DETALLES
¿Cómo iba a encontrarse a los responsables de estas exportaciones ilegales si, según el juez, tenían protección de alto nivel y si LAP no puso nunca en duda la palabra de su funcionario?
LAP. Negaba que hubiese una filtración de drogas a través del aeropuerto que administra, pero su propio jefe de seguridad es acusado de colaborar con una mafia de narcotraficantes aparentemente vinculados a uno de los carteles mexicanos.
LAN. La aerolínea chilena ha manifestado que respalda las investigaciones y que estaría a la espera de saber el grado de responsabilidad de la supervisora Pedrera en el caso de narcotráfico, en el que se encuentra acusada.
ABOGADO. Luis Vargas Valdivia, abogado de LAP, defendió a Kirch cuando fue incriminado por la Fiscalía señalando que no se le había permitido sus descargos. El hecho es que en la resolución N° 1 del juez del caso se le considera como uno de los participantes de la mafia.
¡Cómo no iba a ser una coladera de drogas el aeropuerto Jorge Chávez, si los jefes de seguridad de LAP y LAN, y personal de ambas compañías, así como agentes de aduana, oficiales y suboficiales de la policía actuaban en banda junto a una gavilla de delincuentes comunes, para pasar la ilegal mercadería y trasladarla a destinos en Europa y Norteamérica!
Los hechos han terminado dando la razón al periodista Herbert Mujica, quien denunció que la empresa administradora de nuestro primer aeropuerto tenía obvia responsabilidad en la salida continua de envíos de paquetes de cocaína al exterior, algunos de los cuales fueron detectados en aviones de la empresa chilena LAN, escondida en los compartimentos en los que se traslada la comida que se sirve durante el vuelo, según una instrucción judicial abierta en el Sexto Juzgado Penal del Callao, la cual determina abrir proceso penal por delito contra la salud -tráfico ilícito de drogas- a 20 personas, entre ellas a John Charles Kirch Jr., jefe de seguridad de Lima Aiport Partners LAP y Ana María Pedrera Ruiz, supervisora de seguridad de LAN.
También están acusados 14 policías, entre ellos un comandante, dos mayores, un capitán y otros oficiales y suboficiales de la Dinandro (división contra el tráfico de drogas) y la comisaría de San Miguel, por delito contra la administración de justicia -omisión de actos funcionales, en palabras sencillas, colaborar en la realización de delitos graves-. Un total de 34 personas están en la condición de coinculpados, dentro de un proceso mantenido en reserva por la condición de varios de los implicados.
La resolución N° Uno, del juez Fidel Gómez Alva, de fecha 12 de marzo de 2009, que obra en nuestro poder, nos fue negada varias veces en el Poder Judicial del Callao, a pesar de tratarse de un documento público. Más aún, LAP siguió litigando para negar cualquier relación con los casos de tráfico de drogas denunciados, cuando ya sabía que su jefe de seguridad estaba comprometido en una investigación judicial. El tema es sumamente grave y exige un esclarecimiento público, porque podría indicar una voluntad de encubrimiento.
Los hechos
El 25 de febrero del presente año la policía interceptó sobre las diez de la mañana un automóvil marca Mazda, de placa de rodaje DQ-6436, color plomo, a la altura de la cuadra 34 de las avenida Elmer Fauccett, muy cerca del aeropuerto. Los ocupantes trataron de darse a la fuga, pero fueron detenidos.
El conductor Jesús Jonny Yesquén Huby, tenía en su poder una pistola y un revólver y en el carro había dos maletas con 29 paquetes con 57 kilos 850 gramos de cocaína.
Esta droga estaba preparada para su embarque a México, en el vuelo 626, de la compañía LAN, que partía a la una con treinta minutos de la tarde de ese día. La tarea de Yesquén era llevar las maletas hasta la puerta de la empresa Gate Gourmet, que abastece alimentos a los aviones. Un tal “Monchi”, en realidad Moisés Dianderas Castro, oficial de aduanas, hacía la coordinación de entradas, para lo cual recibía una suma de dinero que repartía entre trabajadores de LAN y LAP, los que, por supuesto, se convertían en súbitamente ciegos ante lo que estaba pasando.
