sábado, 21 de junio de 2008

Rendiciones y desbandes

Los hechos ya son conocidos, sus causas no. La derrota y desbande de cientos de policías en Moquegua mientras su general al mando era capturado en circunstancias humillantes, es un hecho que no tiene precedentes conocidos. Es cierto que el conflicto se solucionó finalmente sin que se produjeran muertes, pero el efecto corrosivo del desplome policial en Moquegua tendrá probables repercusiones en otras situaciones de crisis social.

IDL-SC presenta ahora un conjunto de hechos no conocidos o poco conocidos, que pueden ayudar a explicar o poner en perspectiva lo que sucedió. Antes de hacerlo, es necesario decir que, al margen de las causas y circunstancias de la masiva protesta en Moquegua, lo que sucedió el 16 de junio ha sido profundamente nocivo para la gobernabilidad democrática en el Perú. Cuando la Policía es desbandada y humillada por civiles iracundos, el concepto mismo del Estado como expresión de un contrato social democrático es puesto en cuestión. El monopolio estatal en el uso legal de la fuerza resulta abrogado, así sea momentáneamente; por fortuna, sin víctimas mortales en este caso, pero el precedente puede dar pie a episodios peores.

La cadena de desaciertos que hizo crisis en el puente Montalvo, se inició en la pésima previsión y manejo de conflictos sociales de este Gobierno, que ha desbaratado los comités de crisis y la unidad de conflictos que antes tuvo el Ministerio del Interior y luego la oficina del primer ministro; y que además demuestra un mal uso reiterado de la inteligencia que sí tiene; que suele iniciar los conflictos con una necia arrogancia para después terminar haciendo todo lo que dijeron que no harían.

IDL-SC se va a centrar exclusivamente en lo que concierne a la acción y desempeño policiales, teniendo como referencia las medidas, decisiones y sobre todo, indecisiones y desaciertos del ministro Alva Castro. Tomamos como premisa que los lectores de este informe tienen ya una información por lo menos básica sobre lo que sucedió, y por eso habrá solo un mínimo de trasfondo en la descripción puntual de los hechos.


El comando.- En este caso de decapitación de comando, es importante conocer cuál era la relación entre los jefes policiales.

El general Alberto Jordán, jefe de la XI Región Policial, de Arequipa, fue el encargado del despeje y desbloqueo de la carretera en Moquegua. Jordán proviene del código uno, es decir, de la ex Guardia Civil, mientras que el director general de la PNP, general Octavio Salazar, es un código 3, de la ex Guardia Republicana. Al margen de las competencias intra institucionales, la relación personal entre ambos generales, desde que Jordán era jefe policial del Callao y Salazar de Lima, no parece haber sido de lo mejor. De hecho, pese a que el presidente regional del Callao, Alex Kouri, pidió que Jordán permanezca en el Callao, Salazar, que acababa de asumir la dirección general, lo destinó a Arequipa, que, hay que decirlo, no es un mal destino.

Pese a haber sido jefe del SUAT (Sub Unidad de Acciones Tácticas) en una ocasión, Jordán no era conocido como un policía particularmente operativo. Su habilidad más saltante parece haber sido la de relaciones públicas e interinstitucionales. Tuvo varias responsabilidades de prensa e informaciones a lo largo de su carrera.


Planteado el conflicto en Moquegua, Jordán recibió la orden de hacerse cargo de las operaciones de desalojo. La secuencia de hechos fue la siguiente: - El 15 de junio recibió una orden telefónica del director general de la PNP para “desbloquear la CPS (carretera panamericana sur) en los puntos críticos que permanecen bloqueados desde hace siete días”. La orden describía el número de policías que viajarían a Moquegua para participar en el desalojo (300 Dinoes y 400 Use Lima). Se le indicaba que se contaría con dos aviones Antonov de la Policía, dos aviones de la FAP (un Hércules y un Boeing) y un avión de 20 pasajeros del EP para el transporte. Se le ordenaba también, bajo responsabilidad, que el personal policial “no llevara armas de fuego, ni de puño, ni armas largas, ni escopeta”.

- La misma orden, que la Policía no llevara armas de fuego, le había sido comunicada verbalmente a Jordán poco antes por el ministro del Interior Luis Alva Castro, según declaró Jordán a IDL-SC.

