domingo, 4 de diciembre de 2011

Pelé, la perla negra es el rey

Por Tomás Guasch - Imagen: Zoran Lucic.

Líder del mejor Santos de la historia, Pelé alcanzó la gloria con el 10 de la selección brasileña, con la que ganó tres Mundiales: Suecia'58, Chile'62 y México'70

Entre todos los grandes 'cracks' de todos los tiempos, Pelé es el que menos apareció por televisión. En su América y lejos de América. Su leyenda empezó a forjarse acabando los '50 y muchos analistas opinan que de haber nacido 30 años más tarde su vida e influencia en el fútbol se hubiera multiplicado por diez. No importa: pese a haberle visto menos que a ninguno de los que le acompañan en el ático de los mejores (Di Stéfano y, sobre todo en lo mediático, Cruyff y Maradona) el mundo considera al brasileño el mejor de todos los tiempos. O casi todo el mundo: nunca olvidaré al veterano colega de Río que con ocasión de la Copa América de 1997 disputada en Bolivia se desgañitó en La Paz tratándonos de convencer de que Pelé fue 'un invento de la Prensa' y que el mejor de todos fue Garrincha. Edson Arantes do Nascimento Pelé fue elegido el mejor jugador del siglo en una votación hecha por los ganadores del Balón de Oro. La IFFHS lo nombró mejor jugador del mundo y el Comité Olímpico Internacional (poco amante del fútbol) le nominó mejor deportista del siglo XX. Por citar tres de las muchísimas organizaciones que sostuvieron y sostienen que Pelé, la Perla Negra, es el Rey.

Líder del mejor Santos de la historia, Pelé alcanzó la gloria con el 10 de la selección brasileña, con la que ganó tres Mundiales: Suecia'58, Chile'62 y México'70. Con el Santos ganó nueve veces el Campeonato Paulistra, tres torneos Río-Sao Paulo, un torneo Roberto Gomes Pedrosa, seis veces el Campeonato Brasileño, dos Copas Libertadores, dos Intercontinentales y la Supercopa de Campeones Intercontinentales. En la fase final de su carrera recaló en el New York Cosmos de la extinta NASL. Es el máximo goleador de la selección de Brasil con 77 tantos y del Santos, con 474. En su carrera marcó 1.278 goles, 760 de ellos en partidos oficiales y 541 en campeonatos de Liga, lo que le convierte en el máximo goleador de la historia del fútbol.

Pelé fue hijo de Dondinho, Joao Ramos do Nascimento, un futbolista sin fortuna al que una lesión hipotecó la carrera nada más aterrizar en el Atlético Mineiro procedente del Fluminense. Tras una larga recuperación a papá Pelé lo fichó en BAC de la ciudad de Baurú donde empezó a forjar su carrera. Junto a un grupo de amigos fundó el Ameriquinha, un equipo de barrio que ganó el torneo de la ciudad: fue el primer título de Pelé. Después de esto pasó a las divisiones inferiores del equipo del Baquinho, donde jugaba su padre, probó el fútbol sala en el Radium y apareció en su vida Waldemar de Brito, internacional que fue con Brasil en el Mundial'34, y quien convenció a la madre de Edson para que le permitiera irse a probar al Santos de Sau Paulo. El joven Pelé dejó su primer empleo, en una fábrica de zapatos.

En el Santos la armó nada más llegar aunque no todo fue coser y cantar: le acusaron de ser demasiado delgado y liviano y le obligaron a trabajar de lo lindo para mejorar su estampa física. Sobre este asunto me dijo un día Jairzinho: "Bueno, no todos los brasileños sabemos de fútbol". El primer revés lo vivió Pelé en el torneo brasileño Sub'16: el Santos fue eliminado y él falló un penalti. Acusó tanto el golpe que quiso irse del club. Finalmente le convencieron para que continuara y pronto debutó con el primer equipo. Fue frente al Corinthians de Santo André, en amistoso, y marcó un gol. Su debut oficial en el Santos fue ante el Cubatão el 7 de septiembre de 1956, con todavía 15 años. Marcó un tanto, naturalmente.

