Guerrilla. Durante la zona de despeje propiciada por la Administración Pastrana para negociar la paz con las Farc, en San Vicente del Caguan, ese grupo guerrillero realizó desfiles militares como este y no dio muestras claras de querer acuerdos para su desmovilización. El pais.
La ‘Operación Jaque’ le quitó a la guerrilla maniobra frente al ‘canje’. Ahora buscaría un proceso de paz.
El anuncio de la liberación unilateral de seis secuestrados supone un proceso de reacomodamiento de la nueva cúpula de las Farc ahora al mando de alias ‘Alfonso Cano’.
Analistas del conflicto armado consideran que tras la exitosa ‘Operación Jaque’ que permitió la liberación de Íngrid Betancourt, tres norteamericanos y once militares, las Farc perdieron margen de maniobra frente al intercambio humanitario.
De hecho, mientras el desaparecido ex líder de esa guerrilla Manuel Marulanda alias ‘Tirofijo’ consideraba el ‘canje’ como un punto de honor, para la nueva comandancia guerrillera este tema perdió importancia.
“Los secuestrados que aún tienen las Farc en su poder no les significa suficiente fuerza de presión al Gobierno”, considera el analista Camilo González Posso, miembro de la Comisión Nacional de Paz.
En ese sentido, para los expertos es claro que esa guerrilla ha variado su posición frente al ‘canje’, al punto de que en su último comunicado ya no insisten en el despeje de Pradera y Florida, sino que hablan de “garantías” para el acuerdo.
Lo que buscaría el grupo subversivo con las nuevas liberaciones apunta a recobrar espacios políticos de cara a un eventual proceso de paz, y ante la eventualidad de que la segunda reelección presidencial no sea inmediata.
Es decir, estarían preparando el terreno para dialogar con el próximo Gobierno, pues la guerrilla reitera que “Uribe no es el hombre para la paz en Colombia”.
Pero, además, insistirán en su proyecto estratégico tanto en lo político como en lo militar. En este último aspecto, los analistas no prevén una escalada violenta aunque las acciones militares se mantendrán mientras el conflicto armado no se termine.
Pero en lo político buscarán abrirse paso en otros escenarios como la sociedad civil y los llamados ‘intelectuales’, ya que no han encontrado interlocución con el Gobierno, la comunidad internacional o los militares activos y en retiro.
En su ‘Manifiesto’, reiteran la necesidad de “un nuevo Gobierno, un “nuevo orden social” y de “profundos cambios constitucionales” que serían refrendado en una Constituyente.
“El problema es que el Gobierno no está dispuesto a darles ninguna ventaja política. Por eso el presidente Uribe rechazó cualquier posibilidad de mediación internacional”, destaca el ex Consejero Nacional de Paz, Carlos Eduardo Jaramillo.
A mediano plazo
El cambio de postura de las Farc se explicaría también por otros factores. Primero, el año entrante vence el plazo que estableció el Estado colombiano frente al juzgamiento de crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional.
Desde que se firmó esa cláusula la guerrilla ha cometido varias acciones que ese tribunal no podrá juzgar, pues el mandato de la CPI no es retroactivo, entre ellas el asesinato de los diputados del Valle.
Adicionalmente, el cada vez más creciente rechazo mundial a la práctica del secuestro como arma de guerra y las reiteradas condenas internacionales han implicado ajustes en su plan estratégico.
"Uribe ve a las Farc como contraparte útil. Es un juego bastante perverso: las Farc necesitan a Uribe para justificarse, y Uribe necesita a las Farc para buscar otra reelección”. Camilo González, analista político.
"Los secuestrados que quedan en poder de las Farc son desvalorizados políticamente, y terminan siendo más una carga. Lo que buscará ahora la guerrilla es un acuerdo para salir rápido de ellos”. Carlos Jaramillo, ex Consejero de Paz.
"La liberación unilateral es una señal de que las Farc le bajarán la prioridad al intercambio y se la subirán a una posible negociación de paz, a mediano plazo y con otro Gobierno”. Alejo Vargas V., experto en seguridad.
Muestra de ello es que esta semana públicamente dijeron que “fue un error” el ataque a una misión médica cerca de San Vicente del Caguán, en el que fueron asesinados dos funcionarios del Icbf.
Por otra parte, dice el politólogo Alejo Vargas Velásquez, la guerrilla buscaría salir de la actitud defensiva a que se ha visto sometida en la administración Uribe.
