La programación sobre narcotráfico en la televisión nacional no es nueva, pero sí es muy preocupante que los dos principales canales privados compitan, en su franja de mayor sintonía, con dos narco series que convierten la cultura de la muerte y del dinero fácil en entretenimiento, sin mostrar las múltiples caras de esta dolorosa realidad y jugando con nuestra dignidad, cuando las vendan a otros países.
Niños y jóvenes los más afectados por le narcotráfico y las drogas y las incidencias de los medios de comunicación. Foto Internet.
En una de las series, el jefe mafioso ordena utilizar un enfermo terminal, disfrazado de sacerdote, para hacer explotar un carrobomba en el Congreso; en la otra, un grupo de mujeres jóvenes se luce ante el patrón y al final del capítulo un hombre ríe mientras bebe aguardiente y cava la fosa para enterrar viva a la mujer de un compinche de su jefe.
Esa es la "realidad" que estamos viendo los colombianos en la programación de los dos principales canales privados de televisión, donde la cultura de la muerte se convirtió en factor de esparcimiento. Colombia tiene una historia por contar, pero no de la forma como se está haciendo, perdiendo una oportunidad para enseñarles a las nuevas generaciones a no repetir lo condenable.
La televisión, concebida como un bien de interés público, y que como tal está regida por la Comisión Nacional de Televisión, de carácter oficial, sin duda puede contribuir a hacer un mejor país o a destruir, si lo quiere también, sus cimientos morales y éticos, dado su alto grado de penetración, con una audiencia que alcanza al 93 por ciento de los colombianos, de los cuales el 86 por ciento sintoniza la televisión nacional.
O sea que el asunto no es trivial, como tampoco es posible evaluarlo en blanco y negro, o asegurar en forma radical que el tema del narcotráfico deba estar vedado para la televisión. Lo cuestionable es que se pretenda legitimar una cultura mafiosa, en acciones y actitudes, donde se reafirman antivalores como el ansia por el dinero fácil, la utilización sexista de la imagen de la mujer y un poder brutal sustentado en armas y sicarios, mientras se desprecian otros valores como el respeto por la vida y por la ley, y se ignora o menoscaba la labor de las autoridades contra ese delito.
Al tiempo que se hace una sobredimensionada exaltación de la acción mafiosa y se rodea de atributos a sus protagonistas, no hay ningún personaje que represente los valores de la sociedad, para establecer al menos un equilibrio y darle verosimilitud a su ficción. Se ignora que en nuestra historia real son muchos los héroes que han enfrentado con valentía el narcotráfico, incluso llegando a cumplir el reto axiológico de que nadie hace más por una causa que cuando ofrece su propia vida por ella. Sobre esas muertes está edificada nuestra dignidad, que se desconoce con producciones como estas que alimentan el estigma de los colombianos en el exterior.
Puede que al final, estos capos de pacotilla, reconstruidos a partir de muchos jefes mafiosos de la vida real, acaben mal, como han terminado éstos, y se corrobore que el crimen no paga. Lo lamentable es que mientras esto sucede, quizás en el último capítulo, van quedando en la retina de los colombianos, y en particular de niños y jóvenes, un montón de imágenes violentas, de mensajes sobre el encanto del dinero fácil y de los placeres y lujos que disfrutan los traquetos. En fin, de antivalores... cuando es posible ver otras opciones: niñas hermosas que quieren estudiar y salir adelante, jóvenes que se labran un futuro con base en un trabajo honesto y príncipes azules que no tienen que convertirse en sapos antes de conquistar a la mujer de su vida.
Es triste que los colombianos estemos viendo en horario prime time -antes de mandar a dormir a los niños- y en los dos canales de mayor sintonía, una sola cara de nuestra realidad y no los múltiples rostros de un país habitado por una inmensa mayoría de personas que le ha dicho No al poder corruptor del narcotráfico y que no está dispuesta a aceptar que el reencauche televisado de nuestras pesadillas, pretenda lograr lo que no pudieron los carteles: la postración moral y ética de los colombianos y de sus autoridades.
