Después de años de estancamiento bélico, los expertos dicen que las recientes adquisiciones de material y el lanzamiento de un nuevo plan de Defensa muestran la intención de Brasil de convertirse en un actor regional más que preponderante.
Brasil comienza a calentar sus motores bélicos.
São Paulo. Después de más de una década sin renovar sus fuerzas armadas, Brasil comienza a calentar sus motores bélicos. Con el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Defensa y la compra de equipamiento militar a fines del año pasado, Brasil parece avanzar en su búsqueda de liderazgo bélico en América Latina.
El movimiento coincide con el descubrimiento millonario de reservas de petróleo en el fondo marino, la inclusión del Amazonas en el foco de discusión internacional y con el anuncio de Estados Unidos de reactivar la Cuarta Flota de su Ejército, responsable del monitoreo defensivo de la región.
En los últimos tres meses de 2008, el gobierno anunció la compra de 63 helicópteros militares (12 rusos y 51 franceses) y cuatro submarinos nucleares franceses. Además, entró en vigencia una licitación para la renovación de jets de combate de la fuerza aérea. Sin embargo, la modernización del sistema de defensa brasileño no es un caso aislado en la región. Hasta el momento de las nuevas adquisiciones, Ecuador contaba con una flota más equipada de aeronaves de ataque que la de Brasil. Y, en los últimos años, países como Chile y Venezuela han comprado equipamiento militar. Claramente sin contar a Colombia, que mantiene sus fuerzas renovadas para enfrentar sus conflictos domésticos, como es el caso del combate a los grupos guerrilleros en el interior del país desde hace tres décadas.
Geraldo Cavagnari, experto en defensa de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), dice que si las inversiones se mantienen, de aquí a cuatro años el cuadro militar de América Latina, principalmente en la parte sur del continente, será diferente y Brasil aparece como un probable líder en ese proceso. “Brasil es una gran potencia regional y debe recuperar su fuerza ofensiva”, afirmó Cavagnari en una entrevista con AméricaEconomía.com.br.
Recuperando terreno. La expectativa es de más inversiones, ya que el Ministerio de Defensa lanzó en diciembre del año pasado la Estrategia Nacional de Defensa, que prevé, como acción estratégica, “destinar, de forma continua, recursos financieros específicos que hagan viable el desarrollo integrado y la conclusión de proyectos relacionados con la defensa nacional”, con un énfasis en el desarrollo de tecnología y fabricación de aeronaves de caza, submarinos, trasporte naval de superficie y armamento inteligente. Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer para que el plan deje de ser papel, ya que el documento no establece metas ni plazos. "Lo que hace el gobierno actualmente es modernizar y recuperar lo que provocó el desarme del sector a partir de 1995”, explicó Cavagnari. Según él, el inicio de la reducción de inversiones coincidió con la creación del Ministerio de Defensa en ese año.
En términos absolutos, Brasil lidera en América Latina los gastos en el sector. Sin embargo, en relación al Producto Interno Bruto (PIB), la nación pierde ante sus vecinos. Datos del Instituto Internacional de Estudios de Estrategia (IISS) de Londres, apuntan que en 2008 el presupuesto del país para ese sector fue de US$ 20.100 millones. Desde 1991 hasta 2007, el incremento de las adquisiciones de armamentos fue de más de US$ 9.000 millones, estima Liza Zúñiga, especialista en temas de defensa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Como comparación, el presupuesto de Colombia alcanzó US$ 5.500 millones el año pasado. El gasto de Chile fue de US$ 2.300 millones; de Venezuela, US$ 3.300 millones; de Perú, US$ 1.300 millones; de Argentina, US$ 1.900 millones; y Bolivia, US$ 257 millones. Ecuador gastó en sus Fuerzas Armadas US$ 773 millones, pero ese dato se remonta a 2007, según el IISS, y México, US$ 3.700 millones en el mismo periodo.
En la región, según Cavagnari, Chile y Colombia son los países que han modernizado de forma constante sus fuerzas armadas, en el último caso desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1938-1945). Aún así, las últimas compras anunciadas pueden mejorar la posición de Brasil en términos de capacidad bélica, acercándolo a países europeos como Italia y España, lo que podría ayudar en la campaña brasileña para lograr un puesto como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
¿Carrera armamentista? Según Zúñiga, de Flacso, las recientes adquisiciones y el hecho de que Brasil haya planteado la creación de un Consejo de Defensa Sudamericano muestran la intención del país de convertirse en un actor regional más preponderante. “No sé si de forma paternalista, si no que un papel más activo en el liderazgo del sector”, sostuvo.
Sin embargo, aunque el Plan Nacional de Defensa haya creado el debate en torno al tema, Brasil nunca definió el objetivo de reforzar el poderío militar, destacó el especialista Expedito Bastos, de la Universidad Federal de Juiz de Fora (UFJF). Para Bastos, muchos de los equipos comprados por el gobierno brasileño recientemente se pueden considerar “viejos” comparados con los utilizados por Estados Unidos y Europa. “Pero, en el contexto latinoamericano, este equipamiento es de punta y aumenta la capacidad de reabastecimiento de Brasil”, explicó.
Sobre el riesgo de una carrera armamentista en América Latina basada en el aumento de los gastos militares de los países, Cavagnari, de Unicamp, lo minimiza. “No existe el presupuesto en la región para llevar a cabo una carrera armamentista. No existe ese riesgo por una cuestión de límites en los gastos de los países”, dijo. “No existe hoy en día una amenaza contra Brasil o contra sus intereses en América del Sur. Sin embargo, el poderío militar representa una disuasión natural.”