“Lo que puede venir es el fortalecimiento político de las Farc. No veo una arremetida terrorista, sin que el aspecto militar pueda desestimarse, sino que privilegiarán los escenarios políticos para retomar un escenario de conversaciones en el mediano plazo, con un nuevo Gobierno”, sostiene.
Para el ex ministro González Posso las futuras liberaciones, más que un gesto humanitario, pretenden utilizarse “como parlante” de su “nueva ruta política”.
Los expertos añaden que, de todas maneras, si la idea de las Farc es dar los primeros pasos hacia un proceso de paz tendrán que involucrar al Gobierno, pues si bien la sociedad civil es clave a la hora de aunar apoyos al diálogo, sin la interlocución estatal será muy difícil.
Y, para ello, tendrían que plantear otras alternativas como por ejemplo un cese de acciones militares o el cese del secuestro.
Presencia internacional
Un aspecto decisivo a la hora de iniciar cualquier acercamiento de paz será el acompañamiento de la comunidad internacional, algo sensible y nada fácil de resolver si se tiene en cuenta que el Gobierno Uribe no está dispuesto a darle ventajas políticas a la subversión.
“Sin duda ese es el camino, pero abrir una mesa de negociación para las Farc se ve muy complicado”, afirma el ex Consejero Jaramillo.
Un punto favorable a esa posibilidad es la llegada de ‘Cano’ a la comandancia guerrillera, pues los observadores no descartan que favorezca la salida política negociada al escalamiento del conflicto.
“El intercambio epistolar con la sociedad civil colombiana corresponde a otro lenguaje y a otro diseño político”, anota el catedrático Vargas Velásquez.
De momento, del éxito de la próxima entrega unilateral de secuestrados dependerá, en buena parte, que se abra la discusión y se creen las condiciones para un eventual proceso de paz con las Farc, bien en lo que resta del actual Gobierno -si no es aprobada la reelección presidencial en 2010-o con la próxima administración.
¿Un paso hacia la paz?
La entrega anunciada por las Farc de seis secuestrados ha sido considerada por analistas como el primer paso hacia un nuevo proceso de negociación política.
Aunque el tema del despeje de Pradera y Florida dejó de ser la prioridad para la guerrilla después de la ‘Operación Jaque’, ahora se centra en lo que han llamado “garantías de seguridad” para negociar el intercambio de los policías y militares que seguirán en su poder.
“Las Farc tienen que explicar qué significa esa expresión. Ese tema hay que abordarlo más adelante, por ahora lo más importante es que esta liberación que no requiere de despejes, es un acto humanitario muy simple, muy sencillo”, considera el periodista Carlos Lozano, miembro de la Comisión de Facilitación.
El aspecto más difícil de resolver será la presencia de delegados internacionales. El Ejecutivo se opone, pese a que la senadora Piedad Córdoba es partidaria de tener voceros de Ecuador, Venezuela y Argentina.
Si las condiciones se dan para la liberación de los 28 uniformados que aún quedan en poder de la guerrilla, los expertos creen que ese sería el primer paso hacia un proceso de paz.
El asunto radica en la confianza que logren construir las partes, pues si bien el Comité Internacional de la Cruz Roja fue aceptado por el Gobierno para actuar como garante, la guerrilla aún mantiene reservas sobre la presencia de ese organismo humanitario.
Los virajes de las FARC
• Tras la ruptura del proceso de paz en El Caguán, las Farc reclamaron el despeje de Caquetá y Putumayo para iniciar un nuevo proceso de paz con el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
• Al no encontrar respuesta a esa petición, pidieron el despeje de San Vicente del Caguán.
• La guerrilla desestimó la mediación de la ONU para un nuevo diálogo de paz, y pidió un diálogo directo con el Ejecutivo.
• Luego buscó hablar con la comunidad internacional, con militares activos y en retiro, y ahora aceptó un ‘intercambio epistolar’ con miembros representativos de la sociedad civil.
• Al comienzo de la administración Uribe insistieron en el despeje de Pradera y Florida para negociar el intercambio Humanitario.
• Tras la ‘Operación Jaque’, ahora reclama “garantías de seguridad” en los dos municipios del Valle para negociar el ‘canje de prisioneros de guerra’.
• En su último comunicado las Farc aseguran que “la paz no se logra de la noche a la mañana”, y plantean cambios políticos, económicos y sociales.
• Las Farc insisten en negociar esos cambios y ratificarlos por una Asamblea Constiuyente, lo que es interpretado como la transición hacia un nuevo Estado.
Dato clave
En la primera semana de enero de 2009 se reunirán la senadora Piedad Córdoba y el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, para acordar detalles sobre la logística y seguridad de los sitios donde serían entregados seis secuestrados en poder de las Farc.