Las investigaciones, además, establecieron que Ana María Pedrera Ruiz, supervisora de seguridad de LAN, se valía de esta posición para decidir los turnos de los counters de seguridad y colocar a personal de su confianza para facilitar el pase de la droga a los aviones, según el documento judicial.
Policías de la División de Requisitorias, entre ellos el mayor César Langle Flores y otros, así como suboficiales de la División Antidrogas “chalequeaban” el lugar de salida de la droga, creando la apariencia de que todo se encontraba bajo control. Finalmente, “Monchi” era el contacto con Kirch Jr., jefe de seguridad de LAP, que estaba al tanto de cada una de las modalidades de envío y dictado las orientaciones para que las operaciones ilegales pudieran desenvolverse, asegura la resolución del juez Gómez.
Asociación delictiva
En noviembre pasado, en los días de la APEC, se informó que en la playa de estacionamiento del aeropuerto la policía capturó un automóvil que llevaba 495 paquetes de cocaína, con un peso de casi media tonelada, que iba a ser colocada en aviones que salían a Europa. El caso era escandaloso porque seguía a varias intervenciones producidas en España y Estados Unidos, de envíos y salidos del Perú en naves de LAN, que nunca fueron detectados por los agentes de seguridad aeroportuaria y la policía.
Tenía que haberse organizado una red muy poderosa para que esas intervenciones no hubieran mermado su impulso y para que se atrevieran con un embarque de esa magnitud. Sin embargo, lo que pasó de inmediato fue que LAP desmintió que se hubiese producido la incautación dentro de las instalaciones bajo su administración y se armó una confusión que parece haber sido deliberada.
Más aún, cuando informes de televisión incidieron sobre la “coladera” de drogas, el abogado de LAP, Luis Vargas Valdivia, dijo que la responsabilidad de la empresa era la “seguridad básica”, que no incluía el tema narcóticos, sino explosivos y armas. “No ven que ningún avión ha estallado”, afirmó el abogado.
Ahora nos enteramos que el jefe de seguridad de la empresa, el que debía tener el control total del aeropuerto es acusado de formar parte de una banda mafiosa. ¿Cómo iba a encontrarse a los responsables de estas exportaciones ilegales si, según el juez, tenían protección de alto nivel y si LAP no puso nunca en duda la palabra de su funcionario?
Hay que notar, además, que el anterior jefe de seguridad del aeropuerto, un alto oficial en situación de retiro de la Marina, fue cambiado a otro cargo por la presión de las denuncias que señalaban que dentro de su institución fue investigado por narcotráfico y eso lo invalidaba para la función. Pero lo reemplazaron por un ciudadano de Estados Unidos que no tuvo reparos en asociarse a unos bandidos profesionales, según la acusación judicial.
Curiosamente, de la resolución judicial fluye que los procesados Pedrera, Kirch y otros se han negado a declarar ante la policía. Sin embargo, el documento no ordena su detención sino solamente su comparecencia restringida, dando como argumento que son “personas con trabajo lícito conocido”, lo cual es tremendamente contradictorio con el hecho de que ha sido precisamente en sus centros de trabajo regulares habrían delinquido. Es difícil no pensar que aquí ha intervenido elementos muy influyentes para esta decisión.
Yesquén canta su verdad
En el diario La República del 17.03.09 se lee la siguiente información sobre la captura de los primeros elementos de la banda del aeropuerto: “Jesús Yesquén afirmó a las autoridades que aceptaba despachar la droga de la mafia mexicana solamente si se encontraba de turno su cómplice en Aduanas, Moisés Dianderas. “En esta tercera oportunidad hablé con ‘Monchi’ (Dianderas) diciéndole que tenía un envío de ‘caramelos’ (droga) para México el 17 de febrero de 2009. Me dijo que lo llamara al día siguiente para ver. Lo hice y me dijo que para ese día no tenía a la gente ‘cuadrada’ (organizada) y que para el miércoles 25 de febrero sí era posible porque ese día se iba a realizar el vuelo 626 de LAN Perú con destino a México. Llamé a ‘Monchi’ que estaba bien y que solo dejara el carro cuadrado (con la droga) frente a la empresa Gate Gourmet”. La policía le cayó encima antes de llegar en el punto acordado.”
