Alan García asegura que es víctima de un complot de los perros del hortelano y los gobiernos de izquierda del continente, pero solo él y sus bufones creen en semejante tontería que pretende ubicar a la mayoría de peruanos que lo cuestiona como simples débiles mentales. Foto EFE
Parece que Alan García no ha aprendido nada de las consecuencias funestas de su “Perro del Hortelano”. El gran organizador de conflictos que llamó retrógradas a las comunidades, incapaces a los maestros, improductivos a los pueblos amazónicos, y otras tantas bellezas, sin medir que luego todas las normas de su gobierno iban a ser interpretadas como intentos autoritarios de arrebatar derechos a la gente y consolidar privilegios para la gran inversión, ahora repite el plato con un nuevo artículo con su firma, esta vez en el extremista (de derecha) diario “Expreso”, en el que afirma estar dirigiéndose “A la fe de la inmensa mayoría”, para que con esa fe que él dice que le tienen tomen en serio su teoría del complot.
Son diez puntos de está nueva fe de carbonero. Veamos cada uno de ellos para saber en lo que deberíamos creer, claro, si no somos antisistemas nosotros mismos:
Uno: El conflicto es continental y es una “guerra fría” (que todo el mundo daba por terminada). Debe ser, como se puede ver en los hechos de Honduras, donde los supuestos demócratas promueven un golpe de Estado con pura fuerza militar, para que no haya cambios constitucionales, reformas económicas o presidentes amigos de Hugo Chávez, con hondas repercusiones continentales. De hecho García está alineado internacionalmente con los que fracasaron en el golpe venezolano de 2002 y los que están empujando la caída de Zelaya. También con los que quieren dividir Bolivia, los que violaron la soberanía territorial de Ecuador y los que tratan de desestabilizar al presidente Correa, etc. Efectivamente, es una disputa continental y el gobierno peruano está situado en el lado más reaccionario. Y no es verdad que aquí unos son los intervencionistas y los otros los santos de la democracia.
Dos: El Perú ganó una batalla el 2006, pero la guerra continúa. Pero “el Perú” que ganó el 2006 era el de Lima y algunas zonas urbanas de la costa, contra todo el resto del país, toda la sierra, toda la selva y todo el sur (¿antisistemas?). Y para que García triunfe por tres puntos fueron necesarios los votos de todos los partidos tradicionales, el apoyo de todos los medios de comunicación y de todo el poder del Estado. Si, como dice el presidente, el país crece como nadie más en el mundo, baja la pobreza y nos hacemos más modernos, ¿por qué hay tanto descontento?, ¿somos tan brutos o es que los antisistemas usan técnicas de chamanes para convencer a los pobres?, ¿o es que al pobre García nadie le cree?
Tres: Son una minoría. De alguna manera García los ha contado y son 50 mil en todo el país. Una bicoca. Lo malo es que usan la televisión y los diarios para amplificar sus bloqueos y movilizaciones. Si la prensa no les hiciera caso no existirían. Recomendación para practicar el silenciamiento. Que alguien explique cómo 50 mil casi ganan el gobierno el 2006 y han hecho capitular al premier de Alan García.
Cuatro: La meta es el levantamiento general. Pero no van a tener resultado. O sea, nuevamente, si toman el puente, no les hagan caso para que no cunda el temor entre las mayorías que están con el sistema.
Cinco: La estrategia es acumular fuerzas en la primera mitad del gobierno y en la segunda, que ya empezó, precipitar la caída del régimen y elegir una Constituyente. Luego, durar lo más que se pueda e irse después de haber aumentado la pobreza. Aquí no hay reivindicaciones sociales válidas ni decisiones del gobierno que se rechazan, todo es pura estrategia.
Seis: La táctica es capturar instrumentos de decisión y comunicación. Los antisistema saben que no pueden ganar las elecciones ni tomar los cuarteles; por eso hacen blogs, azuzan a los comunicadores y se adueñan de la noticia. ¿Y cuál es la táctica de respuesta? ¿Tal vez usar a la Sunat? ¿Cerrar medios como radio La Voz de Bagua?