Tomado de:
http://www.elpais.com.co/historico/dic282008/NAL/nal3.html
La ‘Operación Jaque’ le quitó a la guerrilla maniobra frente al ‘canje’. Ahora buscaría un proceso de paz.
El anuncio de la liberación unilateral de seis secuestrados supone un proceso de reacomodamiento de la nueva cúpula de las Farc ahora al mando de alias ‘Alfonso Cano’.
Analistas del conflicto armado consideran que tras la exitosa ‘Operación Jaque’ que permitió la liberación de Íngrid Betancourt, tres norteamericanos y once militares, las Farc perdieron margen de maniobra frente al intercambio humanitario.
De hecho, mientras el desaparecido ex líder de esa guerrilla Manuel Marulanda alias ‘Tirofijo’ consideraba el ‘canje’ como un punto de honor, para la nueva comandancia guerrillera este tema perdió importancia.
“Los secuestrados que aún tienen las Farc en su poder no les significa suficiente fuerza de presión al Gobierno”, considera el analista Camilo González Posso, miembro de la Comisión Nacional de Paz.
En ese sentido, para los expertos es claro que esa guerrilla ha variado su posición frente al ‘canje’, al punto de que en su último comunicado ya no insisten en el despeje de Pradera y Florida, sino que hablan de “garantías” para el acuerdo.
Lo que buscaría el grupo subversivo con las nuevas liberaciones apunta a recobrar espacios políticos de cara a un eventual proceso de paz, y ante la eventualidad de que la segunda reelección presidencial no sea inmediata.
Es decir, estarían preparando el terreno para dialogar con el próximo Gobierno, pues la guerrilla reitera que “Uribe no es el hombre para la paz en Colombia”.
Pero, además, insistirán en su proyecto estratégico tanto en lo político como en lo militar. En este último aspecto, los analistas no prevén una escalada violenta aunque las acciones militares se mantendrán mientras el conflicto armado no se termine.
Pero en lo político buscarán abrirse paso en otros escenarios como la sociedad civil y los llamados ‘intelectuales’, ya que no han encontrado interlocución con el Gobierno, la comunidad internacional o los militares activos y en retiro.
En su ‘Manifiesto’, reiteran la necesidad de “un nuevo Gobierno, un “nuevo orden social” y de “profundos cambios constitucionales” que serían refrendado en una Constituyente.
“El problema es que el Gobierno no está dispuesto a darles ninguna ventaja política. Por eso el presidente Uribe rechazó cualquier posibilidad de mediación internacional”, destaca el ex Consejero Nacional de Paz, Carlos Eduardo Jaramillo.
A mediano plazo
El cambio de postura de las Farc se explicaría también por otros factores. Primero, el año entrante vence el plazo que estableció el Estado colombiano frente al juzgamiento de crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional.
Desde que se firmó esa cláusula la guerrilla ha cometido varias acciones que ese tribunal no podrá juzgar, pues el mandato de la CPI no es retroactivo, entre ellas el asesinato de los diputados del Valle.
Adicionalmente, el cada vez más creciente rechazo mundial a la práctica del secuestro como arma de guerra y las reiteradas condenas internacionales han implicado ajustes en su plan estratégico.
"Uribe ve a las Farc como contraparte útil. Es un juego bastante perverso: las Farc necesitan a Uribe para justificarse, y Uribe necesita a las Farc para buscar otra reelección”. Camilo González, analista político.
"Los secuestrados que quedan en poder de las Farc son desvalorizados políticamente, y terminan siendo más una carga. Lo que buscará ahora la guerrilla es un acuerdo para salir rápido de ellos”. Carlos Jaramillo, ex Consejero de Paz.
"La liberación unilateral es una señal de que las Farc le bajarán la prioridad al intercambio y se la subirán a una posible negociación de paz, a mediano plazo y con otro Gobierno”. Alejo Vargas V., experto en seguridad.
Muestra de ello es que esta semana públicamente dijeron que “fue un error” el ataque a una misión médica cerca de San Vicente del Caguán, en el que fueron asesinados dos funcionarios del Icbf.
Por otra parte, dice el politólogo Alejo Vargas Velásquez, la guerrilla buscaría salir de la actitud defensiva a que se ha visto sometida en la administración Uribe.
“Lo que puede venir es el fortalecimiento político de las Farc. No veo una arremetida terrorista, sin que el aspecto militar pueda desestimarse, sino que privilegiarán los escenarios políticos para retomar un escenario de conversaciones en el mediano plazo, con un nuevo Gobierno”, sostiene.
