La primera conferencia Latinoamericana de Periodismo de investigación organizada por el IPYS y Transparencia Internacional con el apoyo de la cooperación internacional resultó ser una experiencia interesante para los periodistas independientes que trabajan para derrotar a las mafias organizadas del crimen que se han constituido en uno de los principales problemas de Latinoamérica y el mundo por sus efectos nocivos a la humanidad. El reto de perseguir a la delincuencia a través de la prensa y los medios es enorme en el entendido que aún se tiene la percepción sesgada que existen investigadores de primera y de segunda. Foto Grupo Prensa Verde
Por Ángel Páez
LIMA, ago (IPS) - "Una manera de asegurar el futuro del periodismo es mejorando la calidad del contenido y esto significa investigar aquello que se pretende ocultar, por ejemplo, la corrupción", dijo Gerardo Reyes, reportero del diario El Nuevo Herald, de Miami, a su paso por la capital peruana.
Reyes fue integrante del jurado del Premio a la Mejor Investigación Periodística de un Caso de Corrupción en América Latina, que conceden el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), y Transparencia Internacional (TI), con sede en Berlín.
"Después de haber premiado a los ganadores, y revisado más de un centenar de trabajos, podemos decir sin dudar que el periodismo de investigación en la región goza de buena salud", señaló Reyes a IPS.
Un buen ejemplo de esa buena salud es la labor realizada por los periodistas Ernesto Rivera y Giannina Segnini, del diario costarricense La Nación, y sus colegas Daniela Arbex, Táscia Souza y Ricardo Miranda, de Tribuna de Minas, de la ciudad de Juiz de Fora, en el estado brasileño de Minas Gerais, quienes compartieron el primero premio.
Rivera y Segnini sacaron a luz las actividades de intermediación financiera ilegal con dinero, al parecer de dudoso origen, que realizaba la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de Costa Rica.
"Nunca se nos cruzó por la cabeza que las autoridades de la Iglesia estarían involucradas en operaciones financieras indebidas con dinero negro, hasta que vimos los cheques y las cuentas con millones de dólares", dijo a IPS Segnini.
"Hemos investigado corrupción en la esfera gubernamental y también en la privada, pero nadie despierta un día y dice: hoy vamos a investigar a la Iglesia. Lo más sorprendente es que estaban involucradas las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal de Costa Rica", aseguró.
Segnini narró que, "en un principio, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Francisco Ulloa, afirmó que desconocía que la institución se dedicara a la intermediación financiera, pero luego de las publicaciones de La Nación fue la Superintendencia General de Entidades Financieras que denunció la situación y la fiscalía allanó sus instalaciones para documentar los delitos".
"Nos dimos cuenta del impacto de lo que habíamos descubierto cuando, sin previo aviso, todos los miembros de la Conferencia Episcopal, con el presidente a la cabeza, se presentaron en la redacción de La Nación para ofrecer explicaciones", comentó Segnini.
Los periodistas costarricenses iniciaron la investigación a partir de la denuncia que formuló la empresaria ítalo-suiza Ana Moscarelli, quien a la postre resultó involucrada en las ilegalidades y resultó tener antecedentes en Suiza había por haber administrado fondos de políticos corruptos y de personas vinculadas con la mafia.
Por su parte, los periodistas brasileños Arbex, Souza y Miranda investigaron el caso del presidente del consejo municipal de la ciudad de Juiz de Fora, Vicente de Paula Olivera, conocido popularmente como Vicentão, quien adjudicó 11 licitaciones a una empresa privada de fachada cuyo verdadero propietario era él.
Debido a los informes periodísticos de Tribuna de Minas, este dirigente del Partido Laborista Brasileño (PTB, por sus siglas en portugués) decidió renunciar al cargo tras perder las elecciones donde aspiraba a ser reelegido por sexto periodo consecutivo. Posteriormente, la justicia le abrió una investigación por posibles actos de corrupción.