Pelé empezaba a ser ya un personaje en Sao Paulo, pero Brasil apenas sabía de él: volvemos a lo de la televisión... Su primera explosión nacional le llegó por un torneo que se organizó en Maracaná entre equipos brasileños y europeos. En el partido de su debut en ese estadio mítico Pelé le hizo tres goles al portugués Os Belenenses. De ese torneo salió tan en triunfo que el seleccionador, Vicente Feola, lo convocó para la selección... ¡Con menos de un año como profesional! Pelé debutó en un Brasil-Argentina de la Copa Julio Roca, en Maracaná. Marcó el gol de su equipo, pero perdió por 1-2. Se sacó la espina tres días después ante el mismo rival y en el mismo torneo: entonces ganó Brasil por 2-0 y él hizo uno de los tantos. Brasileños y argentinos percibieron que aquel chaval era, como poco, diferente.

Corría 1957 y meses después Feola convocó a Pelé para el Mundial sueco. Hubo polémica. Su presencia descartó a Luizinho, la gran estrella del Corinthians cuyos hinchas, ¡qué tiempos! organizaron un partido contra los convocados para demostrarle a Feola el error de no llevar a Luizinho al Mundial. La selección ganó por 3-1 y Feola se ganó una tregua... Y un susto enorme: Ari Clemente, defensa del Corinthians golpeó a Pelé en la rodilla derecha y casi lo apartó del Mundial. El tratamiento, ¡otra vez, qué tiempos! consistió en darle calor a la rodilla mediante toallas hirviendo.

El tratamiento no logró que Pelé llegara al primer partido, 3-0 a Austria, ni al segundo, 0-0 contra Inglaterra. Lo hizo ante la URSS del gran Lev Yashine, la Araña negra: 2-0 para Brasil que formó por fin su delantera mítica de Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Zagallo. Edson hizo el gol que eliminó a Gales en cuartos de final (a los británicos les faltó su estrella, John Charles) y la Francia de Kopa y Fontaine les esperaba en la semifinal. Brasil se deshizo de ella por 5-2 y Pelé marcó tres goles.

La final, con Suecia, arrancó con gol local, del gran Nils Liedholm. Vavá remontó con dos goles y tras el descanso Pelé marcó su famoso gol-globo a Gustavsson, golpeando a la pelota sin dejarla caer. Fue el 3-1. Zagallo y Simonson marcaron más tarde y Pelé cerró la cuenta con otro cabezazo famosísimo, en parábola y a cámara lenta que acabó en la red. Pelé, con 17 años, dejó todavía una imagen para la posteridad: sus lágrimas en el hombro del portero Gilmar, tras conquistar el primero de sus tres mundiales. Gilmar, probablemente el mejor portero brasileño. Garrincha, un tipo peculiar: compró una pequeña radio de bolsillo y la tiró porque entre Pelé y otros colegas le convencieron de que le habian engañado: le obligaron a ponerla en marcha y le hicieron ver que sólo hablaban en sueco. Indignado, Garrincha la estrelló contra el suelo.

Meses después de aquello Pelé protagonizó otra deliciosa anécdota: lo llamaron al servicio militar (en el Sexto Grupo de Artillería Motorizada de Santos) y ganó dos torneos: el de los cuarteles de Santos y el de los cuarteles de Sao Paulo. Participó en el Campeonato Militar Sudamericano de 1959 y disputó la final frente al ejército argentino: la perdió y sufrió su primera expulsión al agredir a un contrincante.

1959 fue un año agitado futbolísticamente para Pelé. Disputó 103 partidos para 5 equipos diferentes: Santos, Brasil, el equipo del cuartel, el equipo del ejército y un equipo de figuras de Sao Paulo. Jugó nueve veces dos partidos en menos de 24 horas y en una oportunidad jugó tres en menos de cuarenta y ocho... Ese ritmo frenético le pasó factuta dos años después en un amistoso con el Nexaca en México. Recibió un golpe en la cara, cayó al suelo y cuando intentó reincorporarse se desmayó. La conclusiòn médica fue estrés por exceso de partidos. ¿Qué hizo el Santos? Posponer unos días una gira por Suiza... Y jugarla en cuanto Pelé se tuvo en pie. Llegó a Basilea y metió cinco de los ocho goles con que el Santos de impuso (8-2) al equipo local.