- Al final, las unidades policiales que Jordán tuvo bajo sus órdenes fueron las siguientes: - 12 oficiales y 195 suboficiales de la Diroes, de Lima, bajo el mando de los coroneles Martínez y Vidal;

- 5 oficiales y 292 suboficiales de la USE de Lima. Esta unidad llegó a Tacna y se trasladó por tierra a Moquegua;

- 7 oficiales y 98 suboficiales de la USE de la XI Dirección Territorial de Arequipa, que fueron puestos como reserva táctica;

- 3 oficiales y 50 suboficiales de la Dirtepol Puno;

- 3 oficiales y 100 suboficiales de la USE Arequipa, al mando del comandante Jorge Briones.

- Es decir, había 30 oficiales y 735 suboficiales para las acciones directas de desalojo. Un número sin duda considerable cuando se trata de una fuerza disciplinada y organizada.

- En cuanto al armamento y otros medios, disponían de los siguiente: . Cada policía llevaba cuatro granadas lacrimógenas;
. Cada escopetero (con escopeta para lanzar solo bombas lacrimógenas), llevaba 12 granadas. . Las granadas en su gran mayoría pertenecían a un lote prestado por la Policía de Ecuador.
. Parecen haber sido excepcionalmente malas. “Soltaban el gas como la lámpara de Aladino”, dice Jordán. La mayor parte de los policías agotó sus granadas rápidamente.
. Además, los policías estaban equipados con las varas de goma y los escudos. Las primeras no pudieron competir en absoluto con los largos garrotes que llevó una nutrida tropa de “reservistas”, que atacó agresivamente a la Policía.
. En términos de entrenamiento en formaciones de aproximación, choque y técnicas de confrontación, la preparación de los Policías era, al decir de varias fuentes calificadas, más que deficiente, virtualmente inexistente. La clamorosa falta de entrenamiento, que hasta ahora se ha hecho particularmente evidente en los accidentes y el mal uso de armas de fuego, se evidenció aquí en el ámbito del control de disturbios.
. Otra deficiencia crucial del contingente policial estuvo dada en las comunicaciones. En efecto, no había comunicación radial entre ninguno de los policías que operaban. Solo se podían comunicar individualmente entre sí a través del celular, si sabían los números de sus colegas. Entonces, cuando hubo que dar órdenes colectivas instantáneas, no existió capacidad de hacerlo.
. Es decir, que pese a su número, el contingente policial estaba mal equipado, dependiendo casi exclusivamente de una dotación exigua de granadas lacrimógenas que resultaron deficientes; sin entrenamiento, además, y sin comunicaciones.
. Respecto a las armas de fuego, una fuente cercana al director general de la PNP, Octavio Salazar, indica que la Diroes sí tuvo una reserva armada, y que gracias a eso se pudo retirar en orden. Hay quienes disputan este aserto.

- El 15 de junio, el jefe de operaciones policiales de la PNP, general Julio Vergara, dirigió una orden telefónica a Jordán, en la que aprobaba la orden de operaciones, “Restablecimiento del orden público Moquegua 2008” que debía ejecutarse en el proverbial “Día D a horas H”, “previa coordinación” de Jordán con el propio Vergara.

- En la misma fecha, el propio Vergara remitió otra orden indicando que Jordán, por “disposición del señor general PNP director de la Policía Nacional del Perú” debía formar una “fuerza de reserva de control territorial sur” de mil hombres. Ordenaba, para ese efecto, que el jefe policial de Cuzco, por ejemplo, pusiera a disposición a 50 efectivos del grupo “Kallpas”, como refuerzo adicional. Extrañamente, Vergara ordenaba replicar “el dispositivo que se formuló y ejecutó para la ‘V Cumbre ALCUE 2008’, sin explicar qué tenía que ver lo uno con lo otro.

Lo visto hace evidente que el Gobierno en su conjunto había dispuesto el desbloqueo a la fuerza en Moquegua y había comprometido no solo recursos de la PNP sino de la Fuerza Armada, para el transporte, en ese empeño.

- Jordán estableció su puesto de mando en Moquegua. El plan de desbloqueo debía ejecutarse a las 3 de la mañana del día 16 de junio. Hacia la medianoche, ya estaba en posición un buen número de policías.

