domingo, 10 de julio de 2011

El nuevo frente anti- drogas en el Trapecio







Primero de marzo 2011. Momento en el que miembros del grupo élite L-0800 de la Dirandro entregan al narcotraficante Jair Ardela Michué, 'Javier', capturado poco antes, a miembros de la Policía Federal y de la Marina de Brasil (con cascos y chalecos antibalas) (Foto: PNP).

Por Gustavo Gorriti.

Tabatinga.- Un día antes, la Policía Federal de Brasil intervino un taller en el que se reparaba una nave de ‘Javier’, el letal narcotraficante de la triple frontera, e incautó la embarcación. Por la noche, la parte frontal del taller fue barrida con ráfagas de fusil automático.

Es el martes 5 de julio y nos encontramos en la sede de la Policía Federal brasileña, en Tabatinga, para la primera reunión de coordinación del operativo binacional contra el narcotráfico que empezó el día anterior, el lunes 4, con una inédita movilización de aeronaves y de embarcaciones fluviales, peruanas y brasileñas.

IDL-Reporteros ha acompañado a los generales PNP Carlos Morán –jefe de la Dirandro– y Darío Hurtado –jefe de la Policía Aérea–, en el corto vuelo entre Caballococha y Tabatinga, para el encuentro con sus contrapartes brasileñas. Ambos generales van acompañados por varios de sus oficiales de Estado Mayor, inteligencia y operaciones.

También se encuentra en la delegación peruana el ministro Francisco Tenya Hasegawa, director de Control de Drogas de la Cancillería, que en esos días dará nuevo contenido en Torre Tagle al concepto de diplomático todoterreno.

El Y-12 (la robusta versión china del Twin Otter) aterriza en Tabatinga casi al mismo tiempo que un avión ejecutivo del que emergen los oficiales brasileños que han llegado a encontrarse con sus pares peruanos: el Delegado de Policía Federal, Oslain Campos Santana, director de Combate al Crimen Organizado de la PF; y el también Delegado PF Sérgio Lucio Mar dos Santos Fontes, jefe de la PF en el departamento de Amazonas, cuya capital y sede es Manaos. Santana llega desde Brasilia y Fontes desde Manaos.

Oficiales de la PNP y la Policía Federal de Brasil en Tabatinga el martes 5 de julio. El general PNP Carlos Morán, jefe de la Dirandro, es el segundo a la izquierda. A su lado, el Delegado Sérgio dos Santos Fontes, jefe regional de la PF. A su derecha, Oslain Campos Santana, director de combate al crimen organizado de la PF, junto al jefe de la Policía Aérea, general PNP Darío Hurtado, y otros oficiales de la PNP (Foto: IDL-Reporteros).

El anfitrión debe correr de un avión al otro, para bienvenir a sus visitantes. Es el delegado PF Mauro Esposito, quizá el policía en servicio activo más antiguo del continente.

Esposito tiene 42 años como policía en activo, casi todos dedicados a la lucha contra el narcotráfico, sobre todo en la frontera. Los policías federales pasan al retiro luego de 30 años de servicio, pero a Esposito terminaron extendiéndole una docena de años el tiempo de servicio cuando la guerra contra las drogas empezó a saltar de una crisis grave a otra peor.

Mauro Esposito saluda a colega peruano en Tabatinga. Atrás, el director de Control de Drogas de la cancillería Francisco Tenya Hasegawa (Foto: IDL-Reporteros).

El veterano policía ha visto mucho. Para pasar de Tabatinga a Leticia solo hay que cruzar de una calle a otra. Y en los años de Pablo Escobar, el señor de la droga en Leticia fue Evaristo Porras, el narcotraficante que intentó desacreditar al ministro de Justicia colombiano Rodrigo Lara Bonilla, antes del asesinato de éste en 1984.

En su apogeo, Porras se hizo construir una residencia en Leticia que replicaba la de Blake Carrington en “Dinastía”. Antes, escapó de una detención en Lima gracias a su abogado y colaborador, Vladimiro Montesinos. El expediente del caso, además, fue robado como parte del mismo servicio.