En 1962 ganó su segundo Mundial sin apenas intervenir en el juego. Brasil se emparejó en un grupo con España, Checoslovaquia y México. En el partido con los mexicanos el seleccionador Aymoré Moreira ordenó un 4-3-3 como solución para batir al rocoso equipo que protegía al mitico portero Antonio Carbajal y contra el que se estrellaba el clásico 4-2-4 de su equipo. Tras ese cambio en el dibujo Brasil ganó por 2-0, con goles de Zagallo y Pelé... Cuyo cuerpo explotó después, ante los checos. Su ingle se negó a funcionar y al no permitirse los cambios se quedó en el campo como alma en pena. Los checos no le dieron una mala patada, pero el mal estaba hecho: no volvió a jugar un partido más en el campeonato. Brasil retuvo el título a lomos de otros dos jugadores extraordinatios: Garrincha y Amarildo.

Recuperado tras el campeonato, Edson se dio el gustazo de llevar al Santos a la conquista de la Copa Libertadores, primer equipo brasileño que lo lograba, y a la Intercontinental al Benfica de Eusebio. Dos goles de Pelé en la ida, en Santos, 3-2, y cuatro de O Rei en Lisboa para un 2-5 sensacional, dieron al Santos el título de campeón del mundo de clubes. Portugal se cruzaría después en el camino de Pelé de manera dramática: fue en el Mundial del 66.

Pero el fútbol iba a cambiar. Pelé, el arte químicamente puro, la fuerza puesta al servicio del toque, el regate, la salida incontenible, el magníficio salto de cabeza, la intuición para ver la jugada un instante antes que los demás, el gol, su tremenda capacidad para el gol, Pelé el inontenible, se fue a topar con una moda que se atisbó en el Mundial de Chile y fue en aumento: de pronto, los entrenadores abrazaron algo que se dio a llamar fútbol-fuerza. Uno de sus mandamiemtos fue el marcaje al hombre en plan pecho-espalda, implacable. Con Pelé suelto... ¡Imagínenselo!

El 'new order' lo cató O Rei en la segunda final consecutiva que el Santos disputó en la Intercontinental, esta vez frente a Boca Juniors, en 1963. No fue precisamente una Bombonera para 'El Negro', que así le llamaban y siguen llamándole los argentinos. Tan cerca y tan a fondo trataron de marcarlo que acabaron rompiéndole los pantalones. Pero no hubo nada que hacer: se adelantó Boca pero entre Coutinho y Pelé le dieron la vuelta al marcador y se llevaron el título. En la Intercontinrnal le esperó otra prueba: el Milán de su amigo Amarildo. Trapattoni lesonó a Pelé en la ida: 4-2 para el Milán, con dos goles de O Rei. 4-2 en la vuelta, sin Pelé, y 1-0 para el Santos en el desempate.

Pero la gran prueba estaba por llegar: Inglaterra'66. A una mala preparación previa y la baja forma de Garrincha y Amarildo se añadió lo fundamental: la idea de la mayoría de rivales de que a Pelé había que pararlo como fuera. El baile lo inauguró el búlgaro Zhechev, que le dio a Pelé más que a una estera: 2-0 para Brasil con tantos de Garrincha y O Rei, que tan golpeado acabó que lo reservaron frente a Hungría... Y perdieron por 3-1. Fue la última gran Hungría, con el ariete Florian Albert a la cabeza. Y llegó Portugal, con su rutilante Eusebio y una zaga dispuesta a todo. 3-1 ganó Portugal y mandó a Brasil a casa en la primera ronda. Morais, defensa luso, saco a Pelé del partido tras una patada doble... Que el árbitró no señaló como falta. La imagen de Pelé en la banda, literalmente desollado, es otro de los grandes momentos de su carrera.

