martes, 6 de abril de 2010

Coca y narcotráfico: “Huánuco narcoregión”. Artera imputación a un departamento, cuya economía no depende de la coca.

Infografia sobre cocales en el Alto Huallaga: Con relación al departamento de Huánuco, son 5 mil hectáreas en la provincia de Leoncio Prado y distrito de Cholón en la provincia de Marañón, donde el 2008, 2009 y 2010 se erradicaron 8 mil has., con lo cual quedarían unas 2 mil has., en producción. La cifra asignada a Monzón es exagerada, porque se estiman que existen 6 mil has., con un 40% de cultivos antiguos. Fuente Revista Caretas.

Calificar a Huánuco de narcoregión es un despropósito, motivado por la ignorancia y la arbitrariedad. Un grupo de personajes, entre ellos periodistas, en cumplimiento de compromisos con Ongés y medios de comunicación subvencionados con fondos del gobierno norteamericano, tienen por objetivo subalterno-enfermizo satanizar hasta la saciedad a los cultivadores de coca y en este burdo empeño no se detienen en agredir a poblaciones enteras, que en su gran mayoría no se dedican a este cultivo.

La coca sirve para alimentar al narcotráfico (no es un secreto), que se sustenta en el creciente mercado de consumo en los países desarrollados, por el fracaso de la estrategia meramente represiva de la “guerra contra las drogas.” Por tanto, aquí no está en juego los pactos impropios, tampoco el dinero que pudiera captarse, sino la conducta profesional antes que la venalidad en cumplimiento de consignas.

NI NARCOESTADO, NI NARCOREGIÓN.

En Huánuco los narcos no fijan las políticas públicas y menos sus actividades económicas principales están vinculadas al dinero de las drogas. Tampoco el narco sustituye al Estado en los lugares donde éste tiene presencia restringida por una serie de factores. Aunque sí provee recursos a las familias dedicadas al cultivo por la compra de su producción, así como también inyecta recursos al comercio y las finanzas con el lavado de activos, de manera extraordinaria.

Lo condición de “narcoestado”, no puede evaluarse por el beneficio personal ilegítimo que obtiene un funcionario encargado de combatir el narcotráfico para mirar hacia otro lado cuando pasa un cargamento de droga o de insumos químicos, ni cuando se lava dinero en las propias narices de la Unidad de Inteligencia Financiera.

Se trata más bien de los beneficios que deja el narco a la economía de un país, como: los empleos que genera, la infraestructura que facilita, los vacíos que llena ahí donde el estado no llega. Es decir, cumple el papel de proveedor de servicios públicos que el propio Estado no es capaz de ofrecer.

En otras palabras el peso del narco en un narcoestado va más allá de la corrupción: es un actor económico importante y puede llegar a ser imprescindible. Estas características no se dan ni remotamente en el Perú y menos en Huánuco, salvo que la majadería e impertinencia aseguren que si.

En el fondo lo que hemos visto por décadas en el Perú y otros países, incluido Estados Unidos, es una especie de matrimonio por conveniencia entre el narco y el Estado, pero no de acuerdos a nivel de gobiernos, sea nacional, regional o provincial. No se descarta que varios políticos llegaran o se mantuvieron en el poder merced a las alianzas con las mafias de las drogas. Pero de allí a tipificar al Perú como narcoestado o a su gobierno como narcogobierno, hay una gran distancia.

LA “GUERRA CONTRA LAS DROGAS” Y LA COCA

La “guerra contra las drogas” sostenida por Estados Unidos en el Perú, Bolivia y Colombia, tiene como principal objetivo la erradicación violenta de los cultivos de coca que ya lleva 32 años, en la creencia que resulta más fácil atacar a los productores de la materia prima natural que perseguir a sus propios drogadictos, que controlar a los que lavan el dinero que alimenta su economía o combatir a los contrabandistas de insumos químicos y armas de guerra, responsables de la mayor violencia en varios países de Latinoamérica. Allí están los nítidos ejemplos de México, Colombia y Perú.

