
Foto: Diario La Primera
Presidente García pide disculpas por su soberbia y desden, pero también pide usar las armas con energía contra el desorden. Demostró que el tema de la corrupción no es su fuerte, mientras que los salarios paupérrimos y la explotación laboral no le interesan. Esta convencido que la mayoría de los peruanos son unos tontos útiles para dejarse conducir de las narices por Hugo Chávez y Evo Morales; cuando no de Ollanta Humala, el pobrecito nacionalista que precisa de la bendición del ex Fredemista y derechista, Mario Vargas LLosa.
Al iniciar cuarto año de gobierno, García dio mensaje a la nación. Afirma que están en marcha reformas en salud, administración pública, seguridad, justicia, reducción de la pobreza, educación, y descentralización.
Ana Núñez.
Si se tuviera que buscar una figura para interpretar lo ocurrido ayer en el Congreso, podríamos decir que entre sus intentos por hacer un acto de contrición, sus frases optimistas, y una serie de anuncios y promesas que, según sus críticos, no pasan de ser demagógicas propuestas preparadas ante la dura coyuntura política, el presidente Alan García Pérez parecía aquel esposo que busca recuperar la confianza de su cónyuge tras una severa crisis matrimonial que amenazó con terminar en divorcio.
Ante una platea deliberadamente amable (las galerías del Hemiciclo fueron atiborradas por seguidores de Haya, que no dudaron en sacar el pañuelo blanco y hacer sonar las palmas apristas), el mandatario se dirigió a la Nación, al cumplirse su tercer año de gobierno, durante aproximadamente una hora y media, y con la actitud de quien busca reconquistar a su musa: el pueblo.
Para lograr ese objetivo, los gestos tenían que ser, desde el saque, amables. Tal vez por eso el presidente de la República rompió con el protocolo y, ante la cómplice mirada de sus ministros, recorrió todo el recinto parlamentario para saludar uno a uno a los congresistas de las diferentes bancadas.
Tal vez por eso también las primeras frases del líder aprista estuvieron orientadas a limar las asperezas que pudo haber dejado el camino ya andado de su gestión, como quien quiere establecer un antes y un después, como quien busca fijar un nuevo inicio, con nuevas metas, con nuevas promesas.
“He querido sacudir las energías positivas del pueblo. Si eso a veces parece intolerancia, dureza o lejanía a algunos, les pido disculpas, pero estamos en medio de una batalla y debemos ganarla. Los errores cometidos en imprevisión y las demoras en ejecución se superarán, pero el balance será positivo. Yo quiero profundamente al pueblo, como lo hizo Haya de la Torre, y sé que el total de las obras de este gobierno hará que el pueblo me absuelva en sus corazones”, dijo García.
Sentado cerca de él, Luis Nava, el secretario de la Presidencia, seguía atento el discurso. En las galerías del segundo, la primera Dama, Pilar Nores, y las tres hijas que el mandatario tuvo con ella, hacían lo propio.
García y el complot
Pero la autocrítica del mandatario quedó ahí, y de las razones de fondo de la crisis política vivida en el país en los últimos meses –agravada por los embates de la crisis económica mundial– poco se dijo, y la aseveración le sirvió para insistir en su teoría del complot internacional y plantear cinco puntos para fortalecer nuestra “imperfecta” democracia, a fin de enfrentar los embates de ese supuesto complot.
Alan García recordó que hace unas semanas el gobierno brasileño parceló y tituló 77 millones de hectáreas, pero –agregó– que “allá no se han lanzado mentiras ni se ha hecho escándalo, porque Brasil es un país muy grande al que no pueden penetrar modelos extremistas del continente para fomentar la violencia”.
En clara alusión a los entredichos verbales que lo han enfrentado con su homólogo boliviano Evo Morales, el jefe del Estado aseveró que esos “intereses” sí creen que pueden penetrar en nuestro país, “empujando el desorden e insultando al Perú en el extranjero”.
“No podemos permitir más conductas antidemocráticas en el Perú. El orden democrático nos exige usar el gran número de canales de expresión y participación, en vez de jugar a derribar las instituciones o inyectar mentiras y agitar pasiones”, insistió el mandatario.
