Líderes latinoamericanos cuyos países están unidos por luchas libertarias del Bicentenario. Foto difusión. |
“En el fondo, más que la cifra del superávit o el déficit
fiscal al 2021, lo crucial es la habilidad del Estado para cerrar las brechas
sociales y de competitividad del país en un espacio razonable de tiempo
mientras sigue una conducta responsable financieramente. Así como el dispendio
fiscal lleva a países enteros a la ruina, de poco vale un superávit fiscal
permanente si las conexiones de agua y desagüe o la infraestructura de los
hospitales, los centros educativos, las carreteras o la agricultura
andino-amazónica mantienen la misma precariedad producto del abandono por
décadas. Esta es la verdadera deuda social o pública que los gobiernos en su
casi totalidad de la derecha liberal no ha sido capaces de saldar y por tanto
deben tratar de revertir a partir del Bicentenario que se presenta auspicioso
como siempre para mercantilistas y los poderosos de la economía así como para
los dueños de grupos políticos intrascendentes y negociables, pero, a la vez,
sombrío para la inmensa mayoría de peruanos que una vez más confían en la
persona de Pedro Castillo Terrones como la persona que los representa y que
tratará de hacer realidad el lema, “No más pobres en un país rico”, que fue de
todos los grandes pendejos y felones que pasaron por palacio de gobiernos en
200 años. Un objetivo distante frente a la actitud cuestionable de quienes
durante la segunda vuelta se comportaron como vulgares sediciosos y golpistas
anteponiendo sus intereses al del conjunto de peruanos, con un congreso
beligerante que no está a la altura de las urgencias actuales y un legislativo
que de arranque enmascara a la corrupción y al terrorismo en la designación de
ministros, viceministros y altos funcionarios.
A todo ello, qué sentimientos generan el Bicentenario de la
independencia? Orgullo (40%), esperanza y optimismo (32%), amor/cariño (23%), curiosidad/interés
(16%), sentimientos encontrados (10%), pena (6%), indiferencia (5%), rabia y
odio (3%), vergüenza (2%), otros (1%).
El Proyecto Especial Bicentenario de la anterior Presidencia
de Consejo de Ministros tuvo la posibilidad de elegir entre dos caminos. El
primero, y más evidente para todos, era el de pensar el Bicentenario como una
gran fiesta que se celebraría el 28 de julio de 2021 por las razones que hace
200 años nos fueron dadas. Lastimosamente por irresponsabilidad de grupos
políticos al mando de caudillos ganados por la ignorancia y el autoritarismo
llegamos a cumplir los 200 años de la independencia política en situaciones
deprimentes, con un cerro de problemas y conflictos que amenazan con hacer
estallar al país y hundirla más en la corrupción, el caos, la anarquía, la
discriminación con la destrucción del estado de derecho, la institucionalidad y
la precaria democracia.
El segundo era entender este hito histórico como la gran
oportunidad para imaginar juntos el país que queremos ser y emprender el camino
para hacerlo realidad, a fin de llegar al 2021 seguros de que hay mucho que
celebrar y mucho también que reforzar y construir.
A pesar de las dificultades que esto supone, es esta última
ruta la que decidimos transitar. Y es que no podemos ignorar las señales que
nos muestran a un país fragmentado, corroído por la corrupción y la devastación
del medio ambiente, en el que las personas se resisten a respetar a aquellos
que piensan diferente y en donde uno de cada tres ciudadanos no confía en el
otro. Sabemos, por nuestra historia, que un país no se libera si no confronta
aquello que lo tiene sometido.
Esta senda al Bicentenario la construimos cada día, por
ejemplo, a través de los diálogos con los jóvenes quienes, con frustración pero
también con esperanza, nos expresan cómo es ese país en el que anhelan vivir.
Este trayecto al Bicentenario está hecho de cada oportunidad en la que,
reunidos alrededor de una mesa de trabajo, nos encontramos con líderes,
lideresas y autoridades honestas y comprometidas con sacar a sus pueblos
adelante, gracias a ideas innovadoras y cargadas de posibilidades hacia el futuro.