Raúl Wiener
Unidad de Investigación
Tomado de:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=42854
¿Cómo iba a encontrarse a los responsables de estas exportaciones ilegales si, según el juez, tenían protección de alto nivel y si LAP no puso nunca en duda la palabra de su funcionario?
LAP. Negaba que hubiese una filtración de drogas a través del aeropuerto que administra, pero su propio jefe de seguridad es acusado de colaborar con una mafia de narcotraficantes aparentemente vinculados a uno de los carteles mexicanos.
LAN. La aerolínea chilena ha manifestado que respalda las investigaciones y que estaría a la espera de saber el grado de responsabilidad de la supervisora Pedrera en el caso de narcotráfico, en el que se encuentra acusada.
ABOGADO. Luis Vargas Valdivia, abogado de LAP, defendió a Kirch cuando fue incriminado por la Fiscalía señalando que no se le había permitido sus descargos. El hecho es que en la resolución N° 1 del juez del caso se le considera como uno de los participantes de la mafia.
¡Cómo no iba a ser una coladera de drogas el aeropuerto Jorge Chávez, si los jefes de seguridad de LAP y LAN, y personal de ambas compañías, así como agentes de aduana, oficiales y suboficiales de la policía actuaban en banda junto a una gavilla de delincuentes comunes, para pasar la ilegal mercadería y trasladarla a destinos en Europa y Norteamérica!
Los hechos han terminado dando la razón al periodista Herbert Mujica, quien denunció que la empresa administradora de nuestro primer aeropuerto tenía obvia responsabilidad en la salida continua de envíos de paquetes de cocaína al exterior, algunos de los cuales fueron detectados en aviones de la empresa chilena LAN, escondida en los compartimentos en los que se traslada la comida que se sirve durante el vuelo, según una instrucción judicial abierta en el Sexto Juzgado Penal del Callao, la cual determina abrir proceso penal por delito contra la salud -tráfico ilícito de drogas- a 20 personas, entre ellas a John Charles Kirch Jr., jefe de seguridad de Lima Aiport Partners LAP y Ana María Pedrera Ruiz, supervisora de seguridad de LAN.
También están acusados 14 policías, entre ellos un comandante, dos mayores, un capitán y otros oficiales y suboficiales de la Dinandro (división contra el tráfico de drogas) y la comisaría de San Miguel, por delito contra la administración de justicia -omisión de actos funcionales, en palabras sencillas, colaborar en la realización de delitos graves-. Un total de 34 personas están en la condición de coinculpados, dentro de un proceso mantenido en reserva por la condición de varios de los implicados.
La resolución N° Uno, del juez Fidel Gómez Alva, de fecha 12 de marzo de 2009, que obra en nuestro poder, nos fue negada varias veces en el Poder Judicial del Callao, a pesar de tratarse de un documento público. Más aún, LAP siguió litigando para negar cualquier relación con los casos de tráfico de drogas denunciados, cuando ya sabía que su jefe de seguridad estaba comprometido en una investigación judicial. El tema es sumamente grave y exige un esclarecimiento público, porque podría indicar una voluntad de encubrimiento.
Los hechos
El 25 de febrero del presente año la policía interceptó sobre las diez de la mañana un automóvil marca Mazda, de placa de rodaje DQ-6436, color plomo, a la altura de la cuadra 34 de las avenida Elmer Fauccett, muy cerca del aeropuerto. Los ocupantes trataron de darse a la fuga, pero fueron detenidos.
El conductor Jesús Jonny Yesquén Huby, tenía en su poder una pistola y un revólver y en el carro había dos maletas con 29 paquetes con 57 kilos 850 gramos de cocaína.
Esta droga estaba preparada para su embarque a México, en el vuelo 626, de la compañía LAN, que partía a la una con treinta minutos de la tarde de ese día. La tarea de Yesquén era llevar las maletas hasta la puerta de la empresa Gate Gourmet, que abastece alimentos a los aviones. Un tal “Monchi”, en realidad Moisés Dianderas Castro, oficial de aduanas, hacía la coordinación de entradas, para lo cual recibía una suma de dinero que repartía entre trabajadores de LAN y LAP, los que, por supuesto, se convertían en súbitamente ciegos ante lo que estaba pasando.
