El periodista es la persona (hombre o mujer) que se dedica a la difusión de noticias,informaciones, opiniones y al análisis de coyunturas sociales, políticas, económicas y culturales, en forma periódica, y utilizando medios escritos, de audio o imagen. Según diversos tratados y leyes vigentes en el mundo, el periodista es académico o autodidacta-práctico, que actúa con respeto a los códigos de ética, los derechos constitucionales y acata los cánones de responsabilidad social. La independencia y los valores ético-morales son los que intrínsecamente convierten al periodista en un valuarte en la lucha contra las diversas formas del crimen organizado o no. Por ende el relacionista público, el difusor de imagen personal o institucional o el ejecutor de libretos contrarios a la libertad de prensa o expresión, no es, ni podrá ser un periodista. El comunicador mercenario que utiliza los medios para la defensa de lo ilícito y se vale para ello del repudiable chantaje extorsivo o del ataque artero, es un ser despreciable y como tal nunca podrá aspirar a ser considerado como periodista, por mas que se esfuerce en demostrar que si lo es.
Los medios de comunicación generan un periodismo dividido, de acuerdo con la pirámide de opinión: El periodismo vertical puede ser de dos maneras: vertical ascendente, es el que llega desde el pueblo a la faz gubernamental, o vertical descendiente: desde los estratos gubernamentales al pueblo. El periodismo horizontal es el que produce su acción dentro de un solo estrato, sin que influya en las áreas superior e inferior. El periodismo vertical–horizontal, en cambio, no ataca a nadie, sino que va formando su opinión de manera horizontal, y converge o se mezcla con otra faz, la vertical, para actuar dentro de los sectores tanto superior como inferior.
Los medios masivos de comunicación son instrumentos técnicos – culturales capaces de integrarse a otros canales o formas de comunicación. La influencia que ejercen estará supeditada hacia nuevas formas de integración intracultural, ya que pueden comunicar lo que pasa en distintos puntos geográficos del mundo debido a la globalización de las informaciones vía las comunicaciones satelitales.
En este amplio espectro, el periodismo puede verse como una profesión que se ha creado merced a los adelantos tecnológicos y a la profusión de canales en las que participa: gráfica, radio, televisión e Internet. Es posible hallar, además, distintas especialidades que pueden ser de competencia de los periodistas, o bien, de profesionales en otras áreas interesados en el aspecto periodístico.
Los distintos enfoques que se puedan analizar del periodismo se basan en una integración de perspectivas analíticas, que ofrecen un concepto amplio y multifacético. La información publicada en los medios gráficos es cada vez más abundante y requiere de un tratamiento especial para jerarquizar su contenido. Esta demanda ha permitido el desarrollo de distintas especializaciones, entre ellos, el periodismo investigativo, cultural, científico, cinematográfico, etcétera.
Por periodismo se entiende la función social de recopilar, procesar y difundir por cualquier medio de comunicación una noticia de interés público, con la finalidad de informar y formar, así como también la de persuadir y entretener. El mensaje periodístico, aparte de ser un hecho comunicable en el más amplio sentido, cumple con la función formativa por los juicios de valor que se emiten. Otra finalidad es la recreación, abarcando diversos géneros: humorismo, ensayos, etcétera.
Así, pues, “el periodismo incluye comunicación por esencia, información por necesidad; formación por deseo de orientar; entretenimiento por naturaleza; y todo ello dentro de una área envolvente que incluye estilo, técnica y representación adecuada” (Acosta Montoro).
El pensamiento periodístico se recrea en una estructura global, de acuerdo con el grado de representatividad que ejercen la noticia, la información y la opinión. La noticia, es aquel hecho en que todos los medios se hacen eco por su importancia. La información, es un corpus en donde se desarrollan o se combinan ciertos elementos, por el cual, el lector interpretará de acuerdo con sus emociones o inquietudes. La opinión, en términos análogos, puede definirse como el concepto que tiene una persona acerca de un determinado tema por el sólo hecho de ser cuestionable. En este ámbito, entra en juego un aspecto moral, es decir, un reconocimiento de lo que se juzga, a veces, como bueno o malo, permisivo o no permitido, burdo o falaz, etcétera. Es imperioso reconocer que en materia de opiniones todos somos expertos. Opinamos de todo y, a veces, lo hacemos de una manera arbitraria. Para no ir a los extremos, será necesario que el periodista aprenda a construir la opinión de manera equitativa, con conocimiento de causa, con responsabilidad y sin ánimos subalternos.
