Guerrilleros de las FARC preparan un operativo para bloquear carreteras en la jungla de Caqueta, Colombia, en febrero del 2002.
CARLOS VILLALON/GETTY IMAGES
POR GONZALO GUILLEN
GGUILLEN@ELNUEVOHERALD.COM
Un niño guerrillero de 15 años, apodado "Yamid'', fue sometido en junio de 2008 a un "juicio revolucionario'' en el que no pudo defenderse y resultó condenado a la pena de muerte que se le aplicó enseguida.
Su presunto delito consistió en haber mostrado un "apetito pequeño burgués'' cuando pidió, muerto de hambre, un huevo frito adicional en un modesto restaurante en el que almorzó con cuatro compañeros mayores a los que ayudaba a espiar en el pueblo amazónico de Curillo, departamento de Putumayo, cerca de Ecuador.
Por los mismos días otro chico, "Holman'', le robó un cigarrillo a un compañero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la misma región y el tribunal que lo juzgó de inmediato por quebrantar "la moral revolucionaria'' lo sentenció a morir.
También en Putumayo, otro guerrillero llamado "Robledo'' fue condenado a morir en marzo del 2009 por fusilamiento, pero su ejecutor pidió aminorar la pena, de acuerdo con el documento del caso entregado por la Policía Nacional a El Nuevo Herald.
"Es mejor cambiársela por sanción, pero para dejarlo ir para la casa de él'', argumentó el ejecutor de la sentencia.
El propósito de la petición, sin embargo, no tenía nada de bondadoso.
"Si lo dejamos pagando sanción, se agrava de nuevo por la tuberculosis y nos toca otra vez comprarle el tratamiento y no paga tanto esfuerzo por un sinvergüenza'', opinó el verdugo.
La razón aducida para dejarlo ir a morir con los suyos era todavía más siniestra:
"Esto ya tendría otra presentación, porque es que el hombre tiene como siete hermanas. El es el único varón y la mayoría de ellas terminan ingresando al Movimiento, más otro poco de sobrinos..."
Así, parecía necesario mantener una buena imagen frente a aquella familia campesina del Putumayo.
"Si lo fusilamos, pudiendo él morir de otra manera, ahuyentamos toda esa gallada [grupo] de viejas [mujeres] y nos creamos un problema que podemos evitar''.
La información de estos casos se encuentra en manos de la Fiscalía General y está respaldada con testimonios y documentos, electrónicos y físicos, que le fueron incautados por la Policía y el Ejército a la jefatura del frente 48 de las FARC, comandado por el jefe guerrillero conocido como "Edgar Tovar''.
En la computadora de Tovar, los fiscales encontraron una lista de 25 escarmientos previstos para castigar faltas de la tropa del frente 48, adicionales a las que las FARC ya aplican en todo el país de hace tiempo.
El número seis dispone que "por tener las mujeres dos pares de aretes puestos'' el castigo consiste en obligarlas a construir "70 metros de empalizado con vara larga, redonda y gruesa''.
El código indica que en caso de reincidencia en esa o cualquier otra falta, "la sanción es más drástica y se puede convocar al consejo revolucionario de guerra''.
Este tipo de tribunales solamente se integran en las FARC para estudiar casos en que una de las penas por imponer sea la de muerte.
El artículo 20 del frente 48 dispone que, además de robar, el supuesto delito de "la chismografía'' exige la convocatoria de un consejo revolucionario.
Dice, por su parte, el número 23: "Por dormir en ropa interior [el castigo consiste en construir] 35 metros de trinchera de 1,40 x 0,80 mts''.
"Dormir en cama sin autorización'' conlleva como castigo la construcción sin ayuda de "70 mts. de letrina de 0.60 x 0.25 mts''.
Los guerrilleros rasos, que en su mayor parte son menores de edad, deben dormir en el suelo.
