sábado, 6 de marzo de 2010

Cultivos de marihuana en los parques nacionales de Estados Unidos

Un agente de la policía de Fresno, California, recorre un terreno donde hubo una plantación clandestina de marihuana en el Bosque Nacional de Secuoyas.

RICH PEDRONCELLI / AP PHOTO
BY Y MANUEL VALDES / AP
CALIFORNIA

ALICIA A. CALDWELL

No muy lejos de las cataratas de Yosemite y en medio de los bosques rojos de California, pandillas mexicanas se apropian sin mucho ruido de tierras federales para sembrar millones de plantas de marihuana, usando indocumentados para cultivarlas.

Desde hace muchos años se siembra marihuana en tierras públicas, pero los narcotraficantes mexicanos han llevado la situación a un nuevo nivel: usan guardias armados y alarmas para proteger grandes extensiones de terreno, que en algunos casos tienen decenas de miles de plantas con una cosecha potencial de 30 toneladas al año.

“De la misma manera que los mexicanos tomaron el control del tráfico de metanfetamina, ahora tienen enormes jardines [de marihuana]'', dijo Brent Wood, supervisor de la Oficina Antinarcóticos del Departamento de Justicia de California.

Wood dijo que los mexicanos han llevado el tráfico de marihuana a otro nivel.
Entrevistas de The Associated Press a funcionarios policiales de todo el país indican que las pandillas mexicanas son en lo fundamental las reponsables del aumento en la cantidad de granjas de marihuana a gran escala durante los últimos años.

Agentes locales, estatales y federales encontraron aproximadamente un millón más de plantas todos los años entre el 2004 y el 2008, y las autoridades afirman que entre 75 y 90 por ciento de las nuevas granjas de marihuana se pueden vincular con pandillas mexicanas.

Sólo en el 2008, según la Dirección Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), las fuerzas policiales de todo el país confiscaron o detruyeron alrededor de 7.6 millones de plantas de unos 20,000 terrenos.

Cultivar la planta en Estados Unidos ahorra a los traficantes el costo y el riesgo de tener que traer la marihuana de contrabando y permite a las pandillas producir más cerca de los mercados locales.

La distribución también es menos peligrosa. Una vez que la marihuana se cosecha y se seca en las granjas ocultas, los narcotraficantes pueden entregarla a los distribuidores callejeros y se vende junto con la importada de México.

El único riesgo para los cosecheros mexicanos, dicen los expertos, es que un cazador o caminador extraviado encuentre los campos ocultos.

Estos terrenos están debajo de grandes árboles en lugares como el Parque Nacional de las Sequoias, o en la fértil pero escabrosa Sierra Nevada. Otras se plantan en secreto en terrenos remotos en Texas.

Todos los terrenos están alejados de los ojos de las autoridades, donde los cultivadores pueden tomarse el tiempo necesario para cultivar un tipo de marihuana mucho más fuerte. Los cosecheros de estos campos usan fertilizantes y plantas hembra clonadas para reducir la cantidad de semillas.

Los terrenos de las pandillas mexicanas con frecuencia pueden distinguirse de los que plantan los estadounidenses, que por lo general son mucho menores, con quizás 100 plantas y ninguna medida de seguridad.

Algunos de los campos vinculados con las pandillas tienen casi 75,000 plantas y cada una produce por lo menos una libra de marihuana al año, según información federal revisada por la AP.

El Parque Nacional de las Sequoias en el centro de California está lleno de numerosos terrenos de marihuana, en su mayoría ocultos a lo largo de riachuelos, lejos de los caminos de senderistas. La situación es la misma en los parque nacionales de Yosemite, Sequoia yRedwood.

Incluso si tuvieran la cantidad de agentes necesaria para vigilar este vasto territorio, las autoridades dicen que el terreno y el tiempo les impiden detectar los cultivos, excepto accidentalmente.

Muchos de los terrenos están rodeados de explosivos caseros y patrullados por guardias con fusiles AK que vigilan el perímetro desde el propio terreno y desde ramas altas en los árboles.

Las granjas son cada vez más sofisticadas y las cultivan indocumentados, muchos de ellos procedentes de Michoacán.

Antes los cultivadores dormían en los sembrados, pero ahora tienen campamentos cerca de los terrenos, equipados con áreas para dormir y cocinar.

“Es asombrosa la forma en que han cambiado su manera de operar'', dijo Wood. ``Es como si estuvieran en su casa''.

Las pandillas de narcotráfico también han traído expertos y peones para ayudarlas a encontrar los mejores terrenos y construir sistemas de irrigación'', dijo Wood.

Moysés Mesa Barajas había acabado de llegar al estado de Washington desde Michoacán cuando le propusieron trabajar en un sembrado de marihuana. Casi de inmediato lo llevaron a un enorme terreno oculto en el Bosque Nacional Wenatchee, donde comenzó a ocuparse del regadío.

Lo arrestaron en el 2008 en un operativo y lo sentenciaron a seis años de prisión en una cárcel federal. Otros hombres vestidos con uniforme de camuflage huyeron antes que pudieran arrestarlos.

“Yo pensé que sería fácil'', declaro a la AP en una entrevista en prisión. ``No pensé que fuera un delito mayor''.

Scott Stewart, vicepresidente de inteligencia táctica de Stratfor, una empresa global de inteligencia con sede en Austin, Texas, dijo que los reclutadores buscan gente que todavía tenga familia en México para usarlo como herramienta de presión para que sigan trabajando y no hagan alboroto.

“Si envían a José y los estafa, toman represalia con la familia'', dijo Stewart. “Hay mucho dinero de por medio''.

Cuando la cosecha se completa, dicen los investigadores, los peones cargan la marihuana en bolsas de basura y las colocan en lugares de descarga que por lo general son donde se reabastecen de alimentos y combustible.

Los agentes con frecuencia encuentran señales de vida en los campamentos, como sartenes, cazuelas, latas de cerveza y botellas de licor vacías.

Pero los cosecheros dejan más que desechos. Muchas veces dejan veneno para animales que contaminan los riachuelos y el agua subterránea que usan los agricultores de la zona.

Debido al espeso follaje, los cosecheros armados a veces pueden disparar contra los agentes antes que los detecten.

“Ellos conocen el terreno mejor que nosotros'', dijo el teniente Rick Ko, investigador de narcotráfico de la Policía de Fresno, California. ``Nos disparan antes que podamos verlos''.

Tomado de:
http://www.elnuevoherald.com/2010/03/02/v-fullstory/665835/cultivos-de-marihuana-en-los-parques.html

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