Arbex relató que Vicentão nombró a una persona de su confianza como empleada de la oficina de licitaciones, la misma que paralelamente se desempeñaba como ejecutiva de la constructora "Koji", cuyo dueño encubierto era el funcionario denunciado.
"Nos encontramos con esquema de corrupción cuidadosamente edificado", señaló Arbex en la exposición sobre su trabajo. "Cuando entrevistamos a Vicentão, sorprendentemente nos aseguró: ‘Honestamente, yo no soy el propietario de Koji’. Pero ahora enfrenta a la justicia por sus mentiras", agregó la periodista.
Estos trabajos ganadores del último año del concurso en la región fueron expuestos por sus autores en la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación, organizada en Lima por IPYS y TI entre el 15 y 18 de este mes.
En el encuentro, en el que se entregaron los galardones, también ofrecieron clases magistrales expertos en la materia, como Reyes, quien ha publicado últimamente "Nuestro hombre en la DEA", un informe sobre la historia no contada del fotógrafo Baruch Vega, que ayudó a las autoridades estadounidenses a capturar narcotraficantes colombianos.
El director ejecutivo de IPYS, Ricardo Uceda, informó a IPS que se presentaron 189 trabajos de 19 naciones, lo cual indica que el periodismo de investigación en nuestra región se ha fortalecido, pese a que se habla que la prensa está en crisis.
"El jurado ha reconocido trabajos que revelan corrupción en esferas no estatales", señaló Uceda.
"Han sido finalistas y merecedoras de menciones reportajes que revelaron corrupción en organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y sindicatos, así como sobre la actuación de mafias, por mencionar algunos casos", añadió.
En segundo lugar en el concurso quedó Santiago Fascetto, del periódico panameño La Prensa, por su trabajo en relación a la denuncia de pagos irregulares que recibió el ex presidente Martín Torrijos, respecto de un contrato secreto con un alto funcionario del gobierno de República Dominicana.
El salvadoreño Jorge Antonio Ávalos, reportero de El Diario de Hoy, alcanzó el tercer puesto por su publicación en las que dejó al descubierto que eran falsas las acusaciones por daños medioambientales que se formularon contra una fábrica que recicla baterías.
En el caso del periódico Tribuna de Minas, es relevante hecho de que se trata de un medio de comunicación de provincias, lo cual deja en claro que no es preciso pertenecer a una gran capital y contar con grandes recursos para emprender una investigación periodística.
"Fue un caso excepcional de investigación artesanal, a fuerza de puro reporteo sostenido, consiguiendo dato a dato sin la ayuda de filtraciones de la policía ni de la fiscalía, ni de terceros, en un contexto hostil y muy cerrado, que contrastó cada dato y que dio en el blanco sin aspavientos, derribando a un poderoso poder local", relató Uceda.
"Un modelo. Se le premió no por su impacto, que no lo tuvo a nivel nacional, ni por su importancia, ni por el pedigrí de los investigadores, sino por su método y sus resultados", indicó.
En la conferencia de Lima, Reyes expuso sobre su experiencia sobre cómo seguir la pista al dinero sucio. Afirmó que en el lavado de activos las leyes no son severas y se ofrecen demasiados beneficios a los bancos.
"El gobierno de Estados Unidos no parece muy entusiasmado en combatir al lavado de dinero", sostuvo ante IPS. Una prueba de ello es que "sólo invierten en la lucha contra ese delito 120 millones de dólares".
El autor de "Nuestro hombre en la DEA" comentó que uno de los grandes desafíos de los periodistas de investigación es la estrecha vinculación del sistema bancario con el lavado de dinero, porque cada vez que se detecta un caso los bancos suelen salir indemnes.
"Es que los bancos han terminado por convencerse de que el lavado es un buen negocio por el que vale la pena correr el riego", indicó.
"Piensan así porque los que al final son castigados los funcionarios de rango medio o los pobres empleados que abren las cuentas. Además, las sanciones no son severas y no implican graves consecuencias. Después de pagar las multas, el banco sigue en lo suyo como si nada hubiera pasado. Su reputación queda indemne", afirmó.
