miércoles, 3 de diciembre de 2008

Emboscada en el Huallaga: Lecciones con Sangre

Despedida de policías caídos en Frente Policial del Huallaga. Foto Internet

A pesar que fallaron en la ejecución de la emboscada, el golpe fue contundente: cinco policías muertos y otros cinco heridos. Sendero Luminoso ha puesto al descubierto nuevas fallas en la larga lucha interna. Un círculo vicioso de nunca acabar.

Según un informe de IDLSC, que accedió a información reservada, el miércoles 26 de noviembre a las 4.15 de la tarde el mayor PNP José Oblitas, en la sede del Frente Policial del Huallaga, daba instrucciones de seguridad a los 17 agentes de las fuerzas policiales combinadas, antes de partir en tres camionetas hacia el campamento de la empresa brasileña Camargo Correa, que realiza trabajos de asfaltado de la carretera Federico Basadre.

En la primera camioneta, comandada por Oblitas, iban policías del Frente Policial Huallaga y del Escuadrón de Emergencias. Tres oficiales en la cabina y otros tres en la tolva. El segundo vehículo, cuya distancia en relación al primero era de poco más de 30 metros, llevaba a bordo a cinco miembros de la PNP, entre ellos, el SOT3 PNP Edson Navarro y el SOB PNP Benjamín Pariona, quienes resultaron gravemente heridos durante la emboscada terrorista dado que se hallaban en la parte trasera del auto. En el último patrullero viajaban cinco agentes de la Dinoes y uno de la Policía de Carreteras, esta unidad sufrió el mayor impacto del artero ataque.

“El primer carro pasó sin problemas la zona de fuego y cuando estaba entrando el segundo y el tercero, nos dispararon simultáneamente. Hubo una ráfaga de balas”, narró un agente.

Camioneta atacada, sus ocupantes resultaron muertos y gravemente heridos. Foto IDLSC.

Más de 30 senderistas -uniformados con polos y botas negras, jeans azules y gorras- atacaron, desde flancos opuestos, a las dos últimas camionetas. Los subversivos lanzaron dos grandas HK. La puntería les falló. Los explosivos impactaron la pista. Inmediatamente, los efectivos respondieron desde las camionetas.

La segunda camioneta intentó acelerar, pero avanzó muy poco al haber sufrido impactos de bala en la llanta izquierda trasera. Sólo logró ubicarse a 15 metros del primer vehículo. A esas alturas del ataque, Navarro estaba muerto y Pariona herido. Los policías del primer carro salieron a repeler el enfrentamiento junto con los del segundo. La tercera camioneta, estacionada a cien metros, era atacada por decenas de senderistas que disparaban casi a quemarropa a los policías. En este vehículo es donde se produce el mayor número de muertos y heridos.

El pedido de refuerzos policiales se hizo cada vez más insistente. Se había hecho desde los primeros minutos. Hasta ese momento los agentes se hallaban incomunicados con el frente Policial del Huallaga por la ausencia de señal de sus equipos. Pero, cerca de ahí, los trabajadores de la empresa Camargo Correa lograron comunicarse con la base. Fueron veinte minutos de tiroteo, hacia el final de los cuales los sobrevivientes de la PNP habían tomado ya la iniciativa frente a los senderistas. Estos huyeron del lugar dejando algunos pertrechos. Los senderistas no consiguieron llevarse ninguna arma de los policías.

El técnico Palomino - del Escuadrón de Emergencia- reaccionó rápidamente y trasladó a los cuatro heridos hacia el hospital de Tingo María. Los refuerzos recién llegaron una hora después. Primero llegaron las unidades especiales para socorrerlos. Recién, quince minutos después, arribaron policías de la Dinandro y Dinoes. Esta demora demuestra que la policía no cuenta con un helicóptero a disposición inmediata y un plan de contingencia rápido.

Durante las primeras investigaciones -llevadas a cabo a las 5y40 de la tarde del mismo día y con la presencia de la fiscal Eneida Aguilar-, la Policía encontró casquillos percutidos en las canaletas de la pista, cuatro cajas de municiones llenas para fusil GALIL, siete bombas caseras artesanales con revestimiento de clavos, una granada tipo pepa, casquillos de “lanza pepas”, uniformes camuflados, polos negros, dos mochilas, cantimploras y dos cuadernos, así como una libreta de notas. Fuentes confiables revelaron a IDL-SC que los manuscritos contienen información referida a la organización de Sendero Luminoso y, con ello, la probable identidad de algunos de los autores de la emboscada.

