sábado, 21 de marzo de 2009

Narcotráfico y drogas: Cien años de decadencia y fracasos.

Los equipamientos militares de Estados Unidos a los países con problemas de drogas, fue una constante por varias décadas, sin logros significativos. Foto ABC

“Hace cien años un grupo de diplomáticos se reunieron por primera vez en Shangai, en un esfuerzo internacional para prohibir el comercio de estupefacientes. El 26 de febrero 1909 se creó la Comisión Internacional del Opio, luego que Gran Bretaña librara una guerra con China por el comercio de la droga. En 1961 la coca y marihuana son incluidas en la lista # 1 de estupefacientes de las naciones unidas, posteriormente se dieron otras prohibiciones que fracasaron” The economist 05/03/09. Nota editorial que cuestiona severamente a Estados Unidos y a la ONU por sus políticas y estrategias antidrogas impuestas con su propagandizada ‘guerra a las drogas’.

La Sesión Especial de las Naciones Unidas en 1998, emitió una declaración en la que prometían un "mundo libre de drogas" y "eliminar o reducir significativamente la producción de opio, cocaína y cannabis en el 2008”, con una férrea estrategia y políticas de prohibición, represión y control. A la fecha los resultados son contrarios a los objetivos y anuncios grandilocuentes, que evidencian el estridente fracaso de las acciones de carácter punitivo, matizadas con planes desarrollistas de pobre impacto.

Entre 11 al 13 de marzo de 2009 se realizó en Viena-Austria la Sesión 52 de la ONUDC, Proceso de Evaluación UNGASS 1998-2008 donde se valoraron los resultados de las directivas antidrogas aplicadas en una década y por primera vez se incluyó abiertamente en el debate el pedido para legalizar el consumo de la marihuana (dosis mínima) y despenalizar el uso de la coca con fines alimenticios y medicinales, a solicitud de ex presidentes latinoamericanos y del presidente de Bolivia Evo Morales.

En comunicado elaborado por anticipado y que se filtró a la prensa, la ONU se pronuncia por ratificar las políticas utilizadas en diez años, es decir, se insiste en el mismo procedimiento para la próxima década, pese al déficit y retroceso experimentado. Todo ello debido a la fuerte presión ejercida por EU y a la acción mediática de instituciones o personas convencidas de que los métodos violentistas y represivos contra las drogas, si funcionan.

Un informe de Estados Unidos señala que en el Perú se blanquean US$ 2 mil millones al año. El 37% del lavado es por narcotráfico, el 63% por corrupción, tráfico de armas y otros. ¿Cuánto de esa astronómica cifra se logra detectar e intervenir? Casi nada, lo que evidencia falta de decisión política y presunta corrupción en todos los niveles de control y sanción.

La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), recibió en 2008, un total de 2,379 Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS), un 76% más que el 2007. ¿Cuántos de esos reportes han sido investigados y a cuánto asciende lo incautado? Muy poco, lo que igualmente evidencia complicidad o complacencia con el lavado de activos.

Desde la década del 60 en el Perú, el prefijo narco se utiliza en palabras y actividades como: Narcotráfico, narcopoder, narcoterrorismo, narcomilitarismo, narcoeconomía, narcodependencia, narcodólar, narcoadicción, narcocapitalismo. Términos que expresan la conflictiva realidad peruana, afectada por el crimen organizado, subversión armada, corrupción y desigualdad social.

El Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos 2009 de EU confirma que el Perú es segundo productor de cocaína en el mundo y un productor importante de insumos químicos fiscalizados para la droga, lo que corrobora que la estrategia de interdicción aplicada no ha sido efectiva, por lo que se hace necesario cambios radicales, descartando las voces de los que apuestan por la persistencia de estrategias inútiles que impulsan y consolidan el flagelo del tráfico ilícitos de estupefacientes en la región y el mundo.

Perú y Estados Unidos mantienen desde 1978 convenios de asistencia militar para la lucha narcoterrorista que fue evaluada en un encuentro reciente entre el presidente García y el presidente del Comando Conjunto de EU, almirante Michael G. Mullen. A ello se suma la presencia en algunas cuencas cocaleras de la División de Narcóticos de la Embajada Norteamericana – NAS, liderando la lucha contra las drogas. En Tingo María la NAS cuenta con una mini base con un helipuerto para 10 unidades, en el aeropuerto de CORPAC, otra aparentemente de mayor envergadura en Santa Lucia-Uchiza, departamento de San Martín, una tercera en Pucallpa, así como en el VRAE.

En Mexico la violencia del crimen organizado cobra fuerza inusitada, el narcotráfico extiende sus tentáculos, sin que la ‘guerra contra las drogas’ pueda evitarlo. Foto Internet.