Entre aplausos apristas, el líder del partido de Alfonso Ugarte planteó cinco puntos para fortalecer nuestra democracia y para que un mayor porcentaje de la población sienta los beneficios de ese sistema, anuncios que serían, precisamente, los temas que generarían mayor controversia.
Temas de controversia
El primer punto está referido al fortalecimiento de los gobiernos regionales, instituyendo una segunda vuelta electoral que permita dar mayoría social a esas autoridades que sean elegidas.
En segundo plano consideró necesario establecer la renovación de la mitad del Congreso a la mitad del gobierno, para dar mayores oportunidades de participación.
“Si eso no logra su aprobación en el Parlamento, propondré un referéndum para que el pueblo decida”, adelantó. De otro lado, indicó que se darán medidas concretas para defender a los consumidores en cosas diarias, como el sobrecosto de las tarjetas de crédito, las reconexiones telefónicas y de agua, etc. En ese sentido, precisó que en setiembre presentará al Congreso un proyecto de Código del Consumo que pidió sea aprobado.
El cuarto punto, entre tanto, está referido a la participación de la población en el uso de los recursos públicos, para la ejecución de obras sociales.
“Hay que ir hacia la descentralización popular, entregar parte del dinero que los ministerios, regiones y municipios no alcanzan a gastar, a las miles de comunidades nativas, andinas, a los asentamientos humanos, a los grupos de jóvenes. Ellos hasta ahora solo proponen, pero en adelante harán directamente sus canales, sus caminos, sus escuelas y postas de salud”, explicó.
García aprovechó la oportunidad para cuestionar a los gremios que impulsan las protestas, e insistió en que su gobierno se mantendrá abierto al diálogo, pero “con plazos establecidos, sin medidas de fuerza o amenazas, y sin aceptar condiciones ilegales o el uso de la mentira por la agitación”.
El último aspecto se refiere a la necesidad de depurar “corrompidos y corruptores”, aplicando cuanto antes los artículos del Código Procesal Penal.
García anunció la creación de la nueva colonia penal de la selva, a donde serían enviados a trabajar los acusados de delitos de corrupción y pese a que fue el único anuncio que hizo sobre la materia, este fue desmentido poco después por el titular de Justicia, Aurelio Pastor.
Finalmente, y como las críticas principales a su gestión están dirigidas a la ausencia de grandes reformas, García señaló las siete que, según él, viene ejecutando su gobierno y que constituyen las metas de las que no lo moverá “ningún hecho pasajero”.
“Faltan 12 años para el segundo centenario (de la independencia del Perú) en el 2021 y debemos llegar a esa fecha como un país de primer mundo, desarrollado y justo. Para eso necesitamos la refundación del Estado con las reformas de la descentralización, la educación, la salud, la administración de justicia, la administración pública, la reducción de la pobreza y la seguridad.
Lo que vino luego fue un tedioso recuento de casas y puentes construidos. Un regodeo en aparentes cifras optimistas y una inesperada advertencia referida a la capacidad de nuestras Fuerzas Armadas.
“Aquel que quiera agredir a nuestra patria, tendrá una terrible sorpresa. El Perú está preparado para defenderse en todos los campos”, dijo el mandatario.
Claro, para lograr sus objetivos de reconquista también debía dar seguridad a su “musa”. Pero el que la ceremonia terminara con un grupo de incondicionales cantando la Marsellesa no significa necesariamente que lo haya logrado.
¿Volverían los 7 nacionalistas?
Un guiño sobre lo que sería la suerte de los siete parlamentarios del Partido Nacionalista que fueron suspendidos por rechazar los Decretos Legislativos que consideraban afectaban los intereses de la Amazonía, hizo el presidente García.
“(Un saludo) A los señores y señoras congresistas de todas las bancadas presentes... y a los ausentes, que estoy seguro que pronto estarán presentes por la voluntad generosa del Congreso”, dijo García.
Poco después el premier y ex titular del Congreso, Javier Velásquez Quesquén, confirmó que el caso de los siete legisladores de oposición podía ser revisado. Ya en la víspera, el congresista aprista y secretario nacional aprista, Mauricio Mulder, se pronunció en ese mismo sentido. Los parlamentarios suspendidos son Juana Huancahuari, María Sumire, Yaneth Cajahuanca, Hilaria Supa, Nancy Obregón, Rafael Vásquez y Cayo Galindo.