La opinión pública es el resultado manifiesto de las diferentes opiniones de los hombres, sea cual fuere su condición social, ya que no debe estar ajeno al manejo individual ni colectivo de la conciencia popular.
Una noticia puede ser analizada desde distintas ópticas. Aunque los medios puedan dar la misma información, difiere en su tratamiento. La objetividad de un hecho queda supeditada a la interpretación de la realidad que haga el periodista, en un doble juego de la subjetividad, por la manipulación de su estructura lingüística.
Resulta importante reconocer que detrás de cada empresa periodística existen grupos financieros o de otra índole "quienes controlan la información" con el propósito de "crear" una "opinión pública favorable" a determinados intereses, los que tratan de imponer a la sociedad acorde con el objetivo que a su criterio define los aspectos sociales y políticos.
Los sistemas publicitarios, respaldados por grupos económicos privados y públicos ejercen cierta presión e inciden notablemente en lo que se publica, ya que de la publicidad dependerá el sustento económico del medio. Su objetivo principal es informar y persuadir a los lectores para adquirir los productos y servicios anunciados. En algunos casos un lector crítico puede detectar asociaciones tendenciosas entre la publicidad y las noticias recogidas en el informativo, así como publicidad encubierta.
Para comprender dicha influencia, es necesario analizar los modelos de ideología, que se pueden representar de acuerdo con el siguiente esquema: Moderada, establece una participación activa que se convalida mediante una opinión equilibrada, analizando con cautela los aspectos positivos y negativos de los hechos sociales, políticos, culturales, etcétera. Criteriosa, se muestran disconformes con casi todo lo que ocurre y proyectan su opinión en una crítica que puede ser moderada, o bien, a ultranza. Sensacionalista, los juicios de valor reflejados en su opinión pueden ser extremos, apocalípticos, con cierto desdén o meramente publicitarios. La finalidad es llamar la atención. Oficialista, la opinión no es constructiva, sino que lleva implícito un halago reiterado y constante al funcionario, político o régimen político de turno. Elitista, muestra una marcada tendencia que se sustrae a ideas conservadoras, en especial, las que se ven favorecidas por un determinado régimen capitalista. Partidista, responde a las bases ideológicas de un partido opositor o de algún sector político que tiene poca participación. En algunos casos, la opinión no es relevante y se transforma en una mera especulación. Populista, centra su atención en la representatividad de la fuerza popular y mantiene ideales con fuertes convicciones. Arribista, intenta influir en la opinión pública con una fuerza de choque, enraizada en una tendencia hacia el oportunismo o revancha política o personal.
A largo de la historia, el periodismo a cumplido roles importantes en beneficio de la sociedad, sin embargo, hubo épocas en que la venalidad fue la característica, como lo ocurrido durante el gobierno de la dupla mafiosa Fujimori-Montesinos hoy procesados por grave corrupción y crímenes de lesa humanidad, entonces periodistas académicos y medios de comunicación de la capital del país fueron comprados como si se tratara de vulgar mercancía para apuntalar un régimen antinacional, con lo que se desmiente la versión interesada de aquellos que sostienen que solo los periodistas “profesionales” o académicos no son corruptos y que solo los estudiados en las aulas universitarias o esuelas por correspondencia, pueden ejercer el periodismo. Periodistas notables y reconocidos en el Perú y el mundo son autodidactas-prácticos o profesionales de otras especialidades/áreas.
En la contraparte negativa, es entre los periodistas que se registra un alto grado de debilidad ética, encono, enemistad y ataques subalternos, quizá el periodismo sea la actividad donde sus integrantes se tratan como enemigos, salvo excepciones honrosas. Recién cuando alguien muere se pone de manifiesto toda una batería hipócrita que intenta cubrir las malas artes y los ataques arteros que en vida sufrieron. Eso fue lo que sucedió recientemente con la muerte del periodista Ernesto Alvarado Vásquez. Es urgente cambiar y ello dependerá de cada periodista, caso contrario la sociedad nos seguirá castigando con el desprecio y manteniendo en la marginalidad como sanción a nuestra mediocridad y abusos. El periodismo ético puede aportar al cambio social en le siglo XXI, la oportunidad esta planteada y no debemos desaprovecharla. Con información Ecoportal y Mail x Mail.