El camino a la conmemoración de nuestro Bicentenario está
lleno de ciudadanos de a pie que, inspirados en Túpac Amaru, Micaela Bastidas,
Mariano Melgar o José Olaya, que desean un Perú cada vez más libre y unido.
Se construye cada vez que llega alguien con una historia
sobre cómo su comunidad formó parte del proceso independentista y defiende con
orgullo su lugar en la historia.
Esa es la gran oportunidad que esta ocasión histórica nos
pone en frente, la de entablar la nueva conversación sobre el Perú que queremos
ser en nuestro tercer siglo de vida republicana y descubrir que todos deseamos
lo mismo, aunque lo digamos de distintas maneras. Imaginar es siempre el inicio
de algo grande; así como las obras más ambiciosas están hechas de miles de
pequeñas acciones, nuestro país será esa inmensa obra que, con talento y
esfuerzo, construimos día a día 33 millones de peruanos.
Un Perú nuevo, que pone a las personas en el centro del
desarrollo, cuya mayor expresión de innovación es haber recuperado el respeto por
el otro y la convivencia pacífica. Un Perú que encuentra en su historia el
camino para seguir avanzando hacia el futuro. Lo ideal es hacer eco de sus
propuestas y llevarlas a la acción.
En el Perú: 1 de cada 2 personas piensa que los demás no
practican ningún valor. • 8 de cada 10 personas no confía en los demás. • 7 de
cada 10 personas considera la corrupción como el principal problema del país. •
9 de cada 10 peruanos piensa que no sabemos dialogar y que eso genera retraso
en el país. • 7 de cada 10 peruanos piensa que no sabemos resolver problemas a
través del diálogo. • Solo 5 de cada 10 peruanos apuestan por ponerse de
acuerdo sin violencia. • 6 de cada 10 personas cree que, solo dejando de
discriminar al diferente, el Perú será mejor. • 6 de cada 10 peruanos piensa
que discriminar al que piensa diferente genera retraso en el país. . 5 de cada
10 peruanos piensa que no ver nuestra diversidad como una fuente de riqueza
genera retraso en el país. • 7 de cada 10 peruanos piensa que somos egoístas y
solo ayudamos cuando tenemos algún beneficio. • 5 de cada 10 peruanos piensa
que no respetar el medio ambiente genera retraso en el país • 9 de cada 10
peruanos piensa que dañamos la naturaleza porque no entendemos su importancia •
7 de cada 10 peruanos quiere recuperar la confianza en los demás. • 6 de cada
10 peruanos ve el Bicentenario como una oportunidad de cambio de valores para
el país • 10 de cada 10 peruanos que ve el Bicentenario como oportunidad de
cambio de valores, está dispuesto a ser parte. Fuente. Datum Internacional.
La región amazónica fue vista como una fuente inagotable de
recursos por las élites económicas, pero estas ansias de «progreso» se
enfrentaron a una realidad: ese espacio era (y es) habitado por comunidades
indígenas, que pronto fueron vistas como el otro, es decir, como seres
periféricos. Por eso, el afán explorador -carreteras, inversionistas- se
enfrentó en su expansión contra estas comunidades de formas bastante duras,
como en Loreto durante la fiebre del caucho.
Pese a su actual reconocimiento por su enorme riqueza
natural, lingüística y social, las comunidades amazónicas continúan amenazadas
por distintas actividades ilegales, que además de contaminar los ecosistemas,
trasgreden las formas de vida locales y traen consigo enfermedades y
actividades criminales, teniendo como consecuencia el desplazamiento de estos
ciudadanos. Por ello, se busca repensar la Amazonía como uno de los retos de
nuestro tercer siglo de vida republicana.
Miradas históricas sobre la corrupción: reflexiones y retos
al Bicentenario
La corrupción es realmente uno de los problemas
estructurales más complejos que el Perú ha debido afrontar desde su nacimiento
como república. Es así que, 7 de cada 10 peruanos la considera el principal
problema de los últimos 50 años. No solo ha estropeado el correcto crecimiento
de nuestro país, sino que en casi todas las ocasiones ha destruido las
relaciones sociales de las pequeñas y grandes comunidades, en el sector público
y privado.
Nuestro primer símbolo nacional, orgullo de todo peruano de bien. Foto RPP.
