Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, México, Venezuela, San Salvador, Nicaragua, Bolivia, Honduras, Chile, Argentina, etc.
Felipe Ascención Páucar Mariluz*.
“La opresión en las sociedades cerradas es meridiana y contundente. El efecto del engaño y la desinformación en las sociedades democráticas es más sibilino. Veinticinco años de cárcel. Esa es la condena que recibió el disidente ruso Vladímir Kara-Murza por pronunciarse en contra de la guerra de Ucrania. Incluso en un país autocrático se trata de una condena absolutamente desproporcionada: un “delito de opinión” pasa a penalizarse tanto como cualquier grave delito de sangre” (El País, abril 24 de 2023).
El triste final de un líder que lideró la lucha política y social en el 2001 que derrotó al gobierno cívico militar de Fujimori – Montesinos y Hermosa Ríos. El Comercio. |
En Perú, entre
diciembre de 2022 y marzo de 2023 se registraron 48 asesinatos de manifestantes
durante los paros y huelgas masivas en el centro, sur y oriente del país, que
según las primeras investigaciones fueron causadas utilizando armas de
reglamento de la policía nacional y el ejército peruano en medio de una salvaje
represión avalada por el ejecutivo y legislativo, estos crímenes que podrían
tipificarse como de lesa humanidad fueron denunciados por la fiscalía de la
nación que abrió una investigación que se encuentra estancada presuntamente por
el intento de ocultamiento de la verdad, el desprecio a los afectados o el
espíritu de cuerpo con el gobierno de la presidenta Boluarte. La Corte
Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, adelantó que emitirá la próxima
semana un duro y contundente informe contra el gobierno por la estrategia
presuntamente criminal que utilizó para controlar el desborde social. La
policía nacional emitió un informe sobre la criminalidad en todas las regiones
y concluyó que estamos ante un fenómeno ‘histórico’ dado que se registraron hasta
4 mil delitos por día. Entre enero y abril Lima registró 172,326 delitos,
Arequipa 46,718, Lambayeque 25,730, Junín 22,071, San Martín 10,256, Huánuco
8,035, Ucayali 4,440. Se ha determinado que los días de mayor actuar delictivo
son miércoles y jueves y el horario en que actúan los delincuentes es de 5 a 10
de la mañana.
Por otro lado, se va
posicionando la hipótesis de que el cuantioso botín de dinero sustraído durante
la década del 90 por Alberto Fujimorí podría haber sido entregado a empresas de
fachada y personajillos que de la noche a la mañana amasaron grandes fortunas
en un proceso de lavado de activos y narcotráfico, que sin embargo hasta hoy no
puede determinarse con claridad y contundencia. Junto a la incautación de
bienes por más de mil millones de soles a Joaquín Ramírez en el Perú y el
extranjero (Miami) con intervención de la fiscalía de lavado de activos y
anticorrupción que además sindica a Keiko Fujimori Higuchi como la aliada e
integrante principal de la red de crimen organizado en proceso investigativo.
“Tengo 36 años de
servicio y la verdad es que nunca he estado en esta situación. Hay ciudades y
localidades en el país que no tienen ni un solo patrullero. Los policías están
llevando a los detenidos en mototaxi o motocar. Eso realmente es increíble. Eso
es una debilidad como institución y también una amenaza por parte de la
delincuencia, que obviamente sabe perfectamente que no podemos cubrir espacios
para poder ejercer la presencia en las calles”, indicó el teniente general Jorge
Angulo”… “La criminalidad ha aumentado significativamente en Lima y en todo el
país debido a la crisis política. Haber tenido más de 10 ministros del Interior
ha creado inestabilidad en la Policía Nacional. Esto genera que los planes y
las estrategias no sean estables. Eso trae desmoralización en la Policía
Nacional. También ocurre que los gobiernos, en la última década, no han tenido
una política seria. Han limitado su política criminal a aumentar las penas o
disminuir los beneficios penitenciarios nada más”, argumentó el fiscal Jorge
Chávez Cotrina… “No es misión de las FF. AA. Es gestión de los alcaldes por
ley. En la Ley del Sistema Nacional de Seguridad del Ciudadano, los alcaldes
son los llamados a resolver el problema de la inseguridad. Tienen que
gestionar, ver qué hacen para resolver el problema de la inseguridad”, apuntó
Jorge Robles (La República, 23-04-2023).
