Un supuesto miembro de una pandilla es detenido por miembros del ejército mexicano durante una patrulla en Ciudad Juárez, el domingo 19 de abril del 2009. El presidente felipe Calderón ha movilizado a los militares para combarir el narcotráfico.
La manera en la que el presidente de México, Felipe Calderón, ha enfrentado la economía y su batalla contra los narcotraficantes le han ganado un alto porcentaje de aprobación en las encuestas de opinión.
En marzo la aprobación llegó al 68 por ciento, el nivel más elevado desde que asumió el poder en diciembre del 2006, antes de caer al 65 por ciento en abril, según una encuesta mensual de Consulta Mitofsky de la Ciudad de México.
Las enérgicas medidas tomadas por Calderón han reducido la violencia por el narcotráfico. En Ciudad Juárez, donde en el 2008 había hasta 10 asesinatos al día, la policía reportó uno o dos en abril.
Nadie puede acusar a Calderón de ser blando con el narcotráfico. Días después de asumir la presidencia en diciembre del 2006, asignó 7,000 agentes federales a las zonas del ''narco'' en el norte del país, donde están Ciudad Juárez, Matamoros, Reynosa y Tijuana. Desde entonces ha desplegado más de 40,000 militares para que ayuden a la policía local.
Los carteles han desafiado al ejército con una violencia salvaje. En Monterrey, el centro industrial de México, narcotraficantes torturaron y mataron a nueve soldados en octubre. En diciembre, las cabezas de nueve miembros del ejército y un ex jefe de policía fueron encontradas en una bolsa de plástico cerca de una tienda Sam's Club en la ciudad de Chilpancingo, en el estado de Guerrero.
Los asesinatos se han vuelto tan comunes que los diarios relegan la información sobre el hallazgo de pilas de cadáveres a las páginas interiores.
Los cárteles, fuertemente armados, se han vuelto más poderosos que la policía local, declaró a Bloomberg News en diciembre, Eduardo Medina Mora, procurador de la República. En el 2008 las bandas criminales ganaron $17,200 millones con la venta de heroína, cocaína, marihuana y metanfetamina a usuarios estadounidenses, según el informe National Drug Threat Assessment 2009 del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
La violencia ha penetrado en el corazón de la comunidad empresarial de México. El asesinato en el 2006 de Marcelo Garza y Garza, jefe de la agencia de investigación del estado de Nuevo León, desencadenó una espiral de actos violentos en Monterrey, la capital del estado.
El año pasado la ciudad, sede de Cemex SAB, la tercera empresa de cemento más grande del mundo, y de la embotelladora de Coca-Cola Fomento Económico Mexicano SAB, fue presa del pánico tras una serie de tiroteos y secuestros de empresarios.
''Hace un año había una psicosis en la ciudad. Muchos pensaban que el automóvil que iba detrás de ellos por la noche estaba lleno de gente que planeaba secuestrarlos'', afirmó el director general de Cemex, Lorenzo Zambrano.
Zambrano, de 65 años, indicó que la ola de crímenes cedió en los primeros meses de este año. ''La gente está mucho más calmada ahora'', añadió. ``El ejército es crucial en esta campaña, porque es la única institución gubernamental grande que no está corrupta''.
En todo México, la comunidad empresarial ha mostrado su apoyo a Calderón negándose a retirarse de la frontera. Una de las mayores empresas del país, Grupo Modelo SAB de la Ciudad de México, fabricante de la cerveza Corona, sigue adelante con su plan de construir una fábrica por $600 millones en Piedras Negras, al otro lado del Río Grande frente a Eagle Pass, Texas.
''Vemos a un presidente que está muy decidido a que las cosas tienen que cambiar'', indicó el director general de Grupo Modelo, Carlos Fernández, de 42 años. ``Es un asunto que todos necesitamos atender''.
Calderón ha recordado a los funcionarios visitantes de EEUU que el crimen y la corrupción generados por el narcotráfico son responsabilidad de ambos lados de la frontera.
''¿Cómo se explican un mercado tan grande de drogas como el de Estados Unidos --el más grande del mundo-- sin la corrupción de ciertas autoridades en Estados Unidos?'', preguntó Calderón en marzo.
A mediados de abril el presidente Barack Obama se reunió con Calderón en la Ciudad de México para idear una estrategia conjunta para combatir los cárteles de la droga.
''No voy a pretender que esta sea la responsabilidad exclusiva de México'', declaró Obama en una conferencia de prensa el 16 de abril. ``Tenemos que combatir el consumo de droga en nuestras ciudades. Tenemos que frenar el flujo de armas y dinero hacia el sur''.
En Ciudad Juárez, las tropas mexicanas desplazaron al cuerpo de policía local, conformado por 1,600 agentes, muchos de los cuales se encontraban en la nómina de los cárteles, aseguró el presidente municipal de Ciudad Juárez José Reyes Ferriz. Otros estaban demasiado atemorizados para realizar su labor, dijo desde sus oficinas, en donde tres guardias armados vigilan la puerta y otros tres, los pasillos.
El presidente municipal dice que ha recibido cuatro amenazas de muerte ''serias''. Roberto Orduña, jefe de policía de Ciudad Juárez, renunció en marzo después de que una banda de narcotraficantes conocida como La Línea cumplió su amenaza de que si no renunciaba, mataría a algunos de sus oficiales. En 48 horas dos policías fueron asesinados afuera de sus casas cuando salían rumbo al trabajo.