‘Cocaína Andina. La Realidad de un Mundo de Drogas’ de Paúl Gootenberg analiza la aparición, el auge, caída y vida social de la cocaína en el Perú, señala por ejemplo, que entre 1,888 y 1,903 la exportación de pasta básica de cocaína pasó de mil 700 a 10 mil kilos. En el 2009 según cifras de la ONU el Perú produciría 260 toneladas de cocaína provenientes de 53 mil has de coca en 16 cuencas cocaleras, aunque en realidad serían 70 mil las hectáreas de coca en producción. Otro aspecto sensible es que ante la falta de datos reales algunas instituciones o personas han establecido cálculos arbitrarios para las cantidades de hoja de coca producida y erradicada o la destinada a la cocaína.

Un ejemplo contundente es el siguiente: El Proyecto Especial para la Reducción y Control de la Coca en el Alto Huallaga -CORAH afirma haber erradicado en Tocache, 12,418 has de coca, entre el 2006 y marzo de 2009. Información contradictoria con los reportes del oficialismo que intentan convencernos que en la provincia de Tocache los cultivos de coca habían sido erradicados y a la vez sustituidos por la palma aceitera, el cacao y el café, generando una economía alterna lícita que superó a la economía cocalera; desde el 2005.

Exageración y sesgo, si nos atenemos a la realidad de los habitantes de Tocache que pasan por momentos de angustia económica. Más aún si se tiene en cuenta la versión de agricultores, autoridades y funcionarios de instituciones que calculan en 3 mil las has de coca en la provincia de Tocache a marzo 2009. La caída de precios del cacao, café, arroz y palma aceitera en un 50% desde noviembre de 2008 por efecto de la crisis global originada por EU, agrava la pobreza e incentiva a los agricultores a retomar el satanizado cultivo. De allí que ahora es común apreciar un gran número de parcelas con cocales en proceso de instalación y en crecimiento.

También el informe de Estados Unidos destaca que en Colombia los programas de erradicación aérea y manual redujeron en 24% los cultivos de coca e incautaron 223 toneladas de cocaína en 2008. Redujo de 700 toneladas de cocaína en 2001 a 535 en 2007. Extraditó a paramilitares y narcotraficantes. Sin embargo, especialistas estiman que en el 2008 el país cafetero produjo 640 toneladas de cocaína y es una realidad que las bandas criminales de toda laya en Colombia no han sido controlados y menos erradicados por el Plan Colombia (antinarcoterrorista) pese a que se gastaron cerca de 7 billones de dólares en 8 años de vigencia.

Una de las realidades escabrosas de Colombia es la que sindica a Cali como la ciudad donde mueren más jóvenes asesinados. Entre 1993 y el 2007, la violencia cobró la vida de 2.690 menores de edad. El 87,9% estaba entre 14 y 17 años; y el 91,9% eran hombres. Cali se convirtió en un inmenso cementerio de jóvenes. Suena terrible, pero es la verdad.

"La guerra contra las drogas es un error miserable, aquí en Estados Unidos no hemos evitado que nuestra gente consuma drogas y destruya sus vidas", dice el influyente senador demócrata Connie Mack. Sin embargo para Michael Braun, ex director de operaciones de la DEA, el plan "ha sido un éxito increíble" porque ahora "es evidente la fortaleza de las fuerzas de seguridad de Colombia".

Continuar o no con la ayuda al Plan Colombia, en momentos de crisis económica y cuando el vecino México requiere asistencia financiera urgente para combatir la escalada violenta de los carteles de la droga, es la pregunta que hoy ronda en Washington.

En Bolivia, es una realidad que en veinte años de lucha antidrogas con la ayuda internacional, no se pudo erradicar los cocales excedentes, ni acabar con la cocaína. Lícitamente debe cultivar 12 mil has de coca para uso interno, pero puede pasar de 30 mil has, aunque el gobierno las niegue.

Según el Informe Estrategia de Control de Narcóticos 2009 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), la producción de coca se ha duplicado en Bolivia, de 14.600 has en 2000 a 29.500 has en 2007, con una producción estimada de 104 toneladas de cocaína/año.

El presidente Evo Morales, sustentó en la 52 sesión de la ONU, marzo 2009, una propuesta para despenalizar la coca. Defiende la tesis de cocaína cero pero rechaza la de coca cero. También expulsó a la DEA y diplomáticos norteamericanos acusados de ‘conspiración’. Los cocaleros de Perú respaldaron la propuesta de despenalizar la coca, afín que la producción excedentaria sea utilizada naturalmente evitando su uso ilegal.