“A poco más de 2 680 kilómetros de Lima, Héctor
Rusthenford Guerrero Flores, Niño Guerrero, hila los movimientos de sus
hombres. Entre 2.000 y 2.700 obedecen sus órdenes, le envían recados y reciben
mensajes directos para delinquir. Este individuo hizo de la celda en la que
está recluido, en la cárcel de Tocorón, en Aragua, Venezuela, una oficina de
crimen organizado transnacional. Desde allí entreteje las alianzas que han
hecho de la banda que lidera, ‘Tren de Aragua’, una megaestructura con
tentáculos en nuestro país. La madrugada del domingo 16 de abril, una brigada
especial de la Policía incursionó en un inmueble de Lurigancho, Chosica, e
intervino a 18 mujeres y 43 varones, todos ellos venezolanos que ingresaron
ilegalmente en el país. Agazapados entre barras de licor, se encontraban Erick
Jonathan Urbina, el Negro Gordo, cabecilla de la banda ‘Los Injertos del Tren
de Aragua’, y su lugarteniente Omeliza Regardiz Urbina, Mily” De acuerdo con
informes de la División de Homicidios y de la Brigada Especial de Investigación
contra la Criminalidad Extranjera (Beicce), ambos eran encargados de la
administración y control del cobro de cupos a mujeres explotadas sexualmente en
las plazas de la zona este de Lima, entre otros delitos como la extorsión y el
préstamo de dinero “gota a gota” (La República abril 23 de 2023).
La novela peruana que más vende e involucra a
cuatro expresidentes que estuvieron y estarán presos en la cárcel dorada de
Barbadillo encendió sus reflectores con la llegada al Perú desde Estados Unidos
de Alejandro Toledo Manrique luego de un proceso de extradición que demoró 6
años realizado por el Perú. Pudieron ser cinco con Alan García Pérez que optó por
suicidarse antes de ir a la cárcel o seis con PPK que fue beneficiado con la
prisión domiciliaria. Keiko Fujimori estuvo recluida en un penal por haber
recibido y lavado cerca de 20 millones de dólares como candidata presidencial
el 2011 y 2016, según investigaciones en curso. En definitiva la inmoralidad en
el poder es la principal peste que afecta a los peruanos y este denigrante
flagelo no es reciente atraviesa toda la historia del Perú con escasas excepciones
de buenos y eficientes presidentes de la república, presidentes regionales y
alcaldes. Alberto Fujimori, Ollanta Humala, Pedro Castillo y Alejandro Toledo
fueron y son los inquilinos del penal de Barbadillo en Ate - Vitarte y hacen
frente a la justicia o cumplen condena por delitos cometidos durante el
ejercicio de un poder arbitrario y oscuro que es repudiado por los peruanos de
bien.
“Alejandro Toledo llegará al Perú. Luego de
pasar por los procedimientos de rigor, será trasladado en helicóptero hasta el
penal de Barbadillo, donde debe cumplir los 18 meses de prisión preventiva que
el Poder Judicial dictó en su contra en febrero del 2017. Enfrenta cargos que
podrían suponerle una condena de más de 20 años por delitos de corrupción y
lavado de activos. Así, a partir de hoy, el Perú se convertirá en el único país
en el mundo en contar con tres expresidentes presos, una circunstancia tanto
inédita como histórica, no tanto porque nuestros gobernantes a través de los
siglos hayan sido un dechado de moralidad, sino porque los facinerosos,
golpistas y corruptos que nos han gobernado han muerto sin rendir cuentas ante
una justicia que durante mucho tiempo careció de dientes y de voluntad para
procesarlos. Como bien sostuvo el politólogo Alberto Vergara en un artículo
publicado tres semanas atrás en el diario “El País” de España, tanto Toledo
como Alberto Fujimori y Pedro Castillo simbolizan proyectos que en su momento
encandilaron a grandes porciones de peruanos y que, unos más temprano y otros
más tarde, terminaron naufragando entre lodazales de corrupción y –en el caso
de los dos últimos– autoritarismo. Si antes nuestros proyectos de nación morían
en guerras o en golpes de Estado, hoy acaban en Barbadillo, un recinto de menos
de un kilómetro cuadrado que ha terminado siendo el depositario de las
esperanzas de millones de peruanos” (El Comercio, abril 23 de 2023).
