miércoles, 19 de noviembre de 2008

Las niñas explotadas del Huallaga

Comercio sexual en Tarapoto y Yurimaguas. La prostitución infantil ha crecido en la Selva alta. Muchas adolescentes de entre 13 y 17 años se alquilan por menos de 100 soles. Nadie hace nada. En la PNP y en la Demuna tarapotina no se registran casos. Los captores de menores focalizan la trata de niñas en Yurimaguas y las conducen por el río Huallaga a Tarapoto.

NOCTURNAS. Muchas de las niñas son captadas por sus “clientes” en las plazas. Se acercan a ellas como si fueran amigos, pero todo ya está arreglado.

Al mejor postor. Las niñas de la selva son explotadas a la vista de las autoridades.

“Mercancía”. Compran su tiempo con dinero.

Búsqueda. Arriba, Wiler Reyna añora a su hija que está en brazos desconocidos. En Yurimaguas captan a las niñas. Una de ellas brindó su testimonio a La República.

"Si quieres encontrar chibolas tienes que tener un contacto, yo conozco a un pata que se llama Joseph Kassandra…", exclama un mototaxista que enrumba a Morales, el distrito más caliente y musical de Tarapoto. Ahí se encuentran las discotecas más grandes, casi 50 hostales sin suerte y alrededor de 80 bares. El movimiento económico es tal que se han dado el lujo de traer a la Charanga Habanera. "Papillón", el local más rumbero de Tarapoto, albergará esta noche a los artistas cubanos.

Ahí estará Joseph Kassandra, un homosexual camuflado entre las decenas de motos que están estacionadas a las afueras de este local. Joseph Kassandra jamás conversa directamente, solo observa de lejos y coordina el alquiler de sus muchachas desde un celular. "Te esperará afuera de la disco, cerca del puente. Si quieres te la llevas y si no te gusta le das cinco lucas para su pasaje", dice Joseph Kassandra, siempre desde el teléfono.

El mototaxista no se equivocaba: el alquiler de "guambrillas" ha crecido en Tarapoto. Y es que a pesar de que en la Policía Nacional y en la Demuna no han registrado denuncias de prostitución infantil, no es muy difícil resolver un encuentro con una menor. "Solo es cuestión de contactos", recuerda Julia, una muchacha de minifalda blanca que tiene escrito en el brazo el número de un celular. Es el celular de Joseph Kassandra, el proxeneta más sombrío de Morales. En el trayecto de la discoteca al hostal, Julia, de 16 años, cuenta que se fue de Yurimaguas en el 2006. En ese tiempo cursaba el cuarto grado de primaria y ahora en Tarapoto se le ha ocurrido ser enfermera.

TENTADAS POR EL DINERO

Es la primera vez que a Julia le pagan 150 soles únicamente por conversar y por eso duda entre aceptar el trato o irse del hotel con la rabia encima. Pero los billetes se muestran tentadores, además salvarían el mal día que ha tenido. Recordar cómo se inició en la prostitución le incomoda, pero qué más da, esta es la conversa más rentable de su vida.

"Hace dos años llegó una amiga a Yurimaguas y me dijo que en Tarapoto podíamos ganar más de 50 soles al día atendiendo en bares. Solo necesitaban chicas con buenas piernas. En ese tiempo yo estaba en primaria y veía cómo mi mamá renegaba porque le faltaba plata para la comida. Ni lo pensé, me fui corriendo", narra Julia, quien navegó más de una hora por el Huallaga, ese río que carga en sus aguas el peso del narcotráfico más desvergonzado. Por ahí viajó Julia y luego se subió a un camión junto a otras adolescentes y después de tres horas de trocha y selva llegó a un bar tarapotino. Esa misma noche empezó de mesera y a los tres días conoció a Joseph Kassandra y a su maquinaria pérfida.

Este personaje se encargó de alquilarle un cuarto y el resto es historia conocida: Julia puede tolerar a un promedio de 10 hombres por noche.

LAS LLEVAN CON ENGAÑOS

"Los que abusan de las niñas y adolescentes primero les dicen que van a ocuparse en un restaurante o de trabajadoras del hogar. Luego las obligan a prostituirse hasta destruirlas. Aquí en Tarapoto gran parte de las autoridades no toman en serio este condenable hecho y por eso no se cuenta con estadísticas serias, pero lo cierto es que muchas chicas son traídas de Yurimaguas con engaños", dice Martha del Castillo Morey, coordinadora ejecutiva del Centro de Investigación y Desarrollo de la Selva Alta (Cedisa), organismo que promueve políticas de prevención para combatir la explotación infantil.

Para conocer más de cerca la prostitución infantil es necesario infiltrarse. En la ciudad todo está como muy camuflado, pero el calor intenso y el aire estancado y casi tangible hace más fácil que las muchachas se descubran sin arredro. Ahí está Julia, contándolo todo desde una cama rentada. ¿Es Yurimaguas la mina de oro de los proxenetas? "Sí, yo sé de muchas chicas que se vienen a trabajar aquí", acepta Julia.