Informes oficiales dan cuenta que ‘Rubén’, quien lidera una de las tres columnas de SL en el Huallaga, dirigió el ataque. Tuvo el apoyo de ‘Izula’ y sus hombres. Se conoció por versión de lugareños que los aproximadamente 30 subversivos estuvieron camuflados en la zona de ataque por 14 horas, habrían llegado al lugar a las 02.00 horas del mismo día. La rutina que aplicaron al movimiento de personal para dar seguridad a las empresas constructoras resultó ser fatal, por lo que existiría responsabilidad en el comando superior del Frente Policial del Huallaga.

Agentes de la Inspectoría General de la PNP que llegaron de Lima recabaron las manifestaciones de los policías que estuvieron en el enfrentamiento. El SOT2 PNP Próspero Martínez Galindo, quién resultó herido gravemente en la emboscada, murió en el Hospital Central de la Policía, un día después.

Los familiares de las víctimas relataron al congresista Cayo Galindo quien llegó a Tingo María, que los policías que ahora están muertos reclamaron al Consorcio “Puente Chino-puente Pumahuasi” por qué no recibían un incentivo por sus servicios prestados, los directivos de esa empresa les informaron que ellos pagaban a los mandos policiales del Alto Huallaga. Entonces fueron a reclamarle a su superior y éste les habría dicho que “esto ya estaba arreglado por orden del ministro del Interior.” Desde julio pasado los policías cumplían con la orden de brindar resguardo, como parte de sus labores oficiales, a las instalaciones del consorcio “Puente Chino- puente Pumahuasi”.

Según la información recogida por Galindo, estos policías cumplían sus labores sin cobrar por ese trabajo, mientras que la empresa desembolsaba 100 soles diarios por cada uno, en total más de 50 mil soles mensuales que nadie sabe a dónde fueron a parar. “Murieron exponiendo sus vidas mientras otros cobraban”, apuntó Galindo.

Cada noche, los policías custodiaban en las tranqueras donde se inicia la ejecución de las obras y esperaban 24 horas por sus relevos, en medio de una geografía que los desfavorecía, sin las armas adecuadas para defenderse y sin saber que su superior, el general Edwin Palomino, rentaba sus servicios y sus vidas para prestar seguridad a una empresa privada a cambio de dinero, refiere el diario La Primera del 29 de noviembre.

“Este servicio era permanente, no era que los policías vendían sus días de franco, como suele suceder, sino que sus jefes disponían de las unidades y encima cobraban por ello. Los terroristas los mataron, pero murieron víctimas de la corrupción”, refirió Galindo al medio de comunicación. El referido consorcio está conformado por las empresas brasileñas Constructora Queiroz Galvao S.A. y Constructores y Comercio Camargo-Correa S.A., encargada de la rehabilitación y mejoramiento de la carretera Tingo María-Aguaytía; tramo Puente Pumahuasi- Puente Chino.

A todo esto, el ministro del Interior, Remigio Hernani, argumentó en el pleno del Congreso que los efectivos fallecidos cumplían con un operativo policial al que se habría denominado “Holismo 2008”, que supuestamente consistía en incautar madera y combustible a los terroristas. Pero los familiares de las víctimas rechazaron la versión oficial y en medio del dolor recogieron mayor información. Así se enteraron, conversando con los sobrevivientes del atentado, que “había una nota de inteligencia y la expresión verbal del mayor Oblitas, quien estaba a cargo de ese contingente, que advirtió que iba haber un ataque terrorista en esos días”.

Para el legislador Galindo éste es un tema de corrupción policial y por eso la responsabilidad le alcanzaría al ministro Hernani. “El ministro del Interior le ha mentido al país. Este tema es muy grave porque primó un interés monetario y se restó importancia a la vida de 17 policías, por eso Hernani debe responder”, sostuvo.

La violencia en Perú de senderistas que actúan en alianza con el narcotráfico, que en casi dos meses han matado al menos 22 policías y militares, es producto de la arremetida de los carteles de drogas mexicanos en este país, dijo el jueves 27 el presidente Alan García a la prensa extranjera, según consigna la revista América Economía.