Qué duda cabe que en esta trama oscura también
tenemos responsabilidad periodistas y medios por el tratamiento evasivo y diferenciado
a la corrupción de los malandros; porque a aquellos que eran dadivosos se les
tocaba con la delicadeza de un pétalo de rosa, mientras que a los pájaros
fruteros que cerraban la caja se les daba con palo, para luego en algunos casos
convertirse en peones de la deslealtad y la degradación moral.
Pandilleros traslados al Centro de Confinamiento del Terrorismo, una megacárcel construida por el gobierno de Nayib Bukele, en el Salvador. Foto: Presidencia de El Salvador (IPS). |
En un reciente
reportaje IPS Noticias, retrata la crudeza de la violencia y violación de los
derechos humanos en nuestro continente, documento periodístico que reproducimos
(con el agradecimiento al medio) porque nos revela el grave peligro en
seguridad que se cierne contra los habitantes de varias naciones de
Latinoamérica: “Gatillo fácil recorre América Latina. La violencia asociada al
crimen organizado sitúa a América Latina como la región más peligrosa del mundo
y abre paso a un populismo represivo de peligrosas proyecciones, cuyo símbolo
más notorio y emulado es Nayib Bukele, el presidente de El Salvador. De acuerdo
a informes de Naciones Unidas, América Latina, con 8 % de la población mundial,
concentra 37 % de los homicidios del planeta, obviando para estos efectos
estadísticos a las muertes en guerras, en accidentes y los suicidios. Se habla
entonces de una generalizada crisis de seguridad, donde el mandatario
salvadoreño puede exhibir con orgullo una disminución de 56,8 % en el año 2022
de la tasa de homicidios por cada 100 000 habitantes, mientras en las antípodas
Ecuador registró un aumento de 82 %.
«Delincuencia,
narcotráfico y organizaciones criminales son términos recurrentes cuando se
caracteriza la inseguridad, pero a menudo se observa una peligrosa deriva en
que las leyes y medidas de “gatillo fácil” abren paso a la represión contra las
movilizaciones sociales o facultan persecuciones políticas bajo el eslogan de
enfrentar el terrorismo». Las comparaciones en porcentajes de un año a otro
resultan engañosas si se prescinde de los datos en números absolutos. Por
ejemplo, la tasa de homicidios en Chile aumentó 32,2 % en 2022, aunque en
números significa 4,6 asesinatos por cada 100 000 habitantes. En El Salvador el
guarismo en el mismo año fue de 7,8. Las estadísticas porcentuales,
magnificadas por los medios y por el hecho innegable de un aumento en los
niveles de violencia de los crímenes, generalizan la inseguridad y el temor en
la población. Campo de disputas políticas. La política se hace cargo de la crisis
de inseguridad, que sirve en algunos casos para que la oposición interpele al
gobierno de turno, o en otros casos para que los gobernantes busquen
neutralizar a los opositores. De uno y otro bando surgen medidas de
contingencia que no atacan la raíz del problema y pueden profundizarlo en el
mediano y largo plazo. La solución más recurrente pasa por aumentar los
contingentes policiales y a la vez dotarlos de mayores medios y facultades para
actuar contra los delincuentes. El agente dispondrá de un mayor margen de
discrecionalidad para dimensionar el peligro y disparar. Es lo que se conoce
como “gatillo fácil”.
La expresión no es
nueva. Se generalizó en varios países de la región entre las décadas de los 60
y 80 del siglo pasado, bajo las dictaduras militares, cuando los cuerpos
represivos asesinaban opositores en falsos enfrentamientos o actuaban contra
las movilizaciones sociales. El reestreno de esta práctica en el siglo XXI
requiere de un tinglado de legitimación que pasa por normas legales, al estilo
de la llamada “ley de legítima defensa privilegiada”, promulgada en Chile el 10
de abril, o por normas más amplias que involucran a la policía, los militares y
los poderes del Estado, como lo hizo Bukele en El Salvador. El líder del
partido Nuevas Ideas utilizó su mayoría en la Asamblea Legislativa para poder
reelegirse en la presidencia y el 22 de marzo de 2022 instauró el régimen de
excepción, acompañado de varias reformas legislativas que en la práctica le
dieron vía libre en su combate a la delincuencia, personificada en las maras y
otras pandillas. A más de un año del estado de excepción, Amnistía
Internacional denunció una generalizada violación de los derechos humanos en el
pequeño país centroamericano: “Esta política ha resultado en más de 66 000 detenciones,
en su mayoría arbitrarias, el sometimiento a malos tratos y tortura,
violaciones flagrantes al debido proceso, desapariciones forzosas y la muerte
de al menos 132 personas bajo la custodia del Estado, quienes al momento de su
fallecimiento no habían sido declarados culpables de ningún delito”, señaló.