Una gran proporción de los guerrilleros de las FARC, además, han sido reclutados por la fuerza y se les hace saber que si eluden la guardia de otros, el castigo puede ser la pena capital. La misma sanción se aplica para cualquier intento de insubordinación.
Otras conductas sancionables son la mala preparación de los alimentos, bañarse sin permiso y sin vigilancia de otros o mantener armas en estado de suciedad.
Los frentes de guerra de las FARC algunas veces matan a más gente dentro de sus propias filas que en combates contra la fuerza pública o en los asaltos a poblaciones y caminos.
En la región oriental de la Serranía de la Macarena, donde se esconde Jorge Briceño, alias "Mono Jojoy'', jefe militar de las FARC, el Ejército Nacional ha recopilado información sobre abundantes fosas comunes en las que han sido sepultados decenas de jovencitos reclutados por la fuerza.
Según las Fuerzas Armadas, mientras trata de huir de la persecución en su contra, Mono Jojoy --ahora enfermo de diabetes-- suele imaginar que algunos guerrilleros nuevos en realidad son infiltrados del Ejército y ordena su fusilamiento sin fórmula de juicio.
Algunas de estas fosas ya han sido encontradas y a otras las tropas no han podido aproximarse por estar cerradas con círculos de campos minados.
Los guerrilleros que han desertado o sido capturados en la región suroccidental del departamento andino de Tolima, han entregado versiones a la justicia en el sentido de que "Alfonso Cano'', jefe máximo de la organización, también suele ordenar fusilamientos, a veces masivos, de jóvenes nuevos incorporados a sus propias tropas.
Las mujeres enlistadas en las FARC tienen prohibido de manera terminante quedar encintas. Cuando eso ocurre, las "culpables'' son obligadas a abortar o son separadas de sus hijos apenas nacen.
Estas normas son tan antiguas en las FARC que el 29 de enero pasado, en Bogotá, una ex guerrillera desertora, agobiada por el llanto, se reencontró por primera vez con su hijo de 22 años. Había sido obligada a entregarlo recién nacido a una pareja de campesinos.
Durante los 25 años que permaneció en la guerrilla, contó que nunca se le permitió ir a buscar a hijo pero siempre creyó que iba a encontrarlo vivo.
"Saber que yo no lo podía criar, que nunca íbamos a poder vivir con tranquilidad, fue lo que me hizo dejarlo'', contó esta ex guerrillera de 44 años.
Amnistiada por el gobierno tras haber desertado en agosto pasado, la ex guerrillera se trenzó en un prolongado abrazo con su hijo, hoy administrador de empresas.
Explicó que se separó de él "desde que nació y porque tuve que salir a los pocos días por un combate que se estaba dando en la zona''.
El reencuentro ocurrió en una oficina del gobierno y las identidades de ambos no han sido reveladas por temor a represalias de las FARC.
Los tratos crueles y degradantes de las FARC con las mujeres y los niños han sido consuetudinarios.
En febrero del 2008, el gobierno de Colombia pidió abrir dos casos penales contra las FARC y uno de sus máximos jefes, Luis Edgar Devia Silva alias "Raúl Reyes'', en la Fiscalía General y la Corte Penal Internacional. En las dos demandas el auto cabeza de proceso es una investigación publicada por El Nuevo Herald el 3 de febrero del 2008.
La noticia, que causó indignación internacional, revelaba que Reyes mantenía a su disposición a niñas campesinas e indígenas secuestradas por las FARC para satisfacer sus afanes sexuales. Las raptaban vírgenes y él consideraba que era la mejor manera de evitar enfermedades como el sida.
Los expedientes siguen abiertos pues aunque Reyes murió en el 2008 durante un operativo del ejército colombiano contra un campamento de las FARC en Ecuador, las denuncias piden encontrar y castigar a los cómplices.
Los casos los planteó el Ministerio de Interior y Justicia "por secuestrar niñas menores de edad y explotarlas sexualmente''.