Navegar hacia Yurimaguas en una balsa que recorre un tramo del Huallaga es un riesgo necesario para hallar a Wiler Reyna Díaz, un agricultor del caserío Chirapa que busca a su hija desde el 20 de mayo del 2006. Aquel día su tía se la llevó a trabajar de niñera a una casa de Tarapoto. No se supo más de Verónica, quien cumpliría este diciembre 17 años. El familiar que la acogió asegura que la niña se escapó, pero los vecinos de esta mujer llamada Romi Murayari dicen que "todas las noches llegaban hombres en auto y se llevaban a una adolescente delgada, de cabello castaño, muy bonita".

"Quién más que mi hija Verónica, ahora solo quiero saber si está viva. No puedo dormir tranquilo desde el 2006. He denunciado a mi prima Romi, pero las autoridades me dan la espalda", exclama Wiler, padre de dos niñas y tres muchachos que podrían correr la misma suerte que su hermana mayor.

"Solo este año hemos registrado 15 casos de desaparición de mujeres menores de edad", revela Albina Hidalgo López, jefe de la Demuna de Yurimaguas. Albina es de las pocas personas que está presta a la ayuda. Su labor es ardua y su oído ya se ha acostumbrado a tolerar las más viles narraciones: violaciones a niñas, muertes por maltrato, esclavitud de infantes. Esta mujer, que se entrega al profesorado por las tardes, conoce a una adolescente que fue rescatada de la prostitución. M.B.M.S vive en el asentamiento humano Los Andes, un lugar rodeado de árboles plantados en desorden, que preceden a casas de triplay y hojas de laurel.

La extrema pobreza abraza a esta zona que carece de agua potable, alcantarillado y luz eléctrica. Ahí M.B.M.S creció y de ahí también se escapó cuando una amiga le dijo para trabajar de barrendera en el bar "El Encanto", en Tarapoto. M.B.M.S, tentada por los 150 soles al mes que le ofrecía su ex vecina, decidió escaparse. Dejó la escuela secundaria y fugó hacia "El Encanto" por la misma ruta que se pierden las niñas de Yurimaguas: por el Huallaga en una balsa decadente, y de Yurimaguas hacia Tarapoto en un camión que traslada camu camu y cocona.

INTENSA BÚSQUEDA

"La rescatamos porque dimos con su amiga y con la señora que las tenía en su casa. No eran barrenderas sino meseras de una cantina muy peligrosa. Qué cree que hacía por las noches", encara Albina Hidalgo. M.B.M.S clava su quijada en el pecho y sin levantar las cejas exclama que "solo hablan huevadas" y "que en Tarapoto estaba bien porque ahí ganaba dinero y la trataban bien".

No hay arrepentimiento en M.B.M.S. Al contrario, espera volver al ruedo de la prostitución. Ella anhela tener mucho dinero, comprar una casa grande, "progresar y salir de este pueblo de mierrr…". Quizás se escape en estos días, tentada por las monedas que no dejan de brillar en esa ciudad soleada que contiene, acaso, a las mujeres más exóticas del Perú.

"Si me brindaran la oportunidad de volver al bar acepto al toque", dice M.B.M.S, quien confiesa que su padrastro abusó de ella cuando tenía solo 9 años. Si la ley se aplicara a este hombre, aún estaría en la cárcel, cumpliendo una pena de 25 años. Pero él ahora se pasea con libertad, esa libertad bajo sospecha.

CLAVES

Alarmante. Según el Ministerio de la Mujer, más de tres millones de niños y adolescentes peruanos viven en riesgo de ser explotados sexualmente.

Rescate. La abogada y representante del movimiento El Pozo, una organización que trabaja el tema de la explotación sexual infantil, Tammy Quintanilla Zapata, expresó que "la pobreza en realidad no es una causa sino un factor". El Pozo ha rescatado a dos peruanas que eran explotadas en Argentina y a otra más en Japón por una mafia parecida a la Yacuza.

Carencias. La Ley N° 28251, que establece la defensa de los niños frente a la explotación sexual, no se cumple a cabalidad. Sobre todo teniendo a una División de Investigación de Trata de Personas que cuenta apenas con 25 agentes para más de 28 millones de habitantes.

Tomado de:
http://www.larepublica.com.pe/content/view/256206/592/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

estoy muy orgullosa de esta organizacion que estan trantando de rescatar a menores de edad..lo que e leido hoy me llego al corazon por que yo soy una menor de edad y doy gracias a dios de no correr de esa suerte voy a seguir entrando en esta pagina para seguir leyendo estos casos les deseo mucha suerte con lo que estan haciendo y que dios los bendiga..daniella..

marcial dijo...

la verdad que me he quedado sorprendido por el caso de estas muchachas, ojala Dios quiera puedan hacer algo por ellas, mas que todo por los padres,ya me imagino como debe sentirse el sr.Wiler Reyna con el caso de menor hija en verdad agradesco ha esta organizacion por tratar de rescatar ha estas menores de esa mafia los felicito y abrazos.....marcial

Unknown dijo...

yo trabajo en la acutulidad de supervisor de personal en una empresa de servicios de telecomunicaciones, y he viahjado a yurimaguas a ofertar trabajo a señoritas y las respuesta q he obtenido es q ellas no quiere trabajar en otra cosa solo en bares y cantinas o ofreciendo servicios sexuales, me parese que es una cultuira de sexo ahi esa cuidad.


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