- Jordán, que quería evitar víctimas, había tratado de lograr un desalojo pacífico y parte de los dirigentes había pedido más tiempo. Luego, hacia las dos de la mañana, Jordán parece haber constatado que iba a enfrentar una oposición mucho más dura que la prevista. Se comunicó con el general Octavio Salazar para decirle que era mejor esperar. “Tienes que hacerlo esta noche” le habría contestado Salazar. “Yo dije, no puedo, tengo que dialogar” indica Jordán. Y se fue a dialogar, dando órdenes que no se actuara en la hora prevista y que, especialmente, no se detonaran granadas lacrimógenas.

- En la parroquia, junto con el cura Martín Ayala, a las 8 de la mañana, le comunicaron que unidades de la Policía habían contravenido sus órdenes e iniciado acciones. El comandante Jorge Briones le indicó que la disposición había sido ejecutada por el coronel Vidal, jefe del contingente Dinoes, después, según le dijo, de haber recibido una llamada de la dirección general de Lima. Mientras tanto, durante la mañana, había crecido muchísimo el número y la agresividad de los manifestantes.

- Fuentes cercanas al general Octavio Salazar niegan que él haya dado esa orden. Indican que el coronel Vidal tuvo que actuar al verse rodeado por los manifestantes, para lograr la retirada. Además, dice la misma fuente al general Jordán, “nadie lo envió a dialogar sino a desalojar”.

- A partir de ese momento, el desenlace devino rápidamente colapso. Mientras Jordán marchaba con 40 policías que, luego de tratar de refugiarse en la cima de una colina, fueron rodeados y prontamente reducidos, pese a los llamados de Jordán pidiendo ser rescatado por el helicóptero policial, los otros contingentes policiales retrocedieron, algunos con cierto orden y otros sin guardar la formación. La movilización de miles de personas, barrió con la presencia policial.

- Luego que se supo que Jordán había sido hecho prisionero por los manifestantes, se perdió toda línea de comando, se anuló la comunicación y la retirada se convirtió en varios casos en un desbande.

- El contingente Diroes fue hecho retroceder por casi 20 kilómetros. Se retiraron con un cierto orden, igual que alguna de las unidades USE. Eso no sucedió con todos.

- De acuerdo con un informe de la Policía de ese mismo día, un grupo de 180 policías huyó hacia Arequipa, perseguidos por cerca de dos mil manifestantes.

- A las 8 y 20 de la noche, un grupo de 56 Dinoes llegó en retirada a Tacna, a bordo de un camión particular. Dieciséis policías estaban heridos.
- Entre tanto, Jordán y los otros policías pasaron del peligro y la humillación a quedar presos mientras se discutía y negociaba en Lima el fin del conflicto.

Esos son los hechos. Las lecciones son múltiples. Tuvo que desencadenarse una crisis tan peligrosa para que el gobierno decidiera hacer lo que debió hacer desde el principio: discutir el problema y negociar una solución justa.

Pero en lo que concierne a la acción de la Policía y del Ministerio del Interior, las lecciones son claras, directas y dramáticas. Aunque las fuentes cercanas al general Octavio Salazar indican que la operación fracasó “por la captura de Jordán”, lo cierto es que el desenlace reveló clamorosas fallas de entrenamiento, organización, línea de comando, equipamiento, comunicaciones y disciplina: es decir, lo que define a una fuerza organizada.

Una policía en desbandada es lo que menos conviene a una sociedad democrática, especialmente en la circunstancia actual en Latinoamérica. Hacer frente a esa situación potencialmente muy grave, es un asunto que no solo es de gobierno sino de Estado. Hay que tener un ministro del Interior competente, sin más; y hay que hacer los esfuerzos de fondo y no de cosmética y publicidad, para tener una Policía disciplinada, entrenada, equipada y, sobre todo, bien dirigida.

*Imágenes: 1) Alva Castro tratando de explicar lo ocurrido en Moquegua. 2) General Alberto Jordán luego de su liberación. 3) Policías heridos y secuestrados

Tomado de:
http://www.seguridadidl.org.pe/destacados/2008/20-06/moquegua.htm

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