"El mercado peruano está siendo o intenta ser capturado por los carteles mexicanos, ese es el problema", dijo García en conferencia de prensa, al explicar el aumento de la violencia por el narcotráfico en el país. "Los carteles mexicanos son mucho más agresivos que los de la época de los colombianos", afirmó. "Esos carteles como el de Tijuana, por ejemplo, son realmente salvajes", agregó.

En los últimos años se ha incrementado en Perú la operación de narcotraficantes extranjeros, como las bandas mexicanas Sinaloa y Tijuana, mientras las fuerzas de seguridad de este país ejecutan una ofensiva contra la guerrilla y el narcotráfico en zonas remotas de los Andes y la selva del país. El aumento de las bandas mexicanas ha desplazado a las colombianas, que en la década pasada dominaban la producción de drogas ilícitas en este país sudamericano. Perú es el segundo productor mundial de cocaína, después de Colombia, refiere en una nota la Agencia Reuters.

El presidente García dijo que para contrarrestar esta ola de violencia, se está buscando un acuerdo de colaboración con la policía antidrogas de México, propuesta que alcanzó al presidente mexicano Felipe Calderón, en su reciente visita a Lima para la cumbre de líderes del Asia-Pacífico (APEC). "Eso (del APEC) ha distraído mucho nuestra seguridad, pero ahora hay que concentrarnos nuevamente allí (en el Huallaga) porque hay que ‘aplastar’ el narcotráfico en esa zona, cueste lo que cueste", dijo el mandatario peruano. García agrego que en la colaboración con México se estudia la posibilidad de la participación directa de agentes antidrogas mexicanos en Perú para ayudar a combatir el narcotráfico.

En respuesta al artero ataque se movilizó a centenares de militares y policías para dar caza a los subversivos, operaciones que no reportaron capturas al cierre del presente informe. Hay otras versiones a manera de denuncia sobre presunta corrupción en el Frente Policial del Alto Huallaga, que podría originar comisiones investigadoras y relevos de altas autoridades. Sin embargo se debe rescatar que aparentemente no se produjeron actos de represión indiscriminada como respuesta a la emboscada que eran característicos en las décadas del 80 y 90, donde la población civil inocente era quien pagaba los platos rotos, lo que apuntaría a favor de la preservación de los derechos humanos.

Como si todo esto fuera poco, en un volante que contiene serias amenazas a funcionarios del poder judicial, ministerio publico, municipalidades y sector educación, Sendero Luminoso a diferencia de otros ataques reivindicó la emboscada y dijo que se dio en venganza por la muerte de Clay y JL que habrían sido entregados por un puñado de dólares. El volante habría sido elaborado en el penal Potracancha. El contenido del volante amenazador confirma las versiones que ya circulaban en la región sobre un presunto fortalecimiento de Sendero Luminoso, situación que provoca cierta alarma en un sector de la población, sobre todo rural. El asesinato de un poblador en Supte San Jorge dos días después de la asonada, revela que SL puede actuar con relativa impunidad en cualquier lugar, en cualquier día y a cualquier hora. Atentos con estos mensajes con sellos de muerte.

Finalmente, este lamentable episodio ha servido una vez más, para que personajes que medran de la violencia y actúan como carroñeros de la muerte, dieran rienda suelta a su afiebrada imaginación, para especular, conjeturar y llegar a conclusiones risibles. Los ‘analistas’ que según su interés personal pretenden erigirse en peritos o estrategas en la lucha contra el narcoterrorismo, demostraron ser unos oportunistas con una visión cómoda y sesgada de la realidad que desde 1982 es complicada y sumamente difícil. Los politiqueros y ex funcionarios de gobiernos que tuvieron su oportunidad para cambiar este estado de cosas y no lo hicieron hoy salen a ganar titulares y complacientes entrevistas en medios o programas periodísticos que en algunos casos manejan a su antojo, olvidando que tienen una deuda pendiente con el país, lo que les obliga a ser prudentes y responsables.

Llorar sobre la leche derramada no devolverá la vida a los agentes fallecidos, pero si servirá para sacar lecciones por duras que estas sean de la sangre derramada y ojala pudiera ser el final de una interminable novela saturada de dolor, resentimientos y deseos irrefrenables de venganza.

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