Con información de: http://www.larepublica.pe/archive
Al iniciar cuarto año de gobierno, García dio mensaje a la nación. Afirma que están en marcha reformas en salud, administración pública, seguridad, justicia, reducción de la pobreza, educación, y descentralización.
Ana Núñez.
Si se tuviera que buscar una figura para interpretar lo ocurrido ayer en el Congreso, podríamos decir que entre sus intentos por hacer un acto de contrición, sus frases optimistas, y una serie de anuncios y promesas que, según sus críticos, no pasan de ser demagógicas propuestas preparadas ante la dura coyuntura política, el presidente Alan García Pérez parecía aquel esposo que busca recuperar la confianza de su cónyuge tras una severa crisis matrimonial que amenazó con terminar en divorcio.
Ante una platea deliberadamente amable (las galerías del Hemiciclo fueron atiborradas por seguidores de Haya, que no dudaron en sacar el pañuelo blanco y hacer sonar las palmas apristas), el mandatario se dirigió a la Nación, al cumplirse su tercer año de gobierno, durante aproximadamente una hora y media, y con la actitud de quien busca reconquistar a su musa: el pueblo.
Para lograr ese objetivo, los gestos tenían que ser, desde el saque, amables. Tal vez por eso el presidente de la República rompió con el protocolo y, ante la cómplice mirada de sus ministros, recorrió todo el recinto parlamentario para saludar uno a uno a los congresistas de las diferentes bancadas.
Tal vez por eso también las primeras frases del líder aprista estuvieron orientadas a limar las asperezas que pudo haber dejado el camino ya andado de su gestión, como quien quiere establecer un antes y un después, como quien busca fijar un nuevo inicio, con nuevas metas, con nuevas promesas.
“He querido sacudir las energías positivas del pueblo. Si eso a veces parece intolerancia, dureza o lejanía a algunos, les pido disculpas, pero estamos en medio de una batalla y debemos ganarla. Los errores cometidos en imprevisión y las demoras en ejecución se superarán, pero el balance será positivo. Yo quiero profundamente al pueblo, como lo hizo Haya de la Torre, y sé que el total de las obras de este gobierno hará que el pueblo me absuelva en sus corazones”, dijo García.
Sentado cerca de él, Luis Nava, el secretario de la Presidencia, seguía atento el discurso. En las galerías del segundo, la primera Dama, Pilar Nores, y las tres hijas que el mandatario tuvo con ella, hacían lo propio.
García y el complot
Pero la autocrítica del mandatario quedó ahí, y de las razones de fondo de la crisis política vivida en el país en los últimos meses –agravada por los embates de la crisis económica mundial– poco se dijo, y la aseveración le sirvió para insistir en su teoría del complot internacional y plantear cinco puntos para fortalecer nuestra “imperfecta” democracia, a fin de enfrentar los embates de ese supuesto complot.
Alan García recordó que hace unas semanas el gobierno brasileño parceló y tituló 77 millones de hectáreas, pero –agregó– que “allá no se han lanzado mentiras ni se ha hecho escándalo, porque Brasil es un país muy grande al que no pueden penetrar modelos extremistas del continente para fomentar la violencia”.
En clara alusión a los entredichos verbales que lo han enfrentado con su homólogo boliviano Evo Morales, el jefe del Estado aseveró que esos “intereses” sí creen que pueden penetrar en nuestro país, “empujando el desorden e insultando al Perú en el extranjero”.
“No podemos permitir más conductas antidemocráticas en el Perú. El orden democrático nos exige usar el gran número de canales de expresión y participación, en vez de jugar a derribar las instituciones o inyectar mentiras y agitar pasiones”, insistió el mandatario.
Entre aplausos apristas, el líder del partido de Alfonso Ugarte planteó cinco puntos para fortalecer nuestra democracia y para que un mayor porcentaje de la población sienta los beneficios de ese sistema, anuncios que serían, precisamente, los temas que generarían mayor controversia.