Siete: Son pocos, pero con aliados. Aquí habla de los políticos y candidatos en competencia que critican al gobierno. El ideal debería ser que nadie critique y le haga el juego a los antisistema.
Ocho: No pasarán.
Nueve: La inmensa mayoría debe quitarle a los antisistema el monopolio de la movilización. Recomendaciones: usar el teléfono y el Internet para defender el sistema, enviar cartas a los medios, exigir a parlamentarios y alcaldes más definición.
Diez: muchas cosas podrían ser más rápidas. Pero en el Perú sospechamos de todo (por ejemplo, creemos que los petroaudios son corrupción, cuando García les llama fanfarronadas) y por eso los funcionarios se demoran y toman sus precauciones. O sea, deberíamos tener menos control y regulación.
El país del perro del hortelano que organiza un complot.
Está provocando más violencia
El congresista suspendido Cayo Galindo opinó que el presidente Alan García, con su análisis de la realidad de nuestro país, agudiza la confrontación social pues incita a “un gran sector de la población que lo apoya” a movilizarse.
“García llama a la movilización de los que se benefician con su gobierno, escribe que hay una gran parte que está con él, pero que está quietita”, señaló Galindo y luego remarcó que el mandatario, en el texto publicado en el diario Expreso, no manifiesta autocríticas y por el contrario responsabiliza de la crisis de su gobierno a las autoridades regionales.
“El mandatario dice también que las protestas no tienen razón de ser y que todo marcha bien, pero entonces por qué el pueblo reclama, es porque sí hay un descontento social y él debe respetar los mecanismos de reclamo; no avalamos la violencia, pero el presidente genera la frustración del pueblo y pretende la movilización de quienes están con él, contra el pueblo que reclama por mejoras”, apuntó. Asimismo, Galindo dijo que la tesis de García, de la existencia de un complot extranjero contra la democracia, es sólo un intento por justificar su ineficiencia al frente del gobierno. “Es el colmo, porque el Presidente incluso menosprecia a la población, dice que no sabe apreciar sus logros. Definitivamente García no cree en su propia tesis, pero tiene que justificar las movilizaciones sociales y atribuirlas a la injerencia extranjera”, dijo.
Con información:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=41240
Parece que Alan García no ha aprendido nada de las consecuencias funestas de su “Perro del Hortelano”. El gran organizador de conflictos que llamó retrógradas a las comunidades, incapaces a los maestros, improductivos a los pueblos amazónicos, y otras tantas bellezas, sin medir que luego todas las normas de su gobierno iban a ser interpretadas como intentos autoritarios de arrebatar derechos a la gente y consolidar privilegios para la gran inversión, ahora repite el plato con un nuevo artículo con su firma, esta vez en el extremista (de derecha) diario “Expreso”, en el que afirma estar dirigiéndose “A la fe de la inmensa mayoría”, para que con esa fe que él dice que le tienen tomen en serio su teoría del complot.
Son diez puntos de está nueva fe de carbonero. Veamos cada uno de ellos para saber en lo que deberíamos creer, claro, si no somos antisistemas nosotros mismos:
Uno: El conflicto es continental y es una “guerra fría” (que todo el mundo daba por terminada). Debe ser, como se puede ver en los hechos de Honduras, donde los supuestos demócratas promueven un golpe de Estado con pura fuerza militar, para que no haya cambios constitucionales, reformas económicas o presidentes amigos de Hugo Chávez, con hondas repercusiones continentales. De hecho García está alineado internacionalmente con los que fracasaron en el golpe venezolano de 2002 y los que están empujando la caída de Zelaya. También con los que quieren dividir Bolivia, los que violaron la soberanía territorial de Ecuador y los que tratan de desestabilizar al presidente Correa, etc. Efectivamente, es una disputa continental y el gobierno peruano está situado en el lado más reaccionario. Y no es verdad que aquí unos son los intervencionistas y los otros los santos de la democracia.