El nuevo foco violentista se concentra en México donde los carteles de la droga han generado terror e inseguridad imparable. Al extremo que Estados Unidos, Honduras, Guatemala y El Salvador sientan la presencia criminal de las mafias mexicanas y se muestren alarmados. El crimen organizado en México está desbordado y es incontrolable, el 2008 se registraron más de seis mil asesinatos y este año van más de mil. El miedo se apodera de autoridades, pobladores y periodistas.

El Gobierno de Felipe Calderón reforzó la seguridad en Ciudad Juárez donde se registran muertes masivas y decapitaciones, casi todos los días, pese al gran despliegue de efectivos militares y policiales que se muestran impotentes ante el baño de sangre.

En la ‘meca’ del comercio y consumo de la droga, los Estados Unidos no existe unanimidad respecto a que la "Guerra contra las Drogas" basada en el prohibicionismo y la represión ha fracasado. Sin embargo, el impacto negativo de esta guerra en Colombia, Perú, Bolivia y México, donde el crimen organizado y la represión vulneran derechos individuales e institucionales; son la mejor prueba del fracaso negado o que no se quiere apreciar.

Un acto que genera condena es el injusto, precario e inaceptable "proceso de certificación" anual que lleva adelante Estados Unidos por que condiciona el desarrollo económico y social de Latinoamérica al exclusivo control de las drogas. Una especie de chantaje que lleva al sometimiento de gobiernos y a un mayor sufrimiento de los habitantes de países en desarrollo con problemas de drogas. Igual sucede con sus ‘calificaciones’ respecto a los derechos humanos y lucha antiterrorista. Una especie de ‘tribunal supranacional’ ficticio y arbitrario.

En Estados Unidos, el 76% de la población piensa que la guerra contra las drogas ha fracasado. Pero igualmente esta población mayoritaria piensa que las políticas de la guerra contra las drogas: represión de la producción, interdicción de las exportaciones-importaciones, prohibición del consumo y criminalización, son las adecuadas y no se pueden cambiar.

En la posición contraria a la estrategia represiva antinarcóticos, el 11 de febrero de 2009, La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia liderada por los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso, del Brasil, César Gaviria, de Colombia, y Ernesto Zedillo, de México planteó el cambio del modelo en la lucha contra las drogas: liberalizar el consumo de marihuana (dosis mínima) y tratamiento diferente a la coca. Propuesta que fue respaldada por el ex presidente Ricardo Lagos de Chile, quien esta convencido que la “guerra contra las drogas se esta perdiendo”.

El reconocimiento que las políticas basadas en la represión, impulsadas por Estados Unidos y la ONU, han sido un fracaso, va en aumento y eso convierte en paranoicos a los impulsores de la estrategia anticoca financiados con fondos norteamericanos. Lo único cierto es que no solo la producción y el consumo se siguen incrementando pese a los esfuerzos, sino que las mafias continúan fortaleciéndose, corrompiendo los sistemas políticos, judiciales y de seguridad y comprometiendo seriamente la gobernabilidad y la viabilidad de las democracias en muchos países.

En esta línea, el I Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos, FMPCDI –España, Barcelona del 29 la 31 de enero 2009- estableció que la: “Heroína, cocaína y marihuana, son drogas que preocupan a la comunidad internacional y se elaboran de la adormidera, la coca y el cannabis, cultivadas en Asia, América Latina y África. Un millón de agricultores sobreviven con estas plantas y constituyen el eslabón débil de la cadena del tráfico ilícito de estupefacientes”. “Estos ‘campesinos criminalizados’ no pueden considerarse como un fenómeno marginal y pasajero. Son parte integrante de la realidad del siglo XXI y se inscriben en una problemática permanente de dimensión planetaria. Las drogas se enmarcan más que ningún otro producto en una economía mundializada, siendo sin embargo el resultado de configuraciones locales que combinan en grado diverso, pero de manera muy remarcable: su enclave geográfico especialmente en regiones de montaña, el aislamiento social, la violencia política y el subdesarrollo económico”. Las conclusiones del I Foro se expusieron en la sesión 52 de la ONU, que tiene un año para evaluarlas y pronunciarse, conjuntamente con las propuestas de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia y del presidente boliviano Evo Morales.

“De acuerdo a cifras oficiales, el narcotráfico mueve US$ 300 billones y la ONU y EU. piensan que es posible “un mundo libre de drogas”. La realidad es compleja y requiere de medidas realistas y efectivas: basta de discursos ambiguos y sin sentido sobre “una cruzada”, “lucha contra el flagelo” que no nos conducen a nada. México se desangra en una guerra sin sentido, la crisis financiera plantea nuevos límites presupuestales a esta Guerra contra las Drogas. La comunidad internacional no ha sido capaz de ponerse de acuerdo sobre límites y consecuencias no deseadas del modelo actual y hay poca capacidad de encontrar consensos sobre los problemas de reducción de la oferta y la demanda.” Colombiadrogas.

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