miércoles, 15 de diciembre de 2010

Vargas Llosa, Assange y el “Eclipse 2010”

El artículo que publicamos es autoría del destacado periodista-investigador y director de IDL Reporteros Gustavo Gorriti, fue publicado originalmente en la revista Caretas, en la columna ‘Las Palabras’ edición del 9 de diciembre, por considerarlo de interés para nuestros lectores solicitamos autorización para reproducirlo.

“Vídeos y fotos, además de la exitosa operación policial, han llevado a varios analistas partidarios de la erradicación de cocales a sostener que eso prueba que el movimiento cocalero es un aliado de Sendero Luminoso y del narcotráfico. ¿Es eso así? No. La responsabilidad (muy evidente en ciertos casos) de algunos dirigentes cocaleros de una aparente complicidad con Artemio, con narcotraficantes o con los dos, no significa, ni mucho menos que las organizaciones cocaleras sean automáticamente descalificadas.” (Gustavo Gorriti).

A continuación el texto completo:

Gustavo Gorriti

“Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad”, dijo Mario Vargas Llosa durante su memorable “Elogio de la lectura y la ficción”, el martes 7, en Estocolmo.

Pero lo que hizo fue precisamente convocar aquellas almas sin sombra. Al escucharlo, absorto, tuve la impresión que Vargas Llosa, pensándolo o no, a la par de mencionarlas, les hablaba también.

Poder hacerlo, creo, no solo es asunto de logros, lecturas y talento, sino también de años: la acumulación de memorias y de etapas, las lecciones y los reveses, haber coexistido con quienes hoy son muertos ilustres o nombres olvidados. A sus casi setenta y cinco años, en la cumbre de una vida extraordinaria, Vargas Llosa no parecía solo recordar la influencia de los grandes escritores en su propia obra y su existencia, sino ser él también el testimonio del logrado presente y el incierto futuro de las ficciones escritas, las largas lecturas, la magia narrativa de la novela.

Hasta hoy existe una línea sin quiebres de la narrativa escrita y guardada en bibliotecas. A lo largo de los siglos esa longevidad extrema es lo que más nos ha acercado a la inmortalidad.

Quevedo escribió hace algunos siglos sobre cómo hablar con los libros y autores que Vargas Llosa recordó, o invocó, en su discurso.

… escucho con mis ojos a los muertos.

Que

…en músicos callados contrapuntos, al sueño de la vida hablan despiertos.

Y lo subrayó Vargas Llosa en el final de su discurso, un manifiesto de la literatura que vence a la muerte: “Tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible”.

No sé si lo escucharon todas las sombras, las almas de los escritores que convocó. Pero estoy seguro que no faltó Tolstoi. Faulkner tampoco; y que ciertamente estuvo Flaubert. Y todos ellos lo entendieron, con la claridad con que se comprende a un contemporáneo, aunque cien o doscientos años de muerte los separen. La misma búsqueda, el mismo arte, la misma magia.

Pero el mismo día encarcelaron en Londres a alguien que por ahora no quiere ir de ningún modo a Suecia: a Julian Assange, el fundador de Wikileaks y autor original de una narrativa que probablemente habría que explicarle a Tolstoi y de repente también a Flaubert.

El alud de documentos que Wikileaks sacó a la luz no solo ha sido un golpe informativo sin precedentes y de alcances potencialmente revolucionarios (en la relación de los Estados y los individuos con la información y sus secretos), sino una nueva forma de narrativa, que se hace sola y se relata a sí misma mientras ocurre.

¿No sucede eso con casi todas las épicas (y lo de Wikileaks sin duda lo es)? Hasta cierto punto sí, pero la simultaneidad y velocidad con que se expanden informaciones y hechos, acciones y reacciones múltiples, con diversos lenguajes y medios tecnológicos en constante interrelación y modificación, necesita una cierta traducción para entenderse en términos de la visión y la estructura narrativa que nos dio la página impresa.

Al mismo tiempo, toda esta rapidez, simultaneidad y, perdonen la palabra, transversalidad, hace todo mucho más efímero. Se focaliza en un presente con déficit de atención y con la trascendencia de un twitter.

La longevidad de un twitter no es precisamente el ideal de la literatura. Hay que decir, claro, que las nuevas tecnologías de comunicación y el Internet no significan necesariamente que la narrativa binaria suscite una receta de Ritalín. Hay intentos y logros interesantes de narración bien estructurada que aprovecha las posibilidades tecnológicas; pero mucho del lenguaje narrativo actual en la red se mueve con gran rapidez, se multiplica con bullente viralidad, pero lo hace en un lenguaje que le parecería simplón hasta a un mono rhesus y con una obsolescencia virtualmente instantánea.

Por eso, el discurso Nobel de Vargas Llosa en Estocolmo quizá no sea solo el elogio de la lectura y la ficción sino también la defensa de la inmortalidad que crearon todas esas almas, esas sombras geniales que no opacan sino multiplican la luz.

Y paso a escribir sobre un eclipse.

La operación “Eclipse 2010”, que llevó a una gigantesca redada policial a lo largo del Alto Huallaga, y al arresto de varios dirigentes cocaleros entre los detenidos, fue, sin duda, el resultado de un trabajo policial cuidadoso, con inteligencia muy lograda y de efecto en ocasiones contundente. Es obvio que se trató de una operación que se realizó durante un tiempo relativamente largo, con un buen manejo y control de la Dirandro.

A la vez, los arrestos casi simultáneos supusieron una movilización masiva de policías y fiscales desde Monzón hasta Nuevo Progreso. Fueron operaciones de difícil coordinación y ejecución que salieron, salvo incidentes relativamente menores, bien.

Los vídeos entregados a algunos canales muestran a varios dirigentes cocaleros en cordiales conversaciones con el dirigente senderista ‘Artemio’. La visita no es, obviamente, social.

Vídeos y fotos, además de la exitosa operación policial, han llevado a varios analistas partidarios de la erradicación de cocales a sostener que eso prueba que el movimiento cocalero es un aliado de Sendero Luminoso y del narcotráfico.

¿Es eso así? No. La responsabilidad (muy evidente en ciertos casos) de algunos dirigentes cocaleros de una aparente complicidad con Artemio, con narcotraficantes o con los dos, no significa, ni mucho menos que las organizaciones cocaleras sean automáticamente descalificadas.

El campesino cocalero tanto en el Huallaga como en el VRAE es en su inmensa un campesino pobre o muy pobre. La coca es una de sus pocas fuentes de liquidez, y a veces de supervivencia, en un contexto de pobreza.

Criminalizar a estos campesinos no es solo injusto sino además contraproducente. Y el mismo concepto se extiende, por supuesto, a los dirigentes de las organizaciones cocaleras.

Aquellas personas que resultaron ser cómplices de ‘Artemio’ o se involucraron en narcotráfico, cometieron ciertamente delitos por los que deberán ser juzgadas y, en caso de comprobarse su culpa, condenadas.

Pero eso no extiende las culpas ni a toda la organización cocalera, ni tampoco a sus dirigentes. La responsabilidad debe ser individual. De ninguna manera colectiva.

Tomado de:
http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&idE=909&idS=301

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