Tomado de:
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/narcos_como_protagonistas_de_tv/narcos_como_protagonistas_de_tv.asp?CodSeccion=9
Niños y jóvenes los más afectados por le narcotráfico y las drogas y las incidencias de los medios de comunicación. Foto Internet.
En una de las series, el jefe mafioso ordena utilizar un enfermo terminal, disfrazado de sacerdote, para hacer explotar un carrobomba en el Congreso; en la otra, un grupo de mujeres jóvenes se luce ante el patrón y al final del capítulo un hombre ríe mientras bebe aguardiente y cava la fosa para enterrar viva a la mujer de un compinche de su jefe.
Esa es la "realidad" que estamos viendo los colombianos en la programación de los dos principales canales privados de televisión, donde la cultura de la muerte se convirtió en factor de esparcimiento. Colombia tiene una historia por contar, pero no de la forma como se está haciendo, perdiendo una oportunidad para enseñarles a las nuevas generaciones a no repetir lo condenable.
La televisión, concebida como un bien de interés público, y que como tal está regida por la Comisión Nacional de Televisión, de carácter oficial, sin duda puede contribuir a hacer un mejor país o a destruir, si lo quiere también, sus cimientos morales y éticos, dado su alto grado de penetración, con una audiencia que alcanza al 93 por ciento de los colombianos, de los cuales el 86 por ciento sintoniza la televisión nacional.
O sea que el asunto no es trivial, como tampoco es posible evaluarlo en blanco y negro, o asegurar en forma radical que el tema del narcotráfico deba estar vedado para la televisión. Lo cuestionable es que se pretenda legitimar una cultura mafiosa, en acciones y actitudes, donde se reafirman antivalores como el ansia por el dinero fácil, la utilización sexista de la imagen de la mujer y un poder brutal sustentado en armas y sicarios, mientras se desprecian otros valores como el respeto por la vida y por la ley, y se ignora o menoscaba la labor de las autoridades contra ese delito.
Al tiempo que se hace una sobredimensionada exaltación de la acción mafiosa y se rodea de atributos a sus protagonistas, no hay ningún personaje que represente los valores de la sociedad, para establecer al menos un equilibrio y darle verosimilitud a su ficción. Se ignora que en nuestra historia real son muchos los héroes que han enfrentado con valentía el narcotráfico, incluso llegando a cumplir el reto axiológico de que nadie hace más por una causa que cuando ofrece su propia vida por ella. Sobre esas muertes está edificada nuestra dignidad, que se desconoce con producciones como estas que alimentan el estigma de los colombianos en el exterior.
Puede que al final, estos capos de pacotilla, reconstruidos a partir de muchos jefes mafiosos de la vida real, acaben mal, como han terminado éstos, y se corrobore que el crimen no paga. Lo lamentable es que mientras esto sucede, quizás en el último capítulo, van quedando en la retina de los colombianos, y en particular de niños y jóvenes, un montón de imágenes violentas, de mensajes sobre el encanto del dinero fácil y de los placeres y lujos que disfrutan los traquetos. En fin, de antivalores... cuando es posible ver otras opciones: niñas hermosas que quieren estudiar y salir adelante, jóvenes que se labran un futuro con base en un trabajo honesto y príncipes azules que no tienen que convertirse en sapos antes de conquistar a la mujer de su vida.
Es triste que los colombianos estemos viendo en horario prime time -antes de mandar a dormir a los niños- y en los dos canales de mayor sintonía, una sola cara de nuestra realidad y no los múltiples rostros de un país habitado por una inmensa mayoría de personas que le ha dicho No al poder corruptor del narcotráfico y que no está dispuesta a aceptar que el reencauche televisado de nuestras pesadillas, pretenda lograr lo que no pudieron los carteles: la postración moral y ética de los colombianos y de sus autoridades.
Tomado de:
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/narcos_como_protagonistas_de_tv/narcos_como_protagonistas_de_tv.asp?CodSeccion=9
No hay comentarios:
Publicar un comentario