Mauro Esposito recuperó el expediente robado y, además, no vaciló en señalar abiertamente las vinculaciones de Montesinos con el narcotráfico. Lo hizo en 1997, cuando tanto Fujimori como Montesinos se encontraban en el pináculo del poder y cuando sobraban los dedos de una mano para contar a quienes se atrevían entonces a señalar la conexión de Montesinos con el narcotráfico y el crimen organizado.

Ahora, en Leticia, solo queda un escombro triste, cubierto de lo que fue la mansión carringtoniana de Evaristo Porras. El narcotraficante murió en 2010 en medio de la indigencia, soledad, enfermedad (Parkinson) y locura. Y Montesinos ya se sabe dónde está.

Ruinas de lo que fue la residencia de Evaristo Porras en Leticia (Foto: IDL-Reporteros).

Pero ninguno de esos desenlaces permitió a Esposito pensar en su jubilación. Una nueva organización de narcotraficantes provocó una explosión de violencia en la triple frontera mientras por primera vez aparecían y se extendían velozmente plantaciones de coca en la contigua planicie amazónica peruana.

El jefe de la organización de narcotraficantes y pistoleros fue un pucallpino que pasó de vender popcorn en Leticia a asesinar decenas de personas. Se trata de Jair Ardela Michué, conocido como “Javier”.

‘Javier’ entró al narcotráfico primero bajo las órdenes de un capo colombiano conocido como el “Gallero”. ‘Javier’ lo eliminó y pasó a comandar su propia organización.

La organización narcotraficante de 'Javier' (Fuente: PNP).

Los policías peruanos y brasileños coinciden en que ‘Javier’ fue uno de los narcotraficantes más sanguinarios que operó en la triple frontera. Sus víctimas, y las de sus sicarios, pueden haber pasado del centenar; entre ellas el policía peruano Edgardo Chang Montesinos y dos policías federales brasileños.

Esas muertes y la feral violencia desatada por ‘Javier’ llevó a la Policía Federal a enfocarse casi obsesivamente en el combate contra la organización del narcotraficante.

En todos sus años de experiencia, Esposito no recuerda un caso que haya concentrado tanta energía en la PF.

Cómo fue liberado ‘Javier’

El 19 de octubre de 2009, la segunda sala del Tribunal Constitucional integrada por los magistrados Carlos Mesía, Ricardo Beaumont y Gerardo Eto, denegó la extradición de Jair Ardela Machhue a Brasil por los delitos de narcotráfico y homicidio. También dispuso su inmediata libertad. Esto figura en el expediente 04253-2009-PHC-TC.

“Por no existir entre el Brasil y el Perú las mismas condiciones para la extradición de sus nacionales, el pedido de extradición del demandante (Ardela presentó un Habeas Corpus) debe ser denegado y el procedimiento terminado, razón por la cual el mandato de detención que se le impuso debe ser dejado sin efecto, sin perjuicio de las obligaciones penales a que hubiera lugar”, refiere la sentencia del TC.

Un año antes, el 25 de octubre de 2008, Ardela fue capturado en una clínica de Iquitos mientras se recuperaba de unas heridas de bala tras un enfrentamiento con otra organización de narcotraficantes. En abril de ese año Ardela ordenó a sus sicarios que maten al suboficial PNP Édgar Chang Montesinos, un agente encubierto de la Dirandro; y al empresario Máximo Cabrera Medina, que había sido testigo del asesinato del policía. (Romina Mella)

Cuando ‘Javier’ fue capturado en Iquitos y dejado libre luego en lo que, según todo parece indicar, se trató de un caso de corrupción judicial, hubo desánimo en las tres policías (la colombiana, peruana y brasileña) que ya cooperaban estrechamente en el combate a la organización de narcotraficantes de gatillo fácil.

Pero, como, en otra escala, sucedió en su momento con Pablo Escobar, la violencia y los golpes de la Policía ‘descapitalizaron’ a ‘Javier’. Al final, no fue la PF sino un grupo de elite de la Policía Nacional peruana, la L-0800, de la Dirandro, el que lo capturó.