Es conocido que el Plan Colombia como estrategia geopolítica se resume en una frase de Lee Brown, primer zar antidrogas de Estados Unidos: "Es más fácil matar a las abejas en su panal que perseguir a los consumidores en nuestro territorio” es decir, les resulta un buen negocio acabar con los cocales antes que con la cocaína comercializada y consumida en sus calles, edificios y hogares. Esta modalidad de ataque a las drogas se aplica además en Bolivia y Perú por décadas, con resultados desalentadores.

Los considerables financiamientos a supuestos expertos, analistas, estudiosos, periodistas y medios, a través de Ongés, algunos de fachada, para sensibilizar a la población y facilitar la aplicación de la estrategia represiva de “el palo y la zanahoria.” contra la coca, son recursos perdidos por la gran corrupción implícita, resultando escandalosa en el caso de la prensa y de los medios de comunicación, afectadas en su ética y responsabilidad social.

LA TEORÍA, LA MENTIRA Y LA DEMAGOGIA, FRENTE A LA REALIDAD.

Los teóricos recopiladores de cifras oficiales donde muchas son un refrito, se vanaglorian en presentar a Colombia como referente del éxito en la lucha contra la coca y las drogas que financia y desarrolla Estados Unidos (NAS, USAID, etc), pero se equivocan, porque según el diario El Universal: “En 2007 los cárteles mexicanos comercializaron 380 toneladas de cocaína proveniente de Colombia, de las cuales sólo 37 les fueron decomisadas.”

“Colombia es el peor referente para inspirarnos a librar y mantener esta guerra, sobre todo con el conflicto que aún mantiene con las FARC.” Agrega el medio. A lo que se agrega los cientos de miles de hectáreas de bosques y la biodiversidad destruidos por la criminal fumigación química con Glifosato a los cocales, también por la enorme corrupción en la política, el desenfreno del paramilitarismo, el creciente desempleo, el éxodo masivo y la pobreza.

Las marchas, paros y huelgas en protesta contra la erradicación compulsiva de los cocales ya no surten efecto como en el pasado, por que la política del gobierno aprista es pasar por encima de cualquier manifestación de descontento, más aún si por intereses particulares o de grupo los dirigentes propician la división que debilita al movimiento. Foto cortesía.

Una estrategia correcta de lucha contra las drogas debería resultar en la reducción de la violencia, la corrupción y la pobreza, pero en México, Colombia, Perú, Bolivia y otros países de producción, ruta y comercio de drogas, sucede todo lo contrario.

La procuradora antinarcóticos del ministerio del interior Sonia Medina, en entrevista concedida al periodista Miguel Gutiérrez Rodríguez de La República (04/04/10) se pronuncia sobre la equivocada lucha antidrogas y sus pobres resultados, a la pregunta: Cuando hablamos de narcotráfico e impunidad, ¿qué imagen le viene a la mente?, ¿un cocalero, un proveedor de pasta, un juez corrupto o un banco cómplice?, la respuesta fue categórica: “Los banqueros que no cumplen con sus funciones, porque ellos tienen normas y una indicación de que deben actuar rápidamente. A algunos bancos poco o nada les interesan las investigaciones que hacen las autoridades en materia de lavado. En general hay poderes mal acumulados, indiferencias. Teniendo a veces todo no hacemos nada.”

¿Cómo entender, entonces, a ciertas personas que por dinero sean capaces de comportamientos torpes, incluso mentir para agredir burdamente a compatriotas suyos como los habitantes (entre ellos los cocaleros) de Huánuco y otras regiones, con el insostenible argumento que luchan contra el crimen organizado, que apuestan por la seguridad “democrática” del Perú y que aportan al desarrollo de la amazonía?

ESTADOS UNIDOS Y LA GUERRA CONTRA EL CULTIVO DE LA COCA.