San Martín y las proclamas para que los indígenas no paguen
tributos. De acuerdo a la tesis del historiador José Igue, Bandolerismo,
patriotismo y etnicidad poscolonial: los “morochucos” de Cangallo, Ayacucho en
las guerras de independencia, 1814-1824. El 8 de setiembre de 1820, tras
desembarcar, San Martín emitió una proclama desde Pisco rechazando la intención
del virrey Joaquín de la Pezuela de restaurar la Constitución de Cádiz. En esta
proclama, llamada “A los habitantes del Perú”, el libertador argentino sostenía
que “la América no puede contemplar la Constitución de las Cortes, sino como un
medio fraudulento de mantener en ella el sistema colonial”. Hoy esa realidad se
repite con el anuncio de reforma de la Constitución, especialmente el capítulo
económico utilizado como herramienta de saqueo y avasallamiento por las
sanguijuelas liberales de la economía desde la constitución fujimorista de
1993.
Una semana más tarde, el 16 de octubre, esta proclama ya era
utilizada en Ayacucho para declararse en rebeldía. Muchos habitantes no
tardaron en emplearla para negarse a pagar tributos a la colonia. Tras tomar y
sublevar varias villas de Ica, los libertadores se separan en dos grupos para
tomar Lima: San Martín, con su flota, se dirige a Huaura, mientras que Juan
Antonio Álvarez de Arenales partió a Huamanga el 21 de octubre con el propósito
de independizar a toda la sierra central. Así, San Martín por la costa y
Álvarez de Arenales por la sierra, aislarían a Lima.
En resumen, en diferentes investigaciones se muestra que las
batallas de Ayacucho, Junín, Huánuco y Pasco, además de las independencias de
Tarma o Huamanga, se lograron no solo con la decisión de los criollos que
vivían en el lugar, sino con el apoyo decidido de los indígenas, quienes se
sumaron a la expedición de Álvarez de Arenales no solo con su presencia, sino
también con víveres y animales, quienes tuvieron acceso a proclamas escritas en
quechua por orden de San Martín.
El Proyecto Bicentenario se convirtió en un espacio para
reflexionar sobre la formación republicana en América Latina. Luego de sus
independencias, los países optaron por modelos republicanos que siguen vigentes
hasta hoy. Estas nuevas formas de república se basaron en ejes como la creación
de marcos legales e institucionales, la soberanía popular y la dinámica
política de estas comunidades. Todo esto implicó proyectos y aspiraciones
diferentes que muchas veces acabaron en conflicto y que siguen afectando
nuestra vida política y el ejercicio ciudadano de la población.
¿Cómo fue la experiencia republicana en la formación de los
Estados-nación en América Latina? ¿Cuáles fueron los dilemas que enfrentaron
estas comunidades políticas? ¿Se puede hablar de una tradición republicana?
¿Cuán importante es repensar la república frente a los bicentenarios de las
independencias latinoamericanas? Esas son algunas interrogantes que no tienen
respuesta y no se sabe si algún día la tenderán.
Retos de construir memoria en el Perú tras la época de
violencia interna. A pesar de que han transcurrido más de 20 años, las
consecuencias de aquel fatídico periodo -más de 69 mil fallecidos según el
informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR)- siguen
afectando la vida de miles de peruanos y es un tema que aún polariza la vida
política del país. Dos grupos terroristas aventureros dio origen a un tercer
grupo terrorista de la mano de la ley, estos grupos arrasaron con comunidades,
sembraron terror y dolor y afectaron gravemente a los peruanos con la profundización
de la pobreza, la discriminación y la marginalidad y lo más grave es que miles
de personas continúan desaparecidas o no lograron justicia por la terribles
violaciones de los derechos humanos. Aquí junto con otras realidades hay una
gran deuda impaga que saldar.
Proclamación de la Independencia del Perú (28 de julio de
1821). En la Plaza de Armas de Lima, José de San Martín proclamó la
independencia con las siguientes palabras: “El Perú es desde este momento libre
e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su
causa que Dios defiende. ¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la
independencia!”. Libertad convertida en libertinaje por los vivos de ayer y que
pretenden continuar los vivos de hoy. (Con información Proyecto del
Bicentenario, historiadores, Datum, archivos).
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