* Imagen: El periodismo investigativo una herramienta fundamental para la asepsia de la sociedad. Fuente: Internet.
Los medios de comunicación generan un periodismo dividido, de acuerdo con la pirámide de opinión: El periodismo vertical puede ser de dos maneras: vertical ascendente, es el que llega desde el pueblo a la faz gubernamental, o vertical descendiente: desde los estratos gubernamentales al pueblo. El periodismo horizontal es el que produce su acción dentro de un solo estrato, sin que influya en las áreas superior e inferior. El periodismo vertical–horizontal, en cambio, no ataca a nadie, sino que va formando su opinión de manera horizontal, y converge o se mezcla con otra faz, la vertical, para actuar dentro de los sectores tanto superior como inferior.
Los medios masivos de comunicación son instrumentos técnicos – culturales capaces de integrarse a otros canales o formas de comunicación. La influencia que ejercen estará supeditada hacia nuevas formas de integración intracultural, ya que pueden comunicar lo que pasa en distintos puntos geográficos del mundo debido a la globalización de las informaciones vía las comunicaciones satelitales.
En este amplio espectro, el periodismo puede verse como una profesión que se ha creado merced a los adelantos tecnológicos y a la profusión de canales en las que participa: gráfica, radio, televisión e Internet. Es posible hallar, además, distintas especialidades que pueden ser de competencia de los periodistas, o bien, de profesionales en otras áreas interesados en el aspecto periodístico.
Los distintos enfoques que se puedan analizar del periodismo se basan en una integración de perspectivas analíticas, que ofrecen un concepto amplio y multifacético. La información publicada en los medios gráficos es cada vez más abundante y requiere de un tratamiento especial para jerarquizar su contenido. Esta demanda ha permitido el desarrollo de distintas especializaciones, entre ellos, el periodismo investigativo, cultural, científico, cinematográfico, etcétera.
Por periodismo se entiende la función social de recopilar, procesar y difundir por cualquier medio de comunicación una noticia de interés público, con la finalidad de informar y formar, así como también la de persuadir y entretener. El mensaje periodístico, aparte de ser un hecho comunicable en el más amplio sentido, cumple con la función formativa por los juicios de valor que se emiten. Otra finalidad es la recreación, abarcando diversos géneros: humorismo, ensayos, etcétera.
Así, pues, “el periodismo incluye comunicación por esencia, información por necesidad; formación por deseo de orientar; entretenimiento por naturaleza; y todo ello dentro de una área envolvente que incluye estilo, técnica y representación adecuada” (Acosta Montoro).
El pensamiento periodístico se recrea en una estructura global, de acuerdo con el grado de representatividad que ejercen la noticia, la información y la opinión. La noticia, es aquel hecho en que todos los medios se hacen eco por su importancia. La información, es un corpus en donde se desarrollan o se combinan ciertos elementos, por el cual, el lector interpretará de acuerdo con sus emociones o inquietudes. La opinión, en términos análogos, puede definirse como el concepto que tiene una persona acerca de un determinado tema por el sólo hecho de ser cuestionable. En este ámbito, entra en juego un aspecto moral, es decir, un reconocimiento de lo que se juzga, a veces, como bueno o malo, permisivo o no permitido, burdo o falaz, etcétera. Es imperioso reconocer que en materia de opiniones todos somos expertos. Opinamos de todo y, a veces, lo hacemos de una manera arbitraria. Para no ir a los extremos, será necesario que el periodista aprenda a construir la opinión de manera equitativa, con conocimiento de causa, con responsabilidad y sin ánimos subalternos.
La opinión pública es el resultado manifiesto de las diferentes opiniones de los hombres, sea cual fuere su condición social, ya que no debe estar ajeno al manejo individual ni colectivo de la conciencia popular.