Temas de controversia
El primer punto está referido al fortalecimiento de los gobiernos regionales, instituyendo una segunda vuelta electoral que permita dar mayoría social a esas autoridades que sean elegidas.
En segundo plano consideró necesario establecer la renovación de la mitad del Congreso a la mitad del gobierno, para dar mayores oportunidades de participación.
“Si eso no logra su aprobación en el Parlamento, propondré un referéndum para que el pueblo decida”, adelantó. De otro lado, indicó que se darán medidas concretas para defender a los consumidores en cosas diarias, como el sobrecosto de las tarjetas de crédito, las reconexiones telefónicas y de agua, etc. En ese sentido, precisó que en setiembre presentará al Congreso un proyecto de Código del Consumo que pidió sea aprobado.
El cuarto punto, entre tanto, está referido a la participación de la población en el uso de los recursos públicos, para la ejecución de obras sociales.
“Hay que ir hacia la descentralización popular, entregar parte del dinero que los ministerios, regiones y municipios no alcanzan a gastar, a las miles de comunidades nativas, andinas, a los asentamientos humanos, a los grupos de jóvenes. Ellos hasta ahora solo proponen, pero en adelante harán directamente sus canales, sus caminos, sus escuelas y postas de salud”, explicó.
García aprovechó la oportunidad para cuestionar a los gremios que impulsan las protestas, e insistió en que su gobierno se mantendrá abierto al diálogo, pero “con plazos establecidos, sin medidas de fuerza o amenazas, y sin aceptar condiciones ilegales o el uso de la mentira por la agitación”.
El último aspecto se refiere a la necesidad de depurar “corrompidos y corruptores”, aplicando cuanto antes los artículos del Código Procesal Penal.
García anunció la creación de la nueva colonia penal de la selva, a donde serían enviados a trabajar los acusados de delitos de corrupción y pese a que fue el único anuncio que hizo sobre la materia, este fue desmentido poco después por el titular de Justicia, Aurelio Pastor.
Finalmente, y como las críticas principales a su gestión están dirigidas a la ausencia de grandes reformas, García señaló las siete que, según él, viene ejecutando su gobierno y que constituyen las metas de las que no lo moverá “ningún hecho pasajero”.
“Faltan 12 años para el segundo centenario (de la independencia del Perú) en el 2021 y debemos llegar a esa fecha como un país de primer mundo, desarrollado y justo. Para eso necesitamos la refundación del Estado con las reformas de la descentralización, la educación, la salud, la administración de justicia, la administración pública, la reducción de la pobreza y la seguridad.
Lo que vino luego fue un tedioso recuento de casas y puentes construidos. Un regodeo en aparentes cifras optimistas y una inesperada advertencia referida a la capacidad de nuestras Fuerzas Armadas.
“Aquel que quiera agredir a nuestra patria, tendrá una terrible sorpresa. El Perú está preparado para defenderse en todos los campos”, dijo el mandatario.
Claro, para lograr sus objetivos de reconquista también debía dar seguridad a su “musa”. Pero el que la ceremonia terminara con un grupo de incondicionales cantando la Marsellesa no significa necesariamente que lo haya logrado.
¿Volverían los 7 nacionalistas?
Un guiño sobre lo que sería la suerte de los siete parlamentarios del Partido Nacionalista que fueron suspendidos por rechazar los Decretos Legislativos que consideraban afectaban los intereses de la Amazonía, hizo el presidente García.
“(Un saludo) A los señores y señoras congresistas de todas las bancadas presentes... y a los ausentes, que estoy seguro que pronto estarán presentes por la voluntad generosa del Congreso”, dijo García.
Poco después el premier y ex titular del Congreso, Javier Velásquez Quesquén, confirmó que el caso de los siete legisladores de oposición podía ser revisado. Ya en la víspera, el congresista aprista y secretario nacional aprista, Mauricio Mulder, se pronunció en ese mismo sentido. Los parlamentarios suspendidos son Juana Huancahuari, María Sumire, Yaneth Cajahuanca, Hilaria Supa, Nancy Obregón, Rafael Vásquez y Cayo Galindo.
Con información de: http://www.larepublica.pe/archive
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