martes, 29 de junio de 2010

Amnistía para terroristas. Abimael Guzmán y Alberto Fujimori en el mismo objetivo.

La reaparición de Sendero Luminoso ha permitido a los voceros del fujimorismo resucitar el fantasma del terror; un recurso que en el pasado ya le rindió réditos electorales. En medio de la histeria mediática, los proyectos políticos de Abimael Guzmán y Alberto Fujimori coinciden ahora en la búsqueda de impunidad para terroristas y violadores de derechos humanos.

Por Ghiovani Hinojosa

Cuídate de Sendero. No vaya a ser que pasen de los gritos de consigna a los fusiles y el terror. Recuerda su barbarie: campesinos masacrados, mujeres violadas y perros en los postes. Te ofrecemos ‘mano dura’, perseguirlos sin reparos para revertir el grave descuido de los gobiernos blandengues que nos sucedieron. Este es, en buena cuenta, el mensaje que los congresistas fujimoristas quieren inocular por estos días en el imaginario colectivo. “Toledo es el salvador de los terroristas”, ha dicho, por ejemplo, Martha Moyano, al recordar que durante su gobierno se anuló la primera sentencia a cadena perpetua contra Abimael Guzmán. Y es que la reciente marcha senderista en la ciudad universitaria de San Marcos ha revitalizado políticamente a los miembros del partido naranja, les ha dado un motivo para aturdir las memorias de los peruanos y enarbolar la draconiana política de seguridad interna de Alberto Fujimori.

Pero, ¿cuál es el trasfondo de este afán por infundir el miedo en una sociedad que no se termina de acostumbrar a la democracia?

¿Acaso analistas serios como el sociólogo Jaime Antezana y el periodista Gustavo Gorriti no han advertido la derrota militar de Sendero Luminoso, sin que esto signifique que haya declinado en sus posturas violentistas? Los expertos consultados para esta nota elaboran una respuesta que hoy suena verosímil: el fujimorismo y el senderismo, dos grupos que antes luchaban entre sí, hoy muestran una clara convergencia de intereses.

La presencia inaudita que ha cobrado uno en los medios podría permitir que el otro despegue electoralmente.

La torta de chocolate

El Movimiento por Amnistía y Reconciliación Nacional, la facción acuerdista de Sendero que lideran los abogados de Abimael Guzmán, Alfredo Crespo y Manuel Fajardo, propone liberar a civiles, policías y militares que cumplen sentencia por delitos de terrorismo y violación a los derechos humanos. Es decir, no solo lucha por la excarcelación de subversivos como Osmán Morote, Maritza Garrido Lecca y Miguel Rincón Rincón, sino que también plantea el perdón jurídico para los integrantes del Grupo Colina, autores de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, y el ex presidente Fujimori. Esto lo confirma el mismo Manuel Fajardo: “Colina está dentro de la propuesta de una amnistía general. ¿Fujimori? Nosotros no personalizamos, pero obviamente está incluido porque es un civil que participó en la fuerza interna como presidente de la República”, precisa.

Así, aparece una primera coincidencia entre el interés público de Keiko Fujimori de sacar a su padre de la cárcel y la pretensión de los “neosenderistas”, como los llama el especialista Carlos Tapia, de liberar a todos los implicados en el conflicto armado interno. Pero esta relación de interdependencia política es tan vieja como el problema mismo: “El renacimiento y la propuesta de amnistía general por parte del senderismo reciclado están ligados al fujimontesinismo desde sus orígenes”, explica Tapia.

En setiembre de 1993, un año después de la captura del cabecilla terrorista, Vladimiro Montesinos, jefe de facto del aparato de inteligencia nacional, se reunía con Abimael Guzmán entre tres y cuatro veces semanales en la Base Naval del Callao. La idea era persuadirlo para que escriba una carta en la que se reconociera que su proyecto político había fracaso. Para conseguirlo, recuerda el sociólogo Nelson Manrique, autor del libro “El tiempo del miedo”, le dieron una serie de facilidades carcelarias que iban desde permitir que Elena Iparraguirre, su pareja, ingrese a su celda entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde, hasta dejar que tenga bajo su poder todos los documentos de Sendero Luminoso (el ex mandatario Fernando Belaunde Terry habló entonces de “una prisión de cinco estrellas”). Incluso, dispusieron la llegada a la cárcel de líderes senderistas desde distintos penales del país, como Yanamayo (Puno).

Un pequeño gesto presidencial, revelado entonces por el mismo Fujimori, es más que significativo: el 14 de setiembre de 1993, cuando Iparraguirre estaba de cumpleaños, le llevó una torta de chocolate. En la madrugada del día 15, la carta derrotista de Guzmán ya estaba redactada. Una prueba más espontánea e intimista del estratégico acercamiento que tuvieron por esos días el capturado y el dictador es el video en el que se ve a Montesinos y Abimael Guzmán, compartir el gusto por la canción “My Way”, de Frank Sinatra. Esta estrategia fujimorista de tratar con guantes de seda al buró político de Sendero puede parecer legítimo si se piensa que lo que se buscaba era el fin de la guerra interna. Pero Manrique devela las razones subyacentes: entonces, para el fujimorismo era clave lograr que Guzmán escriba el documento, ya que iba a ser el caballito de batalla electoral en el referéndum constitucional de octubre de 1993. “Además, esos privilegios carcelarios se mantuvieron después de ser aprobada la Constitución hasta que Fujimori huyó a Japón a fines del 2000”, detalla.