El día que los reporteros de investigación expongan a los bancos implicados en el lavado de dinero, será una noticia de primera plana. (FIN/2009)
Tomado de:
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=93078
Por Ángel Páez
LIMA, ago (IPS) - "Una manera de asegurar el futuro del periodismo es mejorando la calidad del contenido y esto significa investigar aquello que se pretende ocultar, por ejemplo, la corrupción", dijo Gerardo Reyes, reportero del diario El Nuevo Herald, de Miami, a su paso por la capital peruana.
Reyes fue integrante del jurado del Premio a la Mejor Investigación Periodística de un Caso de Corrupción en América Latina, que conceden el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), y Transparencia Internacional (TI), con sede en Berlín.
"Después de haber premiado a los ganadores, y revisado más de un centenar de trabajos, podemos decir sin dudar que el periodismo de investigación en la región goza de buena salud", señaló Reyes a IPS.
Un buen ejemplo de esa buena salud es la labor realizada por los periodistas Ernesto Rivera y Giannina Segnini, del diario costarricense La Nación, y sus colegas Daniela Arbex, Táscia Souza y Ricardo Miranda, de Tribuna de Minas, de la ciudad de Juiz de Fora, en el estado brasileño de Minas Gerais, quienes compartieron el primero premio.
Rivera y Segnini sacaron a luz las actividades de intermediación financiera ilegal con dinero, al parecer de dudoso origen, que realizaba la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de Costa Rica.
"Nunca se nos cruzó por la cabeza que las autoridades de la Iglesia estarían involucradas en operaciones financieras indebidas con dinero negro, hasta que vimos los cheques y las cuentas con millones de dólares", dijo a IPS Segnini.
"Hemos investigado corrupción en la esfera gubernamental y también en la privada, pero nadie despierta un día y dice: hoy vamos a investigar a la Iglesia. Lo más sorprendente es que estaban involucradas las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal de Costa Rica", aseguró.
Segnini narró que, "en un principio, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Francisco Ulloa, afirmó que desconocía que la institución se dedicara a la intermediación financiera, pero luego de las publicaciones de La Nación fue la Superintendencia General de Entidades Financieras que denunció la situación y la fiscalía allanó sus instalaciones para documentar los delitos".
"Nos dimos cuenta del impacto de lo que habíamos descubierto cuando, sin previo aviso, todos los miembros de la Conferencia Episcopal, con el presidente a la cabeza, se presentaron en la redacción de La Nación para ofrecer explicaciones", comentó Segnini.
Los periodistas costarricenses iniciaron la investigación a partir de la denuncia que formuló la empresaria ítalo-suiza Ana Moscarelli, quien a la postre resultó involucrada en las ilegalidades y resultó tener antecedentes en Suiza había por haber administrado fondos de políticos corruptos y de personas vinculadas con la mafia.
Por su parte, los periodistas brasileños Arbex, Souza y Miranda investigaron el caso del presidente del consejo municipal de la ciudad de Juiz de Fora, Vicente de Paula Olivera, conocido popularmente como Vicentão, quien adjudicó 11 licitaciones a una empresa privada de fachada cuyo verdadero propietario era él.
Debido a los informes periodísticos de Tribuna de Minas, este dirigente del Partido Laborista Brasileño (PTB, por sus siglas en portugués) decidió renunciar al cargo tras perder las elecciones donde aspiraba a ser reelegido por sexto periodo consecutivo. Posteriormente, la justicia le abrió una investigación por posibles actos de corrupción.
Arbex relató que Vicentão nombró a una persona de su confianza como empleada de la oficina de licitaciones, la misma que paralelamente se desempeñaba como ejecutiva de la constructora "Koji", cuyo dueño encubierto era el funcionario denunciado.
