sábado, 23 de mayo de 2009

Gobierno aprista y corrupción: una licitación que involucra a Alan García

Alan García hace propaganda por la lucha anticorrupción, pero hace todas las maniobras posibles para evitar que sonados casos de corrupción que involucran a su entorno y persona no sean investigados. Foto Internet

Un especialista en carreteras y licitaciones me informa que el Decreto de Urgencia número 052-2009 esconde una ratería más.

Ese decreto destina la suma de quinientos once millones, quinientos setenta y cuatro mil doscientos setenta y tres (511’574,273.00) nuevos soles para “el Mejoramiento de la Avenida Néstor Gambetta-Callao”.

El decreto fue publicado hace unos pocos días en “El Peruano” con este título inequívoco: “Declaran de necesidad nacional el Proyecto de Mejoramiento de la Avenida Néstor Gambetta-Callao, que incluye el acceso al Terminal Portuario del Callao, y dictan medidas extraordinarias”.

Claro, las medidas extraordinarias y “la necesidad pública” son para saltarse “las trabas burocráticas”, puentear a la Contraloría y apurar trámites y obra. ¡No vaya a ser que alguien frustre el negocio!

El especialista me explica que el costo del proyecto llegaría apenas a los 100 millones de soles. Lo que significaría, de comprobarse todo esto (y se puede comprobar si el Congreso se pone los pantalones), que alguien pretendería darle un zarpazo de 400 millones a los dineros públicos (centavos más, centavos menos).

El anuncio de la obra lo hizo Alan García Pérez el último sábado de abril. Tenía un vaso de cerveza en la mano y brindó con su socio en esta nueva aventura: Alex Kouri. Dijo que la obra, que se llamará Autopista Néstor Gambetta, estará lista a fines del 2010. Lo que no dijo es que, a pesar de que casi la mitad del presupuesto del proyecto procede del gobierno central, la ejecución de la obra se encarga, en exclusiva, al gobierno regional del Callao que preside el señor Kouri, el mismo de Convial, el mismo de los terrenos de Ventanilla vendidos a su propio abogado, el mismo de siempre.

A continuación extraigo las observaciones técnicas de mi fuente (que, en otras ocasiones, ha dado en el clavo denunciando porquerías próximas al alanismo).

De acuerdo con los planos satelitales, la avenida Gambetta comienza en el óvalo con la avenida Argentina.

Desde el llamado Puerto Callao, a lo largo de dos kilómetros y 400 metros, es una avenida de dos pistas con dos vías en cada una. Es decir, tiene todas las características de una autopista.

A partir de esos dos kilómetros y 400 metros, la Gambetta se convierte en una pista de sólo dos vías. Ese tramo angosto cruza el río Chillón y llega hasta el Óvalo 200 Millas. La longitud de ese tramo angosto es de seis kilómetros y 310 metros.

A partir del Óvalo 200 Millas, la Gambetta retoma las características de una autopista. La distancia entre el Puerto Callao y la carretera Panamericana norte, siguiendo el alineamiento de la avenida Néstor Gambetta, es exactamente de 25 kilómetros y 360 metros.

En resumen, entre Puerto Callao y la Panamericana norte ya existe una autopista de más de 18 kilómetros. Sólo 6 kilómetros y 310 metros no son autopista. Y como el Decreto de Urgencia 052 habla sólo de “Mejoramiento de la Avenida Néstor Gambetta” resulta obvio que la inversión tiene que ver, básicamente, con los 6 kilómetros y 310 metros que tienen dos vías.

En todo caso, no se trata de “construir” una autopista –como mentirosamente difundió la agencia Andina el día del brindis de García con Kouri- sino de MEJORAR la existente.

Ahora bien, si se trata de ponerle precio a las cosas, situémonos en el referente más ladrón que podamos imaginar. Ese referente se llama Carretera Interoceánica del Sur.

Por cada kilómetro de Interoceánica, los constructores han cobrado un millón de dólares. Como lo que han hecho es una pista de dos vías y lo que se quiere con la Néstor Gambetta es una autopista de cuatro vías –dos por cada lado-, multipliquemos por dos el presupuesto de la carretera selvática.

Eso nos lleva a dos millones de dólares por kilómetro (precios de selva para el Callao). Si multiplicamos dos millones por siete kilómetros (en realidad son 6 kilómetros y 300 metros), llegaremos a la suma de 14 millones de dólares (es decir, 42 millones de soles).

Pero supongamos que a García y a Kouri les da por la grandeza y no quieren MEJORAR sino construirlo todo, de cabo a rabo. En ese caso, no previsto en el mismo decreto que habla sólo de MEJORAMIENTO, aun en ese caso extremo estaríamos hablando de 25 kilómetros de autopista a dos millones de dólares el kilómetro, es decir no más de 150 millones de soles (y esto, repito: a precios de Interoceánica).

Supongamos una fila india de imponderables ambientales e ingenieriles, una procesión de tropiezos por la mala calidad del suelo, la demora de las maquinarias, las expropiaciones que tendrán que hacerse, el error de un calculista y hasta la impensable lluvia atípica que ablandó los terrenos que hubo que reforzar: ¡cien millones más!

Aun en ese caso meramente hipotético y deliciosamente voraz, estaríamos hablando de 250 y no de 511 millones de soles.

Alguien quiere robar. Alguien ya está robando. Algunos están asegurando el futuro de sus menores hijos (o de los que vendrán).

Alguien puede decir que en este cálculo generoso no se consigna la parte subterránea del proyecto.

En efecto, con gran pompa el señor Kouri, socio del doctor García, dijo ante la prensa turulata que la remodelada autopista Gambetta pasaría por debajo de la segunda pista de aterrizaje del aeropuerto Jorge Chávez. Lo que no dijo es que la pista aeroportuaria tiene 45 metros de ancho y que bastarían cien metros de subterraneidad para solucionar el problema.

Pero no importa, sigamos siendo manirrotos. Añadamos a los 250 millones de soles generosísimamente calculados, otros diez millones de dólares inverosímiles y sinvergüenzas (estilo Convial) para el tramo bajo tierra. Tendríamos 280 millones de soles.

Aunque le pongamos diamantes y aire acondicionado, al proyecto García-Kouri le sobra una millonada de pura y vulgar estafa.

Ahora sí resulta coherente el nombramiento de Fuad Khoury en la Contraloría. Ahora sí se explica el apuro para su incorporación. Este “facilitador de inversiones”, este contralor de Edelnor que fue parte del fraude tributario de esa empresa entre 1994 y 1998 resulta, a la luz de hechos como el que hemos narrado, el “Contralor ad-hoc” para García y sus ventanilleros.

¿Hará algo el Congreso? ¿Se atreverá algún respetable parlamentario a fijarse en este escándalo?

Tomado de:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=38929

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