Con la colaboración de Pablo Jamett, en Santiago.
Tomado de:
http://www.americaeconomia.com/Note.aspx?Note=221818
São Paulo. Después de más de una década sin renovar sus fuerzas armadas, Brasil comienza a calentar sus motores bélicos. Con el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Defensa y la compra de equipamiento militar a fines del año pasado, Brasil parece avanzar en su búsqueda de liderazgo bélico en América Latina.
El movimiento coincide con el descubrimiento millonario de reservas de petróleo en el fondo marino, la inclusión del Amazonas en el foco de discusión internacional y con el anuncio de Estados Unidos de reactivar la Cuarta Flota de su Ejército, responsable del monitoreo defensivo de la región.
En los últimos tres meses de 2008, el gobierno anunció la compra de 63 helicópteros militares (12 rusos y 51 franceses) y cuatro submarinos nucleares franceses. Además, entró en vigencia una licitación para la renovación de jets de combate de la fuerza aérea. Sin embargo, la modernización del sistema de defensa brasileño no es un caso aislado en la región. Hasta el momento de las nuevas adquisiciones, Ecuador contaba con una flota más equipada de aeronaves de ataque que la de Brasil. Y, en los últimos años, países como Chile y Venezuela han comprado equipamiento militar. Claramente sin contar a Colombia, que mantiene sus fuerzas renovadas para enfrentar sus conflictos domésticos, como es el caso del combate a los grupos guerrilleros en el interior del país desde hace tres décadas.
Geraldo Cavagnari, experto en defensa de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), dice que si las inversiones se mantienen, de aquí a cuatro años el cuadro militar de América Latina, principalmente en la parte sur del continente, será diferente y Brasil aparece como un probable líder en ese proceso. “Brasil es una gran potencia regional y debe recuperar su fuerza ofensiva”, afirmó Cavagnari en una entrevista con AméricaEconomía.com.br.
Recuperando terreno. La expectativa es de más inversiones, ya que el Ministerio de Defensa lanzó en diciembre del año pasado la Estrategia Nacional de Defensa, que prevé, como acción estratégica, “destinar, de forma continua, recursos financieros específicos que hagan viable el desarrollo integrado y la conclusión de proyectos relacionados con la defensa nacional”, con un énfasis en el desarrollo de tecnología y fabricación de aeronaves de caza, submarinos, trasporte naval de superficie y armamento inteligente. Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer para que el plan deje de ser papel, ya que el documento no establece metas ni plazos. "Lo que hace el gobierno actualmente es modernizar y recuperar lo que provocó el desarme del sector a partir de 1995”, explicó Cavagnari. Según él, el inicio de la reducción de inversiones coincidió con la creación del Ministerio de Defensa en ese año.
En términos absolutos, Brasil lidera en América Latina los gastos en el sector. Sin embargo, en relación al Producto Interno Bruto (PIB), la nación pierde ante sus vecinos. Datos del Instituto Internacional de Estudios de Estrategia (IISS) de Londres, apuntan que en 2008 el presupuesto del país para ese sector fue de US$ 20.100 millones. Desde 1991 hasta 2007, el incremento de las adquisiciones de armamentos fue de más de US$ 9.000 millones, estima Liza Zúñiga, especialista en temas de defensa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Como comparación, el presupuesto de Colombia alcanzó US$ 5.500 millones el año pasado. El gasto de Chile fue de US$ 2.300 millones; de Venezuela, US$ 3.300 millones; de Perú, US$ 1.300 millones; de Argentina, US$ 1.900 millones; y Bolivia, US$ 257 millones. Ecuador gastó en sus Fuerzas Armadas US$ 773 millones, pero ese dato se remonta a 2007, según el IISS, y México, US$ 3.700 millones en el mismo periodo.
En la región, según Cavagnari, Chile y Colombia son los países que han modernizado de forma constante sus fuerzas armadas, en el último caso desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1938-1945). Aún así, las últimas compras anunciadas pueden mejorar la posición de Brasil en términos de capacidad bélica, acercándolo a países europeos como Italia y España, lo que podría ayudar en la campaña brasileña para lograr un puesto como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
¿Carrera armamentista? Según Zúñiga, de Flacso, las recientes adquisiciones y el hecho de que Brasil haya planteado la creación de un Consejo de Defensa Sudamericano muestran la intención del país de convertirse en un actor regional más preponderante. “No sé si de forma paternalista, si no que un papel más activo en el liderazgo del sector”, sostuvo.
Sin embargo, aunque el Plan Nacional de Defensa haya creado el debate en torno al tema, Brasil nunca definió el objetivo de reforzar el poderío militar, destacó el especialista Expedito Bastos, de la Universidad Federal de Juiz de Fora (UFJF). Para Bastos, muchos de los equipos comprados por el gobierno brasileño recientemente se pueden considerar “viejos” comparados con los utilizados por Estados Unidos y Europa. “Pero, en el contexto latinoamericano, este equipamiento es de punta y aumenta la capacidad de reabastecimiento de Brasil”, explicó.
Sobre el riesgo de una carrera armamentista en América Latina basada en el aumento de los gastos militares de los países, Cavagnari, de Unicamp, lo minimiza. “No existe el presupuesto en la región para llevar a cabo una carrera armamentista. No existe ese riesgo por una cuestión de límites en los gastos de los países”, dijo. “No existe hoy en día una amenaza contra Brasil o contra sus intereses en América del Sur. Sin embargo, el poderío militar representa una disuasión natural.”
Con la colaboración de Pablo Jamett, en Santiago.
Tomado de:
http://www.americaeconomia.com/Note.aspx?Note=221818
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