Para el ex ministro González Posso las futuras liberaciones, más que un gesto humanitario, pretenden utilizarse “como parlante” de su “nueva ruta política”.
Los expertos añaden que, de todas maneras, si la idea de las Farc es dar los primeros pasos hacia un proceso de paz tendrán que involucrar al Gobierno, pues si bien la sociedad civil es clave a la hora de aunar apoyos al diálogo, sin la interlocución estatal será muy difícil.
Y, para ello, tendrían que plantear otras alternativas como por ejemplo un cese de acciones militares o el cese del secuestro.
Presencia internacional
Un aspecto decisivo a la hora de iniciar cualquier acercamiento de paz será el acompañamiento de la comunidad internacional, algo sensible y nada fácil de resolver si se tiene en cuenta que el Gobierno Uribe no está dispuesto a darle ventajas políticas a la subversión.
“Sin duda ese es el camino, pero abrir una mesa de negociación para las Farc se ve muy complicado”, afirma el ex Consejero Jaramillo.
Un punto favorable a esa posibilidad es la llegada de ‘Cano’ a la comandancia guerrillera, pues los observadores no descartan que favorezca la salida política negociada al escalamiento del conflicto.
“El intercambio epistolar con la sociedad civil colombiana corresponde a otro lenguaje y a otro diseño político”, anota el catedrático Vargas Velásquez.
De momento, del éxito de la próxima entrega unilateral de secuestrados dependerá, en buena parte, que se abra la discusión y se creen las condiciones para un eventual proceso de paz con las Farc, bien en lo que resta del actual Gobierno -si no es aprobada la reelección presidencial en 2010-o con la próxima administración.
¿Un paso hacia la paz?
La entrega anunciada por las Farc de seis secuestrados ha sido considerada por analistas como el primer paso hacia un nuevo proceso de negociación política.
Aunque el tema del despeje de Pradera y Florida dejó de ser la prioridad para la guerrilla después de la ‘Operación Jaque’, ahora se centra en lo que han llamado “garantías de seguridad” para negociar el intercambio de los policías y militares que seguirán en su poder.
“Las Farc tienen que explicar qué significa esa expresión. Ese tema hay que abordarlo más adelante, por ahora lo más importante es que esta liberación que no requiere de despejes, es un acto humanitario muy simple, muy sencillo”, considera el periodista Carlos Lozano, miembro de la Comisión de Facilitación.
El aspecto más difícil de resolver será la presencia de delegados internacionales. El Ejecutivo se opone, pese a que la senadora Piedad Córdoba es partidaria de tener voceros de Ecuador, Venezuela y Argentina.
Si las condiciones se dan para la liberación de los 28 uniformados que aún quedan en poder de la guerrilla, los expertos creen que ese sería el primer paso hacia un proceso de paz.
El asunto radica en la confianza que logren construir las partes, pues si bien el Comité Internacional de la Cruz Roja fue aceptado por el Gobierno para actuar como garante, la guerrilla aún mantiene reservas sobre la presencia de ese organismo humanitario.
Los virajes de las FARC
• Tras la ruptura del proceso de paz en El Caguán, las Farc reclamaron el despeje de Caquetá y Putumayo para iniciar un nuevo proceso de paz con el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
• Al no encontrar respuesta a esa petición, pidieron el despeje de San Vicente del Caguán.
• La guerrilla desestimó la mediación de la ONU para un nuevo diálogo de paz, y pidió un diálogo directo con el Ejecutivo.
• Luego buscó hablar con la comunidad internacional, con militares activos y en retiro, y ahora aceptó un ‘intercambio epistolar’ con miembros representativos de la sociedad civil.
• Al comienzo de la administración Uribe insistieron en el despeje de Pradera y Florida para negociar el intercambio Humanitario.
• Tras la ‘Operación Jaque’, ahora reclama “garantías de seguridad” en los dos municipios del Valle para negociar el ‘canje de prisioneros de guerra’.
• En su último comunicado las Farc aseguran que “la paz no se logra de la noche a la mañana”, y plantean cambios políticos, económicos y sociales.
• Las Farc insisten en negociar esos cambios y ratificarlos por una Asamblea Constiuyente, lo que es interpretado como la transición hacia un nuevo Estado.
Dato clave
En la primera semana de enero de 2009 se reunirán la senadora Piedad Córdoba y el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, para acordar detalles sobre la logística y seguridad de los sitios donde serían entregados seis secuestrados en poder de las Farc.
Tomado de:
http://www.elpais.com.co/historico/dic282008/NAL/nal3.html
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