‘Javier’ esperaba a una chica en un islote cercano a Sacambú, con expectativas no precisamente guerreras, cuando desembarcó el pequeño grupo de policías. ‘Javier’, que estaba apenas armado, huyó a la carrera, mientras los policías le disparaban con los AKM. Lo vieron caer, cuenta uno de los participantes, y pensaron, mientras corrían, que lo habían abatido. Lo encontraron tendido, inmóvil como si, en efecto, estuviera muerto.

Para cerciorarse con rapidez, uno de los policías más fuertes en el grupo lo levantó y en un solo movimiento lo puso de pie. Lo soltó y, por un segundo crítico, ‘Javier’ no cayó.

Donde hay equilibrio hay vida, de manera que los policías esposaron al fallido actor.

El lugar de la captura estaba, para todo propósito práctico, en la línea de la frontera con Brasil. Así que la policía peruana lo entregó a sus pares brasileños para quienes esa captura era apasionadamente prioritaria. Aquí se ve el momento en el que los policías peruanos transfieren la custodia de ‘Javier’ a los brasileños.

‘Javier’ está recluido ahora en una prisión de alta seguridad cerca de Manaos. Su organización aparentemente descabezada.

Pero los balazos del lunes 4 de julio contra la fachada del taller en el que está la embarcación incautada por la PF a ‘Javier’, indican que todavía subsiste la organización narcotraficante y que aún dispone de armas, balas, y de gatilleros también.

Helicóptero UH1H aterriza para reabastecerse de combustible en la embarcación de la Policía Federal brasileña, en Santa Rita, Perú (Foto: IDL-Reporteros).

A pocos minutos de vuelo desde Tabatinga, junto al caserío de Santa Rita, en el margen peruano del río Yavarí han acoderado una barcaza grande, de aluminio, que parece una caja metálica flotante de dimensión multiplicada; un remolcador, y una gran ‘chata’ parcialmente techada. Sobre la cubierta, en dos grandes bladders, se almacenan 20 mil galones de combustible, que reabastecerán a los tres helicópteros UH1H que la Policía Aérea peruana utiliza en las inéditas operaciones conjuntas antidrogas de Perú y Brasil, que acaban de empezar.

Helicóptero UH1H se reabastece en La Chata brasileña. Al costado, remolcador brasileño y al fondo la barcaza de aluminio de la PF que sirve de alojamiento a los pilotos y tripulación peruanos (Foto: IDL-Reporteros).

En un extremo de la ‘chata’ se ha adaptado una pequeña sobrecubierta de madera, sobre la que se posarán los helicópteros para ser reabastecidos. Lo corto de la distancia y rápido del proceso multiplicará el número de vuelos operacionales en cada uno de los aproximados diez días que durará el operativo.

La ‘chata’, el combustible, el ‘helipuerto’ es uno de los aportes de la Policía Federal brasileña a la acción binacional. Y la barcaza de aluminio servirá como alojamiento y dormitorio flotante para las tripulaciones de los helicópteros.

La parte principal del esfuerzo corre por cuenta del lado peruano, lo cual es natural, en tanto las operaciones se realizarán en nuestro país. El jefe de la aviación policial, el general PNP Darío Hurtado, que dirige en el lugar el despliegue de sus naves, ha asignado, además de los 3 UH1H, un helicóptero Mi-17 y cuatro aviones: dos Antonov, un Y-12 y un Cessna Caravan C-208.

Los cerca de 200 policías de la Dirandro que proveen la inteligencia y ejecutan los operativos, están bajo el mando directo del general PNP Carlos Morán, quien también estuvo en la zona con gran parte de su Estado Mayor. “Este es un operativo de importancia histórica” dice Morán, “es la primera vez que se actúa sincronizadamente y en esta dimensión con la policía brasileña… es la única manera de hacerle frente al narcotráfico”.


Además, policías peruanos y brasileños comparten inteligencia operativa en el cuartel de la Policía Federal en Tabatinga. Las paredes del cuarto de planeamiento o situación están cubiertas por mapas detallados de la frontera, donde las manchas que representan las plantaciones de coca se amplían grandemente de un año al otro.

Toda la coca plantada en esa área se dedica exclusivamente a las pozas de maceración del narcotráfico. Nada se dedica a usos legales (chacchado de hoja, harina de coca y demás). Las plantas, además, son diferentes, a simple vista a la coca huanuqueña (erytroxilon coca) y a la trujillana (E.novogranatense var. truxillense). Tampoco, según indicaron los brasileños de la PF, parece tratarse de Ipadú (la coca de la selva baja).