Dos: El Perú ganó una batalla el 2006, pero la guerra continúa. Pero “el Perú” que ganó el 2006 era el de Lima y algunas zonas urbanas de la costa, contra todo el resto del país, toda la sierra, toda la selva y todo el sur (¿antisistemas?). Y para que García triunfe por tres puntos fueron necesarios los votos de todos los partidos tradicionales, el apoyo de todos los medios de comunicación y de todo el poder del Estado. Si, como dice el presidente, el país crece como nadie más en el mundo, baja la pobreza y nos hacemos más modernos, ¿por qué hay tanto descontento?, ¿somos tan brutos o es que los antisistemas usan técnicas de chamanes para convencer a los pobres?, ¿o es que al pobre García nadie le cree?
Tres: Son una minoría. De alguna manera García los ha contado y son 50 mil en todo el país. Una bicoca. Lo malo es que usan la televisión y los diarios para amplificar sus bloqueos y movilizaciones. Si la prensa no les hiciera caso no existirían. Recomendación para practicar el silenciamiento. Que alguien explique cómo 50 mil casi ganan el gobierno el 2006 y han hecho capitular al premier de Alan García.
Cuatro: La meta es el levantamiento general. Pero no van a tener resultado. O sea, nuevamente, si toman el puente, no les hagan caso para que no cunda el temor entre las mayorías que están con el sistema.
Cinco: La estrategia es acumular fuerzas en la primera mitad del gobierno y en la segunda, que ya empezó, precipitar la caída del régimen y elegir una Constituyente. Luego, durar lo más que se pueda e irse después de haber aumentado la pobreza. Aquí no hay reivindicaciones sociales válidas ni decisiones del gobierno que se rechazan, todo es pura estrategia.
Seis: La táctica es capturar instrumentos de decisión y comunicación. Los antisistema saben que no pueden ganar las elecciones ni tomar los cuarteles; por eso hacen blogs, azuzan a los comunicadores y se adueñan de la noticia. ¿Y cuál es la táctica de respuesta? ¿Tal vez usar a la Sunat? ¿Cerrar medios como radio La Voz de Bagua?
Siete: Son pocos, pero con aliados. Aquí habla de los políticos y candidatos en competencia que critican al gobierno. El ideal debería ser que nadie critique y le haga el juego a los antisistema.
Ocho: No pasarán.
Nueve: La inmensa mayoría debe quitarle a los antisistema el monopolio de la movilización. Recomendaciones: usar el teléfono y el Internet para defender el sistema, enviar cartas a los medios, exigir a parlamentarios y alcaldes más definición.
Diez: muchas cosas podrían ser más rápidas. Pero en el Perú sospechamos de todo (por ejemplo, creemos que los petroaudios son corrupción, cuando García les llama fanfarronadas) y por eso los funcionarios se demoran y toman sus precauciones. O sea, deberíamos tener menos control y regulación.
El país del perro del hortelano que organiza un complot.
Está provocando más violencia
El congresista suspendido Cayo Galindo opinó que el presidente Alan García, con su análisis de la realidad de nuestro país, agudiza la confrontación social pues incita a “un gran sector de la población que lo apoya” a movilizarse.
“García llama a la movilización de los que se benefician con su gobierno, escribe que hay una gran parte que está con él, pero que está quietita”, señaló Galindo y luego remarcó que el mandatario, en el texto publicado en el diario Expreso, no manifiesta autocríticas y por el contrario responsabiliza de la crisis de su gobierno a las autoridades regionales.
“El mandatario dice también que las protestas no tienen razón de ser y que todo marcha bien, pero entonces por qué el pueblo reclama, es porque sí hay un descontento social y él debe respetar los mecanismos de reclamo; no avalamos la violencia, pero el presidente genera la frustración del pueblo y pretende la movilización de quienes están con él, contra el pueblo que reclama por mejoras”, apuntó. Asimismo, Galindo dijo que la tesis de García, de la existencia de un complot extranjero contra la democracia, es sólo un intento por justificar su ineficiencia al frente del gobierno. “Es el colmo, porque el Presidente incluso menosprecia a la población, dice que no sabe apreciar sus logros. Definitivamente García no cree en su propia tesis, pero tiene que justificar las movilizaciones sociales y atribuirlas a la injerencia extranjera”, dijo.
Con información:
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