Una noticia puede ser analizada desde distintas ópticas. Aunque los medios puedan dar la misma información, difiere en su tratamiento. La objetividad de un hecho queda supeditada a la interpretación de la realidad que haga el periodista, en un doble juego de la subjetividad, por la manipulación de su estructura lingüística.
Resulta importante reconocer que detrás de cada empresa periodística existen grupos financieros o de otra índole "quienes controlan la información" con el propósito de "crear" una "opinión pública favorable" a determinados intereses, los que tratan de imponer a la sociedad acorde con el objetivo que a su criterio define los aspectos sociales y políticos.
Los sistemas publicitarios, respaldados por grupos económicos privados y públicos ejercen cierta presión e inciden notablemente en lo que se publica, ya que de la publicidad dependerá el sustento económico del medio. Su objetivo principal es informar y persuadir a los lectores para adquirir los productos y servicios anunciados. En algunos casos un lector crítico puede detectar asociaciones tendenciosas entre la publicidad y las noticias recogidas en el informativo, así como publicidad encubierta.
Para comprender dicha influencia, es necesario analizar los modelos de ideología, que se pueden representar de acuerdo con el siguiente esquema: Moderada, establece una participación activa que se convalida mediante una opinión equilibrada, analizando con cautela los aspectos positivos y negativos de los hechos sociales, políticos, culturales, etcétera. Criteriosa, se muestran disconformes con casi todo lo que ocurre y proyectan su opinión en una crítica que puede ser moderada, o bien, a ultranza. Sensacionalista, los juicios de valor reflejados en su opinión pueden ser extremos, apocalípticos, con cierto desdén o meramente publicitarios. La finalidad es llamar la atención. Oficialista, la opinión no es constructiva, sino que lleva implícito un halago reiterado y constante al funcionario, político o régimen político de turno. Elitista, muestra una marcada tendencia que se sustrae a ideas conservadoras, en especial, las que se ven favorecidas por un determinado régimen capitalista. Partidista, responde a las bases ideológicas de un partido opositor o de algún sector político que tiene poca participación. En algunos casos, la opinión no es relevante y se transforma en una mera especulación. Populista, centra su atención en la representatividad de la fuerza popular y mantiene ideales con fuertes convicciones. Arribista, intenta influir en la opinión pública con una fuerza de choque, enraizada en una tendencia hacia el oportunismo o revancha política o personal.
A largo de la historia, el periodismo a cumplido roles importantes en beneficio de la sociedad, sin embargo, hubo épocas en que la venalidad fue la característica, como lo ocurrido durante el gobierno de la dupla mafiosa Fujimori-Montesinos hoy procesados por grave corrupción y crímenes de lesa humanidad, entonces periodistas académicos y medios de comunicación de la capital del país fueron comprados como si se tratara de vulgar mercancía para apuntalar un régimen antinacional, con lo que se desmiente la versión interesada de aquellos que sostienen que solo los periodistas “profesionales” o académicos no son corruptos y que solo los estudiados en las aulas universitarias o esuelas por correspondencia, pueden ejercer el periodismo. Periodistas notables y reconocidos en el Perú y el mundo son autodidactas-prácticos o profesionales de otras especialidades/áreas.
En la contraparte negativa, es entre los periodistas que se registra un alto grado de debilidad ética, encono, enemistad y ataques subalternos, quizá el periodismo sea la actividad donde sus integrantes se tratan como enemigos, salvo excepciones honrosas. Recién cuando alguien muere se pone de manifiesto toda una batería hipócrita que intenta cubrir las malas artes y los ataques arteros que en vida sufrieron. Eso fue lo que sucedió recientemente con la muerte del periodista Ernesto Alvarado Vásquez. Es urgente cambiar y ello dependerá de cada periodista, caso contrario la sociedad nos seguirá castigando con el desprecio y manteniendo en la marginalidad como sanción a nuestra mediocridad y abusos. El periodismo ético puede aportar al cambio social en le siglo XXI, la oportunidad esta planteada y no debemos desaprovecharla. Con información Ecoportal y Mail x Mail.
* Imagen: El periodismo investigativo una herramienta fundamental para la asepsia de la sociedad. Fuente: Internet.
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