"Nos encontramos con esquema de corrupción cuidadosamente edificado", señaló Arbex en la exposición sobre su trabajo. "Cuando entrevistamos a Vicentão, sorprendentemente nos aseguró: ‘Honestamente, yo no soy el propietario de Koji’. Pero ahora enfrenta a la justicia por sus mentiras", agregó la periodista.
Estos trabajos ganadores del último año del concurso en la región fueron expuestos por sus autores en la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación, organizada en Lima por IPYS y TI entre el 15 y 18 de este mes.
En el encuentro, en el que se entregaron los galardones, también ofrecieron clases magistrales expertos en la materia, como Reyes, quien ha publicado últimamente "Nuestro hombre en la DEA", un informe sobre la historia no contada del fotógrafo Baruch Vega, que ayudó a las autoridades estadounidenses a capturar narcotraficantes colombianos.
El director ejecutivo de IPYS, Ricardo Uceda, informó a IPS que se presentaron 189 trabajos de 19 naciones, lo cual indica que el periodismo de investigación en nuestra región se ha fortalecido, pese a que se habla que la prensa está en crisis.
"El jurado ha reconocido trabajos que revelan corrupción en esferas no estatales", señaló Uceda.
"Han sido finalistas y merecedoras de menciones reportajes que revelaron corrupción en organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y sindicatos, así como sobre la actuación de mafias, por mencionar algunos casos", añadió.
En segundo lugar en el concurso quedó Santiago Fascetto, del periódico panameño La Prensa, por su trabajo en relación a la denuncia de pagos irregulares que recibió el ex presidente Martín Torrijos, respecto de un contrato secreto con un alto funcionario del gobierno de República Dominicana.
El salvadoreño Jorge Antonio Ávalos, reportero de El Diario de Hoy, alcanzó el tercer puesto por su publicación en las que dejó al descubierto que eran falsas las acusaciones por daños medioambientales que se formularon contra una fábrica que recicla baterías.
En el caso del periódico Tribuna de Minas, es relevante hecho de que se trata de un medio de comunicación de provincias, lo cual deja en claro que no es preciso pertenecer a una gran capital y contar con grandes recursos para emprender una investigación periodística.
"Fue un caso excepcional de investigación artesanal, a fuerza de puro reporteo sostenido, consiguiendo dato a dato sin la ayuda de filtraciones de la policía ni de la fiscalía, ni de terceros, en un contexto hostil y muy cerrado, que contrastó cada dato y que dio en el blanco sin aspavientos, derribando a un poderoso poder local", relató Uceda.
"Un modelo. Se le premió no por su impacto, que no lo tuvo a nivel nacional, ni por su importancia, ni por el pedigrí de los investigadores, sino por su método y sus resultados", indicó.
En la conferencia de Lima, Reyes expuso sobre su experiencia sobre cómo seguir la pista al dinero sucio. Afirmó que en el lavado de activos las leyes no son severas y se ofrecen demasiados beneficios a los bancos.
"El gobierno de Estados Unidos no parece muy entusiasmado en combatir al lavado de dinero", sostuvo ante IPS. Una prueba de ello es que "sólo invierten en la lucha contra ese delito 120 millones de dólares".
El autor de "Nuestro hombre en la DEA" comentó que uno de los grandes desafíos de los periodistas de investigación es la estrecha vinculación del sistema bancario con el lavado de dinero, porque cada vez que se detecta un caso los bancos suelen salir indemnes.
"Es que los bancos han terminado por convencerse de que el lavado es un buen negocio por el que vale la pena correr el riego", indicó.
"Piensan así porque los que al final son castigados los funcionarios de rango medio o los pobres empleados que abren las cuentas. Además, las sanciones no son severas y no implican graves consecuencias. Después de pagar las multas, el banco sigue en lo suyo como si nada hubiera pasado. Su reputación queda indemne", afirmó.
El día que los reporteros de investigación expongan a los bancos implicados en el lavado de dinero, será una noticia de primera plana. (FIN/2009)
Tomado de:
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=93078
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