Fue entonces cuando Reyes Ferriz decidió aceptar la oferta de Calderón de militarizar su ciudad.
Tomado de:
http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/v-fullstory/story/448483.html
La manera en la que el presidente de México, Felipe Calderón, ha enfrentado la economía y su batalla contra los narcotraficantes le han ganado un alto porcentaje de aprobación en las encuestas de opinión.
En marzo la aprobación llegó al 68 por ciento, el nivel más elevado desde que asumió el poder en diciembre del 2006, antes de caer al 65 por ciento en abril, según una encuesta mensual de Consulta Mitofsky de la Ciudad de México.
Las enérgicas medidas tomadas por Calderón han reducido la violencia por el narcotráfico. En Ciudad Juárez, donde en el 2008 había hasta 10 asesinatos al día, la policía reportó uno o dos en abril.
Nadie puede acusar a Calderón de ser blando con el narcotráfico. Días después de asumir la presidencia en diciembre del 2006, asignó 7,000 agentes federales a las zonas del ''narco'' en el norte del país, donde están Ciudad Juárez, Matamoros, Reynosa y Tijuana. Desde entonces ha desplegado más de 40,000 militares para que ayuden a la policía local.
Los carteles han desafiado al ejército con una violencia salvaje. En Monterrey, el centro industrial de México, narcotraficantes torturaron y mataron a nueve soldados en octubre. En diciembre, las cabezas de nueve miembros del ejército y un ex jefe de policía fueron encontradas en una bolsa de plástico cerca de una tienda Sam's Club en la ciudad de Chilpancingo, en el estado de Guerrero.
Los asesinatos se han vuelto tan comunes que los diarios relegan la información sobre el hallazgo de pilas de cadáveres a las páginas interiores.
Los cárteles, fuertemente armados, se han vuelto más poderosos que la policía local, declaró a Bloomberg News en diciembre, Eduardo Medina Mora, procurador de la República. En el 2008 las bandas criminales ganaron $17,200 millones con la venta de heroína, cocaína, marihuana y metanfetamina a usuarios estadounidenses, según el informe National Drug Threat Assessment 2009 del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
La violencia ha penetrado en el corazón de la comunidad empresarial de México. El asesinato en el 2006 de Marcelo Garza y Garza, jefe de la agencia de investigación del estado de Nuevo León, desencadenó una espiral de actos violentos en Monterrey, la capital del estado.
El año pasado la ciudad, sede de Cemex SAB, la tercera empresa de cemento más grande del mundo, y de la embotelladora de Coca-Cola Fomento Económico Mexicano SAB, fue presa del pánico tras una serie de tiroteos y secuestros de empresarios.
''Hace un año había una psicosis en la ciudad. Muchos pensaban que el automóvil que iba detrás de ellos por la noche estaba lleno de gente que planeaba secuestrarlos'', afirmó el director general de Cemex, Lorenzo Zambrano.
Zambrano, de 65 años, indicó que la ola de crímenes cedió en los primeros meses de este año. ''La gente está mucho más calmada ahora'', añadió. ``El ejército es crucial en esta campaña, porque es la única institución gubernamental grande que no está corrupta''.
En todo México, la comunidad empresarial ha mostrado su apoyo a Calderón negándose a retirarse de la frontera. Una de las mayores empresas del país, Grupo Modelo SAB de la Ciudad de México, fabricante de la cerveza Corona, sigue adelante con su plan de construir una fábrica por $600 millones en Piedras Negras, al otro lado del Río Grande frente a Eagle Pass, Texas.
''Vemos a un presidente que está muy decidido a que las cosas tienen que cambiar'', indicó el director general de Grupo Modelo, Carlos Fernández, de 42 años. ``Es un asunto que todos necesitamos atender''.
Calderón ha recordado a los funcionarios visitantes de EEUU que el crimen y la corrupción generados por el narcotráfico son responsabilidad de ambos lados de la frontera.
''¿Cómo se explican un mercado tan grande de drogas como el de Estados Unidos --el más grande del mundo-- sin la corrupción de ciertas autoridades en Estados Unidos?'', preguntó Calderón en marzo.
A mediados de abril el presidente Barack Obama se reunió con Calderón en la Ciudad de México para idear una estrategia conjunta para combatir los cárteles de la droga.
''No voy a pretender que esta sea la responsabilidad exclusiva de México'', declaró Obama en una conferencia de prensa el 16 de abril. ``Tenemos que combatir el consumo de droga en nuestras ciudades. Tenemos que frenar el flujo de armas y dinero hacia el sur''.
En Ciudad Juárez, las tropas mexicanas desplazaron al cuerpo de policía local, conformado por 1,600 agentes, muchos de los cuales se encontraban en la nómina de los cárteles, aseguró el presidente municipal de Ciudad Juárez José Reyes Ferriz. Otros estaban demasiado atemorizados para realizar su labor, dijo desde sus oficinas, en donde tres guardias armados vigilan la puerta y otros tres, los pasillos.
El presidente municipal dice que ha recibido cuatro amenazas de muerte ''serias''. Roberto Orduña, jefe de policía de Ciudad Juárez, renunció en marzo después de que una banda de narcotraficantes conocida como La Línea cumplió su amenaza de que si no renunciaba, mataría a algunos de sus oficiales. En 48 horas dos policías fueron asesinados afuera de sus casas cuando salían rumbo al trabajo.
Fue entonces cuando Reyes Ferriz decidió aceptar la oferta de Calderón de militarizar su ciudad.
Tomado de:
http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/v-fullstory/story/448483.html
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