Ellos informaron que habían hecho examinar esa coca con peritos botánicos para ver si se trata de un híbrido.

La droga que se produce en la zona y se exporta al Brasil es pasta básica. Ni los policías peruanos ni los brasileños han detectado que se haya refinado clorhidrato de cocaína a partir de esa producción. Cocaína rústica en pasta producida, en laboratorios rústicos para exportar el producto superlativamente tóxico a los mercados de adicción en Brasil, sobre todo en los sectores vulnerables por la pobreza y la desgracia.


Trapecio Amazónico con puntos críticos resaltados (Foto: IDL-Reporteros).

Todo indica, además, que la veloz expansión del área cultivada con coca no fue un producto de la supuesta ‘mano invisible’ del mercado, sino una acción planificada y ejecutada por un grupo pequeño de personas. Los lugareños indican casi unánimemente haber sido visitados por foráneos que les pidieron sembrar coca y ofrecieron un precio mucho más alto que el de cualquier otro producto y, además, les prometieron comprar y pagar en efectivo en la chacra. El precio y la forma de pago se convirtieron en una ventaja comparativa que llevó a decidir la siembra de coca en muchos campesinos. Lo que vino después fue una mayor deforestación, y la violencia en varios sectores.


En el barco brasileño en la frontera, generales PNP Morán y Hurtado con el agente especial de la PF Mario Jose Mendes (Foto: IDL-Reporteros).

Por eso, la PNP y la PF acordaron poner en práctica por primera vez el plan masivo de interdicción.

La ejecución del plan (llamado, sin mucha originalidad “Trapecio 2011”), había empezado un día antes, el lunes 4 de julio, con varias incursiones en el área de Sacambú. Yo acompañé al primer grupo de intervención helitransportado, y esto es lo que vi:

Sacambú.- Los helicópteros UH1H de la Policía vuelan casi al ras de las copas de los árboles y suben en una rápida, corta altura al llegar a Sacambú. Mientras el primer helicóptero desciende a velocidad, el segundo lo cubre desde arriba. Apenas saltan los policías y se despliegan a la carrera a los puntos dominantes de la aldea, asciende el helicóptero y el siguiente baja con más policías.


Lunes 4, 12 m. Policías del grupo de intervención de la Dirandro durante la acción de toma de Sacambú (Foto: IDL-Reporteros).

Es lunes 4 al mediodía, y la toma de Sacambú es la acción que inicia una operación sin precedente en la lucha contra el narcotráfico en la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia: la acción conjunta de la PNP y la Policía Federal brasileña, que integran inteligencia, planeamiento y logística para atacar las organizaciones de traficantes de drogas y sicarios en esta zona de letal crimen organizado.

El ruido intenso del helicóptero en sobrevuelo que casi roza el suelo sin posarse, la hierba y ramas dobladas por el ventarrón brusco de los rotores; aquel viento que parece empujar a policías, que han saltado con gran rapidez, seguidos por este más pausado periodista. El helicóptero asciende, el ruido se aleja y deja escuchar los sonidos de la aldea, que por ahora es silencio. Los policías ya están calladamente apostados en posiciones dominantes, no hay gente fuera de las casas que rodean la plaza, una cancha de fútbol, con mástil y bandera peruana al costado. Camino hacia ella y escucho una voz que explica cómo funciona el cerebro (yo me lo sigo preguntando, en el caso de algunas personas) y el sistema nervioso, en el tono inconfundible del maestro de escuela rural.

Mientras bajaban ruidosamente los visitantes desde el cielo, la clase no se detuvo.

¿Pero dónde está el enemigo? me pregunto horas después en Sacambú. No lo es el profesor Milton Sias, que no paró de dictar clase a sus alumnos en el único cuarto en el que enseña a toda la primaria junta. Los más pequeños miran hacia una pizarra y los mayores, de espaldas, hacia otra en el lado opuesto de la pequeña habitación. Los niños son a la vez tímidos y vivaces y es evidente que el profesor ama su trabajo.