El populismo
represivo. “Para la comisión de estas violaciones de derechos humanos, ha sido
clave la coordinación, en complicidad, de los tres poderes del Estado; la
confección de un marco jurídico contrario a los estándares internacionales de
derechos humanos, específicamente en lo que concierne al proceso penal; y la
falta de adopción de medidas tendientes a evitar las violaciones sistemáticas
de derechos humanos bajo un régimen excepcional”, agregó Amnistía. Bukele
reemplazó las cárceles por virtuales campos de concentración. El 1,5 % de los
salvadoreños están privados de libertad, lo cual hace de este país
centroamericano el de mayor población penal en el mundo. Sin embargo, sondeos
de opinión muestran que ocho de cada 10 salvadoreños están satisfechos con el
actual presidente y quieren su reelección por un nuevo período, mientras
algunas voces disidentes advierten que el Estado ha pasado a sustituir a las
maras como agente de intimidación y concentración de poder.
La tentación de
imitar a Bukele con un populismo represivo que se nutre de medidas efectistas
está presente en toda América Latina. En los días que se debatía en Chile la
“ley de legítima defensa privilegiada”, Rodolfo Carter, alcalde del municipio
de La Florida, en Santiago, demolía ante la televisión viviendas fichadas como
residencias de narcotraficantes.
En Ecuador, el
presidente Guillermo Lasso, amenazado por un juicio político que podría
acarrear su destitución, anunció a comienzos de abril que autorizaba la
“tenencia y porte de armas de uso civil para defensa personal” como una medida
urgente contra el «enemigo común: la delincuencia, el narcotráfico y el crimen
organizado». Delincuencia, narcotráfico y organizaciones criminales son
términos recurrentes cuando se caracteriza la inseguridad, pero a menudo se
observa una peligrosa deriva en que las leyes y medidas de “gatillo fácil”
abren paso a la represión contra las movilizaciones sociales o facultan
persecuciones políticas bajo el eslogan de enfrentar el terrorismo. Criminalización
de los pobres. Javier Macaya, presidente de la Unión Demócrata Independiente,
partido chileno de extrema derecha que reivindica la dictadura de Augusto
Pinochet (1973-1990), acusó a la Organización de las Naciones Unidas de amparar
la “violencia política” cuando su alto comisionado para los Derechos Humanos,
Volker Türk, advirtió los peligros de la “ley de legítima defensa
privilegiada”. Los alcances autoritarios del “gatillo fácil” comprenden
asimismo una criminalización de inmigrantes y de las barriadas pobres,
catalogadas de territorios de pandilleros y de amparar redes de tráfico de
drogas, aunque escasamente se persigue a grandes narcotraficantes y
consumidores de los sectores de altos ingresos en las urbes latinoamericanas.
Las persecuciones políticas se disfrazan de seguridad, como ocurrió en
Nicaragua en febrero con la expulsión y pérdida de la nacionalidad de 222
opositores. El gobierno de Daniel Ortega los acusó de “traición a la patria”,
los calificó de “terroristas” y “mercenarios” y justificó la medida en nombre
de la paz del país.
La seguridad está
instalada como el gran tema latinoamericano. El último informe de Amnistía
Internacional registra arbitrariedades en Venezuela que van hasta
desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales. Haití, sumido en la
ingobernabilidad, es otro país donde la inseguridad tiene como víctima a los
derechos humanos. Las complejidades del combate a la delincuencia pasan por
potenciar las policías y también por la “justicia por mano propia” de los ciudadanos.
En Brasil, el gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro (2019-2022) autorizó a la policía a matar criminales y
amplió las facilidades para el porte de armas por civiles. Su sucesor desde el
1 de enero, Luis Inácio Lula da Silva suspendió esas medidas. De la mano de la
inseguridad, América Latina se convierte en una suerte de arsenal, con armas de
mayor poder para las policías, y también con el comercio ilegal que nutre a las
organizaciones criminales. Un tercio de las armas de fuego incautadas el año
2017 en México, El Salvador, Honduras, Panamá y Nicaragua, venían de Estados
Unidos”. (ED: EG. IPS Noticias abril 13 de 2023).
* Ingeniero Agrónomo, periodista, escritor.
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