Las investigaciones, además, establecieron que Ana María Pedrera Ruiz, supervisora de seguridad de LAN, se valía de esta posición para decidir los turnos de los counters de seguridad y colocar a personal de su confianza para facilitar el pase de la droga a los aviones, según el documento judicial.
Policías de la División de Requisitorias, entre ellos el mayor César Langle Flores y otros, así como suboficiales de la División Antidrogas “chalequeaban” el lugar de salida de la droga, creando la apariencia de que todo se encontraba bajo control. Finalmente, “Monchi” era el contacto con Kirch Jr., jefe de seguridad de LAP, que estaba al tanto de cada una de las modalidades de envío y dictado las orientaciones para que las operaciones ilegales pudieran desenvolverse, asegura la resolución del juez Gómez.
Asociación delictiva
En noviembre pasado, en los días de la APEC, se informó que en la playa de estacionamiento del aeropuerto la policía capturó un automóvil que llevaba 495 paquetes de cocaína, con un peso de casi media tonelada, que iba a ser colocada en aviones que salían a Europa. El caso era escandaloso porque seguía a varias intervenciones producidas en España y Estados Unidos, de envíos y salidos del Perú en naves de LAN, que nunca fueron detectados por los agentes de seguridad aeroportuaria y la policía.
Tenía que haberse organizado una red muy poderosa para que esas intervenciones no hubieran mermado su impulso y para que se atrevieran con un embarque de esa magnitud. Sin embargo, lo que pasó de inmediato fue que LAP desmintió que se hubiese producido la incautación dentro de las instalaciones bajo su administración y se armó una confusión que parece haber sido deliberada.
Más aún, cuando informes de televisión incidieron sobre la “coladera” de drogas, el abogado de LAP, Luis Vargas Valdivia, dijo que la responsabilidad de la empresa era la “seguridad básica”, que no incluía el tema narcóticos, sino explosivos y armas. “No ven que ningún avión ha estallado”, afirmó el abogado.
Ahora nos enteramos que el jefe de seguridad de la empresa, el que debía tener el control total del aeropuerto es acusado de formar parte de una banda mafiosa. ¿Cómo iba a encontrarse a los responsables de estas exportaciones ilegales si, según el juez, tenían protección de alto nivel y si LAP no puso nunca en duda la palabra de su funcionario?
Hay que notar, además, que el anterior jefe de seguridad del aeropuerto, un alto oficial en situación de retiro de la Marina, fue cambiado a otro cargo por la presión de las denuncias que señalaban que dentro de su institución fue investigado por narcotráfico y eso lo invalidaba para la función. Pero lo reemplazaron por un ciudadano de Estados Unidos que no tuvo reparos en asociarse a unos bandidos profesionales, según la acusación judicial.
Curiosamente, de la resolución judicial fluye que los procesados Pedrera, Kirch y otros se han negado a declarar ante la policía. Sin embargo, el documento no ordena su detención sino solamente su comparecencia restringida, dando como argumento que son “personas con trabajo lícito conocido”, lo cual es tremendamente contradictorio con el hecho de que ha sido precisamente en sus centros de trabajo regulares habrían delinquido. Es difícil no pensar que aquí ha intervenido elementos muy influyentes para esta decisión.
Yesquén canta su verdad
En el diario La República del 17.03.09 se lee la siguiente información sobre la captura de los primeros elementos de la banda del aeropuerto: “Jesús Yesquén afirmó a las autoridades que aceptaba despachar la droga de la mafia mexicana solamente si se encontraba de turno su cómplice en Aduanas, Moisés Dianderas. “En esta tercera oportunidad hablé con ‘Monchi’ (Dianderas) diciéndole que tenía un envío de ‘caramelos’ (droga) para México el 17 de febrero de 2009. Me dijo que lo llamara al día siguiente para ver. Lo hice y me dijo que para ese día no tenía a la gente ‘cuadrada’ (organizada) y que para el miércoles 25 de febrero sí era posible porque ese día se iba a realizar el vuelo 626 de LAN Perú con destino a México. Llamé a ‘Monchi’ que estaba bien y que solo dejara el carro cuadrado (con la droga) frente a la empresa Gate Gourmet”. La policía le cayó encima antes de llegar en el punto acordado.”
Raúl Wiener
Unidad de Investigación
Tomado de:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=42854
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