Tampoco parece el enemigo la gente que se ve en la pequeña aldea. Después de un rato, los pobladores salen de las casas, se ignoran mutuamente con los policías, continúan haciendo su vida. Desde el mediodía practican deporte en la cancha que hace de plaza. Por lo menos en esta ocasión, las mujeres juegan fútbol y los hombres, vóley. Parecen despreocupados y alegres mientras juegan con más desprejuiciado entusiasmo que destreza. En la cancha mojada por las lluvias frecuentes, todas las mujeres juegan descalzas y, sin embargo, patean con una fuerza que duele de solo escucharla.

Luego de un rato de búsqueda, se encuentra una escopeta, unos cartuchos y algunas balas calibre 38, pero ninguna persona, ningún rostro, solo la huella vegetal.

Poco antes, el teniente gobernador, Rudy Achín, nos ha guiado, a instancias del coronel Jorge Angulo, jefe de la Dirandro en Iquitos, a los cocales cercanos. Después de una caminata barrosa, llegamos a un cocal que primero parece regular y después muy grande.



Teniente gobernador de Sacambú Rudy Achín, con el coronel PNP Jorge Angulo (al medio) y Germán Suárez, fiscal provincial antidrogas, del Ministerio Público en un vasto cocal cerca de Sacambú (Foto: IDL-Reporteros).

Aquí, a diferencia del Alto Huallaga o el VRAE, los terrenos son planos, de manera que la plantación extensa es mucho más fácil. El cocal por el que caminamos tenía por lo menos diez hectáreas. Y hay muchos más como ese, según indican los mapas satelitales.

El crecimiento de los cocales ha sido muy veloz y, según las informaciones, dirigido.

Los campesinos nos dijeron que hace cuatro o cinco años un grupo pequeño de gente les propuso plantar los cocales a cambio de pagarles al contado y en chacra.



Campesinos, fiscal y policías junto a otro extenso cocal (Foto: IDL-Reporteros).

Los campesinos son aquí, como en todos los otros lugares cocaleros que conozco, pobres. Los signos de desnutrición, la pérdida temprana de dientes, abundan. Y es más que obvio que la siembra de coca no los sacará de la pobreza.

Pero, en medio de la pobreza y con la novedad de la violencia en sus vidas, la coca les ofrece mejor ingreso, más frecuente y fácil, que cualquier otro producto, porque no requiere llevarlo a ningún mercado lejano sino que se les paga en el mismo campo.

Por eso, la lucha contra el narcotráfico no tendrá éxito si no va aparejada con medidas de desarrollo de efecto rápido y perceptible.

Dos días después, no muy lejos de Sacambú, la Policía descubrió el miércoles 6, dos pozas gigantes de maceración de pasta básica. Cada una tenía 25 metros de largo por 15 de ancho y 1.50 de profundidad.


Pozas de maceración y de decantación descubiertas por la PNP el miércoles 6, poco antes de su destrucción (Foto: PNP).

Además, la Policía encontró otras dos pozas de 16 metros de largo, 3 de ancho y 1.5 de profundidad. Finalmente, encontraron una más pequeña, de tres metros de largo, dos de ancho y 1.5 de profundidad.

Había además 15 bidones de plástico con 60 galones cada uno, de, según le pareció a la Policía, ácido clorhídrico.

El ‘laboratorio’ fue destruido. Y varios otros lo serán durante los días que dure esta campaña. Pero son muy baratos y de fácil reposición.

El 'laboratorio' de PBC en llamas (Foto: PNP).

La única manera de que las campañas contra el narcotráfico en esas zonas tengan resultados permanentes, es mediante la continuidad operativa, fundamentalmente contra los niveles altos de las organizaciones criminales, el contrabando de insumos y el dinero del narcotráfico.

Y en el nivel del campesino, la interdicción solo tendrá éxito si va aparejada con acciones de desarrollo. Bajar el precio de la coca y subir el de otros productos: los pocos éxitos logrados en la lucha contra las drogas a lo largo de más de treinta años tienen en común tanto ese objetivo como aquel proceso.

Tomado de:
http://idl-reporteros.pe/2011/07/08/el-nuevo-frente-contra-el-narcotrafico-en-el-trapecio-amazonico/

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