Aparentemente lo único que interesa a la red nacional de opinantes a sueldo es la seguridad de la poderosa nación del norte, mientras sea magnánima en la distribución de financiamientos sin controles, sin medición de calidad en la inversión y menos evaluación de la eficiencia en los resultados.

No se puede negar que Estados Unidos asume en parte su corresponsabilidad con el aporte de cantidades pequeñas de presupuestos (que en los últimos años disminuyó notablemente) para el desarrollo, con escaso efecto en las comunidades que sufrieron las consecuencias de la represiva interdicción al narcotráfico, vía la erradicación a ‘sangre y fuego’ de los cocales. De allí que apele constantemente al impacto mediático sobre resultados en desarrollo, con la manipulación de la prensa y los medios.

El presidente de México Felipe Calderón tiene claro que “el narcotráfico, la violencia, la estabilidad de la región, la estabilidad de la sociedad, es un problema común con Estados Unidos.” y que la mayor tragedia de su país es porque “tiene como vecino al principal consumidor mundial de droga.”

En cuanto a la corrupción que impulsa y sostiene el narcotráfico en el Perú, la procuradora antinarcóticos Sonia Medina, fue concluyente, cuando Miguel Gutiérrez le preguntó ¿Qué tan difícil es detectar la corrupción en el sistema antidrogas?, “Yo no diría que es difícil de detectar sino que es difícil de erradicar. No me cansaré de decirlo: es la indiferencia ante el tema. Eso es lo que nos abruma. Ante estas debilidades como Estado, la corrupción se fermenta y da pie al desarrollo de más organizaciones criminales.” Se concluye entonces, que acabar con el cultivo de la coca, no resolverá el problema del narcotráfico y las drogas en el Perú y el mundo.

LA IMPUNE AGRESIÓN DEL IDEI DE LA UNIVERSIDAD LA CATÓLICA.

El 18 de marzo de 2010 Jaime García y María Méndez llegaron a la ciudad de Huánuco para presentar ante un auditorio especialmente convocado y aparentemente desinformado el libro, “Mapa del Narcotráfico en el Perú”, como si se tratara de una nueva y reciente investigación que ubicaba a Huánuco en la infame condición de “narcoregión”, porque según el estudio el departamento pasó de 9 mil 600 hectáreas de cultivo de hoja de coca en el 2000 a 18 mil en el 2008. Cifras que indicarían que la región produce 35 mil toneladas métricas de hoja de coca suficientes para producir más de 100 mil kilos de cocaína, por tanto “era el primer departamento productor de coca y cocaína del Perú.”

En setiembre de 2009 en el boletín Narcotráfico y Gobernabilidad la periodista Mariela Balbi pregunto a Fabián Novak: ¿En el Vrae se produce actualmente la mayor producción de hoja de coca y de droga?

Esta fue su respuesta: “Sí, en 1999 había 8.100 hectáreas de cultivo de hoja de coca, en el 2009 se duplica, son 16.719, representan el 53% del total de hoja de coca y el 60% de la cocaína producida en el país. El Vrae tiene la mayor productividad de hoja de coca del Perú, son cuatro toneladas métricas por hectárea, y se cosecha entre cuatro y seis veces al año.”

Pero volvamos un poco más atrás, el 28 de agosto de 2009, Fabián Novak integrante del Instituto de Estudios Internacionales - IDEI - de la Universidad Católica y autor del libro “El mapa del narcotráfico en el Perú” presentó en Lima lo que llamó un estudio detallado que establecía la situación real de las doce regiones cocaleras del país. Luego se conocería que se trataba de las interpretaciones a un conjunto de cifras oficiales fácilmente manipulables dado su carácter referencial, porque estas cifras no necesariamente expresan la realidad en el caso del conflicto narcotráfico y terrorismo en las cuencas cocaleras del Perú.

Todos los ojos y oídos se centran en la destrucción de los cultivos de coca en cumplimiento del mandato estadounidense, no importa si a los campesinos peruanos les parta un rayo. Foto Internet.

