir Cerrón, creció en las últimas semanas, al generar en el elector la sensación de cambiar el estado de cosas a partir de un discurso populista. Aunque Verónica Mendoza y Yonhy Lescano solo confrontaron la dimensión económica, pero no pudieron confrontar la política porque Lescano fue congresista y Mendoza participó en el gobierno de Ollanta Humala". Los candidatos han segmentado al electorado peruano y dada la fragmentación, han agudizado sus posiciones, por eso los extremos de Pedro Castillo y López Aliaga se notaron más. Mientras que Keiko Fujimori y Hernando de Soto quedan como los defensores del sistema imperante que millones de peruanos rechaza y quieren cambiar. Algo esencial para el desconfiado electorado peruano, es que anteriormente creyó en figuras con discursos populistas y radicales, como Ollanta Humala (2011-2016), quien una vez llegado a la presidencia se olvidó de promesas y compromisos para dedicarse a servir a los poderes tradicionales del país, a los empresarios y a los ricos.

Hasta el momento nada hace pensar que con estas elecciones las cosas vayan a ser distintas a lo que hemos visto desde 1985 y, más bien, con los números delante, podemos presumir que tendremos un presidente o presidenta aún más débil que los últimos cuatro desde 2016, ninguno de los cuales llegó a cumplir dos años de mandato. Tanto el Ejecutivo como el Congreso enfrentarán problemas de legitimidad ante una ciudadanía que desde ya los mira con desconfianza y que, no los elegirá de forma mayoritaria.

Mientras tanto, nuestras élites hablan de “defender el modelo” pero viven bien aceptando la falta de transparencia, la falta de responsabilidad y rendición de cuentas que exige cualquier sociedad democrática medianamente funcional.

 “En nombre del pueblo de los Estados Unidos, les deseo a los ciudadanos de Bolivia, Ecuador y Perú un exitoso proceso electoral el 11 de abril, que se desarrolle de manera justa, libre, accesible y pacífica. Como parte de nuestro esfuerzo por proteger y fortalecer las democracias, debemos reconocer que las elecciones libres y justas para todos los ciudadanos son apenas un paso de este proceso, puesto que la votación libre y justa debe estar acompañada por el respeto de los resultados, las libertades fundamentales y la rendición de cuentas”. Expresó el presidente Biden a través de la Casa Blanca mediante un comunicado. Deseos que estarían muy lejos de cumplirse cuando desde este país en las últimas cuatro décadas se arremetió con políticas represivas contra un sector de campesinos cultivadores de la hoja coca en el marco de su guerra contra las drogas.

Al cierre de este informe, Pedro Castillo y Keiko Fujimori comenzaron a afinar sus estrategias para lograr el triunfo en la segunda vuelta, cada quien a su propio estilo. El candidato de Perú Libre dio una conferencia en Cajamarca junto con un grupo de ronderos, en la que ratificó sus propuestas e hizo un llamado a todos los sectores a dialogar; mientras que la lideresa de Fuerza Popular lo hizo recibiendo en su casa a sus más allegados asesores quienes se reunieron con líderes y asesores de Avanza País y Renovación Popular.

En cuanto a la elección de congresistas al 100% de actas procesadas, en Huánuco los virtuales congresistas son Elizabeth Medina Hermosilla profesora y empresaria, Abel Augusto Reyes Cam con estudios secundarios por Perú Libre y el médico Luis Picón Quedo de Alianza Para el Progreso. En Ucayali los congresistas serían de Fuerza Popular, Acción Popular y Perú Libre. En San Martín los congresistas probables serán de Alianza Para el Progreso, Perú Libre, Fuerza Popular y Acción Popular. (Con información de: ONPE, encuestadoras, organismos internacionales de vigilancia, prensa internacional: el País, Panampost, EFE. Prensa nacional: La República, El Comercio. Blog Leyenda del Huallaga, etc.).


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