Tomado de:
http://www.elnuevoherald.com/2010/02/21/v-fullstory/659484/severos-castigos-de-las-farc-a.html
CARLOS VILLALON/GETTY IMAGES
POR GONZALO GUILLEN
GGUILLEN@ELNUEVOHERALD.COM
Un niño guerrillero de 15 años, apodado "Yamid'', fue sometido en junio de 2008 a un "juicio revolucionario'' en el que no pudo defenderse y resultó condenado a la pena de muerte que se le aplicó enseguida.
Su presunto delito consistió en haber mostrado un "apetito pequeño burgués'' cuando pidió, muerto de hambre, un huevo frito adicional en un modesto restaurante en el que almorzó con cuatro compañeros mayores a los que ayudaba a espiar en el pueblo amazónico de Curillo, departamento de Putumayo, cerca de Ecuador.
Por los mismos días otro chico, "Holman'', le robó un cigarrillo a un compañero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la misma región y el tribunal que lo juzgó de inmediato por quebrantar "la moral revolucionaria'' lo sentenció a morir.
También en Putumayo, otro guerrillero llamado "Robledo'' fue condenado a morir en marzo del 2009 por fusilamiento, pero su ejecutor pidió aminorar la pena, de acuerdo con el documento del caso entregado por la Policía Nacional a El Nuevo Herald.
"Es mejor cambiársela por sanción, pero para dejarlo ir para la casa de él'', argumentó el ejecutor de la sentencia.
El propósito de la petición, sin embargo, no tenía nada de bondadoso.
"Si lo dejamos pagando sanción, se agrava de nuevo por la tuberculosis y nos toca otra vez comprarle el tratamiento y no paga tanto esfuerzo por un sinvergüenza'', opinó el verdugo.
La razón aducida para dejarlo ir a morir con los suyos era todavía más siniestra:
"Esto ya tendría otra presentación, porque es que el hombre tiene como siete hermanas. El es el único varón y la mayoría de ellas terminan ingresando al Movimiento, más otro poco de sobrinos..."
Así, parecía necesario mantener una buena imagen frente a aquella familia campesina del Putumayo.
"Si lo fusilamos, pudiendo él morir de otra manera, ahuyentamos toda esa gallada [grupo] de viejas [mujeres] y nos creamos un problema que podemos evitar''.
La información de estos casos se encuentra en manos de la Fiscalía General y está respaldada con testimonios y documentos, electrónicos y físicos, que le fueron incautados por la Policía y el Ejército a la jefatura del frente 48 de las FARC, comandado por el jefe guerrillero conocido como "Edgar Tovar''.
En la computadora de Tovar, los fiscales encontraron una lista de 25 escarmientos previstos para castigar faltas de la tropa del frente 48, adicionales a las que las FARC ya aplican en todo el país de hace tiempo.
El número seis dispone que "por tener las mujeres dos pares de aretes puestos'' el castigo consiste en obligarlas a construir "70 metros de empalizado con vara larga, redonda y gruesa''.
El código indica que en caso de reincidencia en esa o cualquier otra falta, "la sanción es más drástica y se puede convocar al consejo revolucionario de guerra''.
Este tipo de tribunales solamente se integran en las FARC para estudiar casos en que una de las penas por imponer sea la de muerte.
El artículo 20 del frente 48 dispone que, además de robar, el supuesto delito de "la chismografía'' exige la convocatoria de un consejo revolucionario.
Dice, por su parte, el número 23: "Por dormir en ropa interior [el castigo consiste en construir] 35 metros de trinchera de 1,40 x 0,80 mts''.
"Dormir en cama sin autorización'' conlleva como castigo la construcción sin ayuda de "70 mts. de letrina de 0.60 x 0.25 mts''.
Los guerrilleros rasos, que en su mayor parte son menores de edad, deben dormir en el suelo.
Una gran proporción de los guerrilleros de las FARC, además, han sido reclutados por la fuerza y se les hace saber que si eluden la guardia de otros, el castigo puede ser la pena capital. La misma sanción se aplica para cualquier intento de insubordinación.