ADN autoritario

“Queremos saber qué tipo de inteligencia se viene aplicando en esa universidad (San Marcos), porque lo que hemos visto nos ha generado una enorme preocupación”, dijo el parlamentario Rolando Sousa, presidente de la Comisión de Justicia del Congreso, mientras anunciaba que presentará un proyecto de ley para asignar recursos al seguimiento de terroristas excarcelados. La mecha está encendida: otros fujimoristas como Carlos Raffo y Alejandro Aguinaga han intervenido con frases similares en esta grita encendida a favor de la ‘mano dura’. Y un segmento de la opinión pública parece haber cedido ante su propio temor: la última encuesta de Ipsos Apoyo ubica a Keiko Fujimori en el primer lugar de la intención de voto de cara a los comicios presidenciales (tiene 22%, frente al 21% de Luis Castañeda Lossio).

¿Acaso los peruanos todavía no hemos procesado el fantasma de la violencia política y necesitamos de un Estado que nos protega a cualquier costo? Gustavo.

Gorriti lo explica así: “Somos una sociedad que tiene en su ADN colectivo profundas tendencias autoritarias. En parte por incapacidad, y en parte por pereza, aceptamos como eficaces alternativas simplonas de ‘mano dura’, cuando con frecuencia se constituyen parte agravante del problema”.

Ven, Sendero, conversemos

“Hemos venido aquí no a dialogar con Sendero Luminoso, sino a desenmascararlo y combatirlo ideológicamente”, le dice Isabel Coral a Manuel Fajardo enfáticamente. Coral, socióloga conocida por trabajar con los desplazados por el terrorismo, está flanqueada por Carlos Tapia, vocero del Partido Nacionalista, y el sociólogo Alberto Adrianzén. El motivo de su presencia: liquidar con ideas a Sendero Luminoso o, en palabras de Tapia, “vencerlo en el único frente en el que no ha sido derrotado, el ideológico”.

El escenario es el patio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Marcos. Fajardo, con el ceño fruncido, retruca: “Es la primera noticia que tengo de que venían con ese afán, en todo caso ya hemos iniciado en los hechos la reconciliación nacional porque hemos fundado una alianza con los etnocaceristas de Antauro Humala para postular al gobierno regional de Ayacucho a nuestro compañero Walter Humala Lema”. Pero la universidad no les ha dado permiso para seguir debatiendo, así que el diálogo termina con un cordial apretón de manos y la promesa de retomar la conversación luego.

El truco de la democracia

Carlos Tapia dice que “es mejor tenerlos haciendo política que matando a niños inocentes”. Tanto para él, como para Manrique, es necesario desnudar sus ocultos fines violentistas a partir de contrapuntos ideológicos. Y es que para la mayoría de analistas está claro que la eventual participación de Sendero Luminoso en los comicios de octubre –a través del Movimiento por Amnistía- es solo una “pausa táctica” dentro de su estrategia terrorista. De hecho, el volante que repartieron la noche que marcharon en San Marcos dice que “en circunstancias como las que vivimos, el proletariado y el pueblo deben usar todas las formas de lucha, incluida la participación en las elecciones, pero usándola principalmente como agitación y propaganda (para) bregar por los intereses de la clase y el pueblo”. Más claro, ni el agua.

El fujimorismo y el senderismo son los nuevos aliados de facto de la política peruana. Comparten no solo el afán de liberar a sus líderes, sino también un profundo desprecio por la legalidad y la democracia. Y, ¿cuál es la reacción del gobierno aprista? “No pedir permiso a nadie para ingresar a la universidad (San Marcos) si es que veo que eso (la marcha senderista) vuelve a ocurrir”, en palabras del presidente Alan García.

“¿Por qué vamos a pedir perdón?”

Manuel Fajardo. Abogado de Abimael Guzmán.

–¿Al Movimiento por Amnistía y los Derechos Fundamentales no le corresponde pedir perdón por los crímenes de Sendero Luminoso?

–No, ¿por qué vamos a pedir perdón?, ¿de qué? No hemos hecho nada malo. Estamos luchando para cerrar un capítulo de la historia del Perú. El perdón es un concepto religioso, en política lo que se da es la autocrítica. Y en este caso, la autocrítica la debe hacer el comité central del Partido Comunista del Perú, que está preso. Nosotros no tenemos ninguna relación con ellos.

–Pero, ¿acaso ustedes no representan las ideas de Abimael Guzmán? Él nunca ha hecho una autocrítica.

–Nosotros representamos lo que él expresó desde 1993. Como dijo en la reunión que tuvo con el padre Bambarén, en la que planteó que había habido excesos, errores y limitaciones, una autocrítica tendría que hacerse ante el pueblo con una mínima condición de libertad de expresión. El doctor Guzmán es el único peruano al que se le impide el acceso a los medios: hay 3,500 periodistas que han pedido entrevistarlo inútilmente.

–¿A usted, como peruano, no le parece que Sendero Luminoso se equivocó?

–Yo no tengo por qué entrar a juzgar y hacerme parte de un coro que ya es suficientemente grande y que nos ataca.

Tomado de:
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20100627/6/node/274874/todos/1558

1 comentario:

PERUANO dijo...

Esto si es algo para tener muy pero muy en cuenta.

NO A LA ANMISTIA


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