El libro “Amenaza a la seguridad. Mapa del narcotráfico en el Perú” nombre original, concluía que la principal amenaza que tiene el Perú para su seguridad y desarrollo era el narcotráfico y el terrorismo de Sendero Luminoso.

En la segunda parte del libro “El impacto del narcotráfico a nivel regional”, a cargo de Fabián Novak, Sandra Namihas y Jaime García, describen desde su óptica y criterios el impacto político, económico y social del narcotráfico en los doce departamentos del país donde se cultiva coca: San Martín, Ucayali, Huánuco, Ayacucho, Cusco, Junín, Puno, Pasco, Loreto, la Libertad, Amazonas y Cajamarca.

La coca no muere, ni morirá según los productores que se aferran al cultivo ante el fracaso del mal llamado desarrollo alternativo. Foto cortesía.

Jaime García, María Méndez y Fabián Novak, son integrantes del IDEI, pero por lo visto expresan opiniones divergentes en función a intereses y oportunidades, que restan credibilidad a la investigación presentada en Lima, Huánuco y otros departamentos.

Además, para García y Méndez, la situación de Huánuco era aún más complicada porque de acuerdo con la Comisión Nacional de Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) encuesta año 2005, el consumo de drogas en la escuela secundaria había aumentado espectacularmente. “Son 61mil 344 consumidores de droga en Huánuco, ha aumentado el consumo en escolares en 134%”, pero lo que no precisaron es que el 43.5% corresponde a drogas legales (alcohol y tabaco) y solo el 5.5% a drogas ilegales, de los que el 2.2% corresponde al consumo de cocaína y pasta básica de cocaína.

Lo ofensivo en extremo fue cuando sostuvieron que “Nuestros niños son parte de la cadena productiva de la coca.” Y por tanto “Hay que empezar a interesarnos por ellos”, sin precisar cuántos son los niños en Huánuco que se dedican al cultivo de la coca y cuántos estarían involucrados directamente en la elaboración de la cocaína.

La historia de la coca y el narcotráfico en Huánuco y el Alto Huallaga demuestra que los niños y jóvenes de Huánuco, tienen escasa y excepcional participación en el proceso de producción de la cocaína. Los padres mayoritariamente evitan que sus hijos se involucren con el cultivo de la coca (cosecha) y menos en la obtención de la cocaína (pisado), peor en el consumo de la droga.

Según García y Méndez: “Las autoridades nacionales, regionales y locales deben definir el compromiso para eliminar el narcotráfico de esta zona del país, sino luego va a ser tarde y Huánuco se consolidará como una “narcoregión”. Porque “la presencia del narcotráfico en Huánuco no ha significado mejora económica a la región, sino que por el contrario ha hecho más difícil superar la pobreza” El presidente regional Jorge Espinoza, rechazó tímidamente el estudio porque su contenido y conclusiones “tienen graves errores y equivocaciones.”

INTERROGANTES CLAVES Y NECESARIAS RESPUESTAS.

¿Por qué Jaime García y María Méndez presuntos impulsores de la estrategia antidrogas de Estados Unidos que prioriza la erradicación compulsiva de los cultivos de coca, no fueron precisos en señalar que la supuesta situación de Huánuco en ocupar el primer lugar en producir coca y cocaína en el Perú lo determinaron con cifras del informe SIMCI-ONU presentada en junio de 2009 y elaborada con estadísticas de 2008? Y que esta era la segunda vez que insistían en el mismo asunto, porque la primera vez fue cuando presentaron con gran aspaviento el informe “El problema del narcotráfico en la región Huánuco” también en la ciudad de Huánuco?.

¿Por qué llegaron a la temeraria e irresponsable conclusión que Huánuco era una “narcoregión” y que si sus autoridades no actuaban con energía se consolidaría como tal y que los niños y jóvenes están inmersos en la actividad del narcotráfico o que en el departamento prima la cultura narco?.