Otras conductas sancionables son la mala preparación de los alimentos, bañarse sin permiso y sin vigilancia de otros o mantener armas en estado de suciedad.
Los frentes de guerra de las FARC algunas veces matan a más gente dentro de sus propias filas que en combates contra la fuerza pública o en los asaltos a poblaciones y caminos.
En la región oriental de la Serranía de la Macarena, donde se esconde Jorge Briceño, alias "Mono Jojoy'', jefe militar de las FARC, el Ejército Nacional ha recopilado información sobre abundantes fosas comunes en las que han sido sepultados decenas de jovencitos reclutados por la fuerza.
Según las Fuerzas Armadas, mientras trata de huir de la persecución en su contra, Mono Jojoy --ahora enfermo de diabetes-- suele imaginar que algunos guerrilleros nuevos en realidad son infiltrados del Ejército y ordena su fusilamiento sin fórmula de juicio.
Algunas de estas fosas ya han sido encontradas y a otras las tropas no han podido aproximarse por estar cerradas con círculos de campos minados.
Los guerrilleros que han desertado o sido capturados en la región suroccidental del departamento andino de Tolima, han entregado versiones a la justicia en el sentido de que "Alfonso Cano'', jefe máximo de la organización, también suele ordenar fusilamientos, a veces masivos, de jóvenes nuevos incorporados a sus propias tropas.
Las mujeres enlistadas en las FARC tienen prohibido de manera terminante quedar encintas. Cuando eso ocurre, las "culpables'' son obligadas a abortar o son separadas de sus hijos apenas nacen.
Estas normas son tan antiguas en las FARC que el 29 de enero pasado, en Bogotá, una ex guerrillera desertora, agobiada por el llanto, se reencontró por primera vez con su hijo de 22 años. Había sido obligada a entregarlo recién nacido a una pareja de campesinos.
Durante los 25 años que permaneció en la guerrilla, contó que nunca se le permitió ir a buscar a hijo pero siempre creyó que iba a encontrarlo vivo.
"Saber que yo no lo podía criar, que nunca íbamos a poder vivir con tranquilidad, fue lo que me hizo dejarlo'', contó esta ex guerrillera de 44 años.
Amnistiada por el gobierno tras haber desertado en agosto pasado, la ex guerrillera se trenzó en un prolongado abrazo con su hijo, hoy administrador de empresas.
Explicó que se separó de él "desde que nació y porque tuve que salir a los pocos días por un combate que se estaba dando en la zona''.
El reencuentro ocurrió en una oficina del gobierno y las identidades de ambos no han sido reveladas por temor a represalias de las FARC.
Los tratos crueles y degradantes de las FARC con las mujeres y los niños han sido consuetudinarios.
En febrero del 2008, el gobierno de Colombia pidió abrir dos casos penales contra las FARC y uno de sus máximos jefes, Luis Edgar Devia Silva alias "Raúl Reyes'', en la Fiscalía General y la Corte Penal Internacional. En las dos demandas el auto cabeza de proceso es una investigación publicada por El Nuevo Herald el 3 de febrero del 2008.
La noticia, que causó indignación internacional, revelaba que Reyes mantenía a su disposición a niñas campesinas e indígenas secuestradas por las FARC para satisfacer sus afanes sexuales. Las raptaban vírgenes y él consideraba que era la mejor manera de evitar enfermedades como el sida.
Los expedientes siguen abiertos pues aunque Reyes murió en el 2008 durante un operativo del ejército colombiano contra un campamento de las FARC en Ecuador, las denuncias piden encontrar y castigar a los cómplices.
Los casos los planteó el Ministerio de Interior y Justicia "por secuestrar niñas menores de edad y explotarlas sexualmente''.
Tomado de:
http://www.elnuevoherald.com/2010/02/21/v-fullstory/659484/severos-castigos-de-las-farc-a.html
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