1969 es el año del gol 1000 de Pelé. Fue en Maracaná, ante el Vasco da Gama y de penalti. Con su paradinha, claro. Tras un paréntesis en la selección, decidió volver pensando en México'70. El equipo vivió otro lío. El seleccionador João Saldanha, ex-entrenador del gran Botafogo de Garrincha, Amarildo, Gerson y Manga sentó la bases con jugadores de Santos y Botafogo, pero se peleó con el poderosísimo Joao Havelange, presidente de la Federación, y fue despedido. Su puesto lo ocupó Mario Zagallo, que incluyó en la lista a Tostao y Rivelinho. Después de clasificar en su grupo con todos los partidos ganados llegó la fase final y fue un espectáculo grandioso: para mí, lo más grande que he visto en un campeonato del Mundo. ¡Brasil del 70! Un dato: los cinco delanteros eran el número 10 en sus equipos, el cerebro, el mejor: Jairinzho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivalino. En aquel torneo quedaron el no gol de Pelé desde medio campo ante Checslovaquia, el paradón del meta inglés Banks a testarazo picado de Pelé, el tiro libre majestuoso de O Rei ante Rumania, el tremendo intercambio de golpes y goles (4-2) con el Perú de Cubillas, la semifinal con Uruguay 20 años después del Maracanazo y la final contra Italia.

Brasil ganó por 4-1. Marcaron Pelé, Boninsegna, Gerson, Jairinzho (ese gol le permite ser el único futbolista que ha marcado en todos los partidos de una fase final de la Copa del Mundo) y la guinda, el golazo de Carlos Alberto. Acaba el partido y Clodoaldo (¡qué centrocampista!) emergió para dársela a Rivelinho, éste combinó con Jaitrizinho que habilitó a Pelé. ¿Tiene O Rei un ojo en el cogote? Pareció enonces que sí: sin girar la cabeza intuyó a Carlos Alberto y le puso la pelota de dulce, a un lado, un toque suave, cadencioso. El lateral soltó un trallazo culminando una obra de arte. Pelé conquistó así su tercer mundial y desde entonces le conocemos como O Rei.

Tras la tri-conquista, Pelé empezó a despedirse del fútbol al máximo nivel. El 18 de julio de 1971 dijo adiós a la selección, empatando a dos con Yugoslavia. El estadio casi se cayó despidiendo al más grande 14 años después de su debut. Havelange le pidió que voliera al equipo para el Mundial'74, pero Pelé declinó el ofrecimiento.

Al Santos le dio todavía mucho dinero con giras por todo el mundo y en 1974 se despidió del club y del fútbol profesional en Vila Belmiro. Pelé ya se había retirado dispuesto a empezar una nueva vida. Pero una mala inversiòn en el mundo de los negocios le llevó casi a la bancarrota. Y tuvo que volver a jugar, ahí no iba a fallar Pelé. Dijo no a ofertas europeas, una del Real Madrid, y se fue al Cosmos de Nueva York: dinero, el mismo y la exigencia, incomparable. Su debut en la NASL fue el 18 de junio ante el Toronto Metros en la isla Randal. Ganó el Cosmos por 2-0 superando la asistencia promedio de 8.000 aficionados a 22.500, lo cual excedía la capacidad del estadio. Fue un tiempo de claroscuros hasta que en 1977 llegaron Franz Beckenbauer y Carlos Alberto: fue su mejor temporada yanqui. En la final vencieron a los Seattle Sounders 2-1. La despedida del Cosmos los llevó por Japón, Venezuela. Trinidad y Tobago, Vjina e India; los kilómetros que Pelé hizo por el fútbol son incalculables. En el Cosmos jugó 111 partidos y marcó 65 goles.

El 1 de octubre de 1977, a los 36 años, Pelé se despidió definitivamente del fútbol ante 75.000 espectadores en un encuentro entre el Santos y el Cosmos, jugando un tiempo para cada equipo. Anotó para el Cosmos en la primera parte, pero no para el Santos y el partido acabó con victoria de los norteamericanos por 2-1. Desde ese momento emergió el Pelé-Business, el icono de tantas cosas. El hombre que vio que el fútbol era un grandísimo negocio y no se lo podìa perder. Bendigámoslo: él hizo más que nadie por la grandeza de este deporte.

Tomado de:
http://deportes.es.msn.com/futbol/tomas-guasch/pel%c3%a9-la-perla-negra-es-el-rey

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