¿Acaso el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad La Católica tiene por encargo empujar a que la represión contra los cultivadores de coca se torne en mercenaria con la violación de los derechos humanos de las familias que se dedican al cultivo, tal como ocurrió el 2009 en el Bolsón Cuchara?.

¿Por qué la impune agresión a un departamento de casi 900 mil habitantes de los cuales solo 60 mil están directa o indirectamente involucrados con el cultivo de la coca, aunque la economía de los cocaleros sea la mejor entre los otros agricultores, incluidos los de cacao, café y palma aceitera?.

¿Cómo es así, que el supuesto aporte del 12% de la economía de la coca y el narcotráfico a la economía departamental, que ellos mismos determinaron, significa que ésta se convierta en narcoeconomía, menospreciando el aporte del 88% de los otros sectores?

¿Cuál es la vinculación del IDEI de la universidad La Católica con la estrategia antidrogas del gobierno norteamericano que busca desde hace 32 años acabar con la coca mediante la erradicación compulsiva, adicionando pequeños presupuestos para el desarrollo alternativo, antes que acabar con el consumo de drogas del cuál es campeón mundial o atacar con eficacia a las otras actividades de la cadena del tráfico ilícito de estupefacientes?

En el departamento de Huánuco en el 2008, 2009 y en lo que va del 2010 se erradicaron con violencia cerca de 8 mil hectáreas de cultivos de coca, mientras que un elevado porcentaje producen entre 50 y 80 arrobas por hectárea/año, es decir, entre 600 y mil kilos y no los 2 mil kilos que usan para sus cálculos teóricos sobre producción de cocaína, y ello en parte debido a que los cocales tiene muchos años de edad caso del Monzón y porque son atacados y destruidos agresivamente desde 1994 por el hongo Fusarium.

LA COCA Y LA COCAÍNA SEGÚN LA JIFE DE LA ONU.

En febrero de 2010 la JIFE presentó su informe basado en cifras del SIMCI-ONU de junio 2009, que a la vez se sustentaba en cifras del 2008, donde señalaba que “La erradicación de cultivos ilícitos del arbusto de coca y la prevención del cultivo en nuevas zonas fueron dos de los principales objetivos de la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2007-2011 del Perú. También que en 2008 la superficie total de cultivo de arbusto de coca aumentó por tercer año consecutivo y ascendió a 56 mil 100 hectáreas.”

Y que “En el Perú la fabricación ilícita potencial de cocaína aumentó a 302 toneladas en 2008, lo que equivale al 36% de la fabricación mundial potencial” Esta supuesta realidad correspondía a 2008. Reclamaba al Gobierno del Perú a que hiciera frente de manera decisiva al aumento del cultivo ilícito del arbusto de coca en su territorio.”

De acuerdo al informe Sistema de Medición de Cultivos Ilícitos SIMCI de la ONU, en 2008 la superficie total de cultivo del arbusto de coca disminuyó en América del Sur a 167 mil 600 hectáreas, lo que representa un 8% menos que en 2007. El 48,3% de la superficie total correspondió a Colombia; el 33,5% al Perú y el 18,2% al Estado Plurinacional de Bolivia.

Según Sevil Atasoy Presidenta de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes JIFE “Las actividades de fiscalización internacional de drogas no pueden tener éxito a largo plazo si no se hacen esfuerzos continuos por reducir la demanda de drogas ilícitas. Por esa razón, los tratados de fiscalización internacional de drogas hicieron que la reducción de la demanda fuese una obligación para los gobiernos.”

PRECISIÓN COMO PUNTO DE REFLEXIÓN.

"Estamos más lejos que nunca del objetivo de erradicación de las drogas." Con esta lapidaria frase encabezaba su declaración, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, un organismo compuesto por ex presidentes y personalidades que espera que la voz de América Latina sea oída en el proceso que lidera la ONU para evaluar la "guerra contra las drogas". ¿Habrá cambios? Difícil, mientras el imperio maneje los hilos del poder